Mauricio Carrera
“Estaba acostada sobre una toalla blanca, indiferente al pudor y al recato, roja de la piel. Yo llevaba varios días con la idea de casarme con ella. Era tiempo de sentar cabeza. No era pasión lo que sentía.
Lo sentí al verla desnuda en el jardín. Yo la deseaba, ella sólo deseaba broncearse. Siempre deseaba algo más. Viajar y no hacer el amor.
Escribir y no hacer el amor. Contemplar la lluvia y no hacer el amor.
Le pregunté, para tantear el terreno, su opinión sobre el matrimonio.
—Es como estar en Alcatraz o en Sing Sing; como estar en Nuremberg, en los juicios contra los nazis. El matrimonio es una atrocidad de guerra. El matrimonio es fascista. El matrimonio es nazi”. Fragmento de mi novela La vida endeble