Claudia Rodríguez
Es cierto que quienes más requieren regresar a la cotidianidad de su vida, son todos aquellos que perdieron casi todo su patrimonio luego de los sismos que nos han aquejado este septiembre en el sur y zona centro del país. Es claro que quienes perdieron uno o más familiares por las consecuencias destructivas de los movimientos telúricos recientes, la normalidad es algo lejano. Y para quienes hemos sufrido desalojos, también se advierte que tenemos cierta incertidumbre pero la emergencia no es grave.
Los sismos que han asolado a decenas de ciudades y poblados en México, fueron causa también para que miles y miles de mexicanos y otros tantos extranjeros, nos movilizáramos para que de mucho o de poco aportáramos para aliviar un tanto, lo que los terremotos arrancaron a los afectados.
Desde el mismo viernes 9 de septiembre y luego a la tarde del 19 de septiembre, la ayuda de todo tipo –víveres, herramientas, tiendas de campaña, medicinas pero sobre todo fuerza humana–, fluyó como ríos convergentes que intentaban llevar hasta poblados o inmuebles específicos destruidos, la fuerza solidaria y humanitaria de muchos hombres y mujeres.
Sin embargo, esos apoyos empiezan de apoco a disminuir, tal vez por distintos factores.
Quizá porque otra vez, y pese a todo, algunos gobiernos se intentan apropiar de la ayuda que la sociedad civil aporta en especie o en dinero.
También porque el dinero de quienes están apoyando de una o varias maneras, puede no estar rindiendo ya de la misma manera que hace unos cuantos días.
Pero sobre todo, porque la mayoría de todos quienes vivimos esos sismos y hemos perdido algo, queremos de manera vehemente ir recobrando algo de lo que pueda ser denominado normalidad. Vivir en emergencia nos hace sentir vulnerables y es por eso se tiene ese sentimiento de apurar la reconstrucción, como si eso nos devolviera lo que se llevó.
Sólo hay que ver los centros de acopios que apenas cinco o seis días rebozaban de apoyo, hoy la mayoría de estos están desiertos.
Lo peor de todo, es que la mayoría sabemos que la ayuda a los damnificados debe extenderse aún más y el proceso de reconstrucción será largo, pero es también el momento de entregarle la batuta a gobiernos y funcionarios que se vieron rebasados por la organización espontánea de la sociedad civil.
Acta Divina… El mandatario mexicano, Enrique Peña Nieto, llamó a enfrentar los fenómenos naturales con unidad, solidaridad y corresponsabilidad, especialmente para las poblaciones que resultaron más afectadas por los sismos de septiembre.
Para advertir… Con llamado o sin llamado de Peña Nieto, la unidad estuvo presente.
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