Ricardo Del Muro / Austral
Nuevamente, en la antesala de las elecciones, ha surgido la promesa de construir la autopista San Cristóbal – Palenque. Ahora lo hicieron la candidata presidencial Claudia Sheinbaum y el candidato al gobierno estatal, Eduardo Ramírez, pero a diferencia de los proyectos anteriores, ahora, según dijeron, será una autopista administrada por las comunidades indígenas.
De gira por Chiapas, el pasado fin de semana, Sheinbaum anunció la próxima construcción de la carretera – obviamente, al ganar la presidencia – que ahora será “una autopista para las comunidades indígenas”.
“Es decir – explicó -, que esta carretera no tenga beneficio privado sino que todos los beneficios sean para los pueblos y para las comunidades indígenas, con su consulta, porque tiene que haber previamente una consulta”, subrayó la candidata durante un mitin en el municipio de Chilón.
La carretera San Cristóbal – Palenque es un viejo proyecto que ha sido planteado y fracasado desde los sexenios del panista Felipe Calderón y del priísta Enrique Peña Nieto, además del morenista Andrés Manuel López Obrador, pues cruza una zona de influencia del EZLN, donde se han opuesto grupos de indígenas y ambientalistas.
Además del escepticismo, porque la carretera ha sido prometida desde hace más de 30 años, llama la atención que el nuevo proyecto plantea que la autopista sería administrada por las comunidades indígenas.
Ojalá que se convierta en realidad, pero la experiencia que hay en varios proyectos ecoturísticos en Chiapas, administrados por las comunidades indígenas, es que estos han enfrentado problemas por divisiones entre las comunidades, como es el caso de Tzimol, donde hubo necesidad hacer dos entradas a las orillas del río y establecer dos administraciones; así como el deterioro por falta de mantenimiento como sucede en las Lagunas de Montebello, las Nubes y Madre Sal, entre otros.
De hecho, se trata de modernizar una carretera que pasa por varias comunidades en municipios como Chilón, Huixtán, Oxchuc, San Juan Cancuc, Tila, Yajalón, Ocosingo y Sabanilla, muchos de los cuales tienen una población mayoritariamente indígena y que en los últimos años se han convertido en “focos rojos” por los violentos pleitos intercomunitarios, tal es el caso de Oxchuc, donde continuamente hay bloqueos carreteros.
A la altura de la localidad de Misol Ha, principal acceso a las cascadas de Agua Azul, existen varias denuncias porque allí operan bandas de delincuentes encapuchados, que asaltan los autobuses con turistas que viajan a Palenque o San Cristóbal.
Un turista, por medio de la página de Tripadvisor en Internet, advierte: “Extremen precauciones al viajar por la carretera de San Cristóbal a Palenque ya que es muy peligrosa por el paso de las comunidades indígenas; nosotros íbamos en familia con niños pequeños y no les importaba, poniendo obstáculos sobre la carretera como tablas con clavos y alambres para impedir el paso y si no te paras te tiran piedras y afectan las unidades…
“Al pararte te exigían 50 pesos y que les compraras sus productos o no pasabas y te hacían daño, de San Cristóbal a Palenque hubo más de 15 puntos de indígenas hostiles que te exigían el cobro o ponías en riesgo a tu familia, cosa que a ellos no les importa; tengan cuidado al transitar por esta ruta”, advirtió.
Incluso una caravana de López Obrador, cuando era candidato a la presidencia, en enero 2018, fue detenida en un retén ubicado en la comunidad de Xotxotja, entre Chilón y San Cristóbal. Al auto en que viajaba López Obrador le poncharon las llantas y les pidieron 50 pesos por vehículo para dejarlos pasar.
Después, al cumplir siete meses como presidente, López Obrador anunció desde Ocosingo, en julio de 2019, que iba a realizarse la carretera Palenque – San Cristóbal y dijo que en lugar de hacer un trazo nuevo para conectar ambos puntos, se modernizaría una vía ya existente. La Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), dos años más tarde, aprobó el proyecto, pero no se concretó.
Hasta la fecha, las principales carreteras del país son administradas por la federación a través de Caminos y Puentes Federales (Capufe) y por empresas privadas, donde destacan los consorcios españoles, pero se han caracterizado por ser autopistas muy caras y en mal estado.
Tal es el caso de la Concesionaria de Autopistas del Sureste (CAS), formada por la española Aldesa y la mexicana Acsa, que administra las carreteras de cuota Tuxtla Gutiérrez – San Cristóbal y Ocozocoautla – Las Choapas. Así, en la caseta de cobro, ubicada en Chiapa de Corzo, el precio se ha incrementado más del 80%, al pasar de 51 a 93 pesos por automóvil, y como los chiapanecos saben por experiencia, casi siempre está con tramos en reparación.
En contraste, la proyectada nueva autopista no se concesionará a empresas privadas extranjeras, afirmó Eduardo Ramírez: “Se va a reivindicar a los pueblos originarios para que no encarezcamos su vida y estén a cargo de la administración de la autopista los municipios por donde atraviesa la carretera”.
El primer tramo que se planea iniciar en 2025 será de Palenque a Ocosingo, pasará por varias comunidades de Chilón y en este tramo de 50 kilómetros que será un proyecto piloto, las gasolineras, los restaurantes y los paradores artesanales estarán a cargo y serán propiedad de las comunidades, explicó Ramírez.
Empresarios de San Cristóbal, Palenque y Ocosingo, adheridos a la Cámara Nacional de Comercio (Canaco), la Cámara Nacional de la Industria de la Alimetación y Restaurantes (Canirac), así como la Asociación de Hoteles de San Cristóbal, siempre han apoyado este proyecto que es fundamental para el desarrollo del sector turístico chiapaneco y que, además, está contemplado en el proyecto del Tren Maya. En fin, lo dicho: ojalá que se convierta en realidad.