Diario de un Reportero
Ramsés Ancira
Mi amigo Armando Lenin Salgado, quien además de haber documentado mejor que nadie el genocidio del 10 de junio de 1971 era aficionado a lo esotérico, decía que la mayor desgracia era haber puesto una X al nombre de México, porque es cruz y yuxtaposición, son sentidos contrarios con igualdad de fuerzas arriba, abajo y a los lados. La historia no se equivoca, al final la lucha entre conservadores y liberales siempre nos trae pérdidas económicas, soberanas, territoriales y de empleo. Hoy la peste se suma al hambre, la guerra y la muerte que ya vivimos en México.
Como en la epidemia de cólera que combatían en la edad media, flagelándose con 30 azotes, tres veces al día, atrayendo a las pulgas con el olor a sangre, lo que provocó la muerte de 25 millones de personas, cuando debieron ser 200 mil; hoy, periódicos y redes sociales se dedican a exaltar las diferencias en lugar de proponer alternativas.
Otra vez Juárez y Maximiliano; Huerta y Madero, Calles y la Iglesia; el paranoico empleado de la CIA Diaz Ordaz y el Movimiento del 68; el megalómano Luis Echeverría y la ascensión de grupos guerrilleros ante la cerrazón del gobierno; Salinas Recortari, y la privatización de todo, favoreciendo el desempleo, disfrazando la inflación quitando ceros al peso, regalando el ascenso del narco mexicano, a petición de los Bush, para favorecer los negocios de la CIA, que a su vez inundó de drogas los mercados negros de California para financiar revoluciones en Nicaragua y el Salvador.
Durante la peste morían pocos judíos, seguramente porque no se sangraban las espaldas, así atraían menos a las pulgas que luego se montaban en ratas y hacían correr el virus que inflamaba los ganglios, también llamados bubas, por eso lo de bubónica. Para “acabarla de amolar”, las judías y los judíos se bañaban, por menos los sábados, porque las relaciones sexuales (aunque a muchos les pueda sorprender a quienes se quedaron con la idea de la moral judeocristiana) son consideradas en esta religión como lo más cercano en la tierra a lo sagrado.
Así que, como los judíos se dedicaban a las relaciones sexuales en lugar de lacerarse las espaldas, no se morían, o se morían muy pocos, por lo tanto, los fanáticos de otras religiones aseguraban que ellos eran los culpables de la peste negra.
Ah, ¿qué creen? La peste también llegó de Asia a Europa por la ruta de la seda, comercio entre continentes que se practicaba desde 400 años de Cristo, se interrumpió con los mongoles y se hizo famosa por el libro de Marco Polo alrededor del año 1300. El comercio entre China e Italia seguía siendo muy importante al inicio del 2020. En marzo de 2019 ambos países firmaron un acuerdo que los primeros llamaron Ydái Yilú y los europeos Belt and Road, que se pueden traducir como “ruta” o “carretera en cinturón”.
Si resulta que China e Italia fueron los primeros países con mayor cantidad de coronavirus en su principio ¿Qué hacemos, satanizamos el libre comercio o aprobamos la teoría conspiracionista? ¡Claro!, dirá el famoso médico y conspirólogo, Alfredo Jalife: (cuyo título de doctor nadie ha encontrado en la UNAM ni en ningún lado) “Eso demuestra que Charles Lieber, es el judío de Harvard que introdujo Estados a China para crear el coronavirus y desquitarse de Italia por comerciar con los asiáticos”.
Créame que soy el primero en reconocer lo peligrosas que pueden resultar las ironías en los medios masivos de comunicación; pero el punto al que deseo llegar es que las polarizaciones distraen demasiado. El alarmismo que provoca el sacar de contexto las declaraciones de López Obrador sobre amuletos, ocupa mucho más espacio en los medios que la solución que propone el Instituto Politécnico Nacional para hacer una vacuna a partir de la transferencia de células sanguíneas de personas ya infectadas.
¿Se imagina el orgullo que nos causaría que fuera México el primer país del mundo en probar y comprobar una cura para el coronavirus? ¿Se imagina el impacto que causaría que Corona, la cerveza mexicana de mayor venta en el mundo, anunciara que destinará sus utilidades para patrocinar investigaciones contra el coronavirus?
Hugo López Gatell ha sido muy claro en que el Gobierno no puede hacerlo todo para luchar contra la pandemia, falta que López Obrador reconozca que el Gobierno no puede solo para paliar la predecible mayor crisis económica desde 1929.
Y no es el endeudamiento la única salida. Salinas de Gortari ya estaría corriendo trabajadores, siguiendo las recetas clásicas. López Obrador dijo que ni un solo empleado público sería despedido y además que les daría créditos. Créditos que después de la contingencia podrían utilizar para vacaciones y otras formas de reactivar el consumo. ¿Por qué no se destaca esta buena noticia?
Un taxista de la Comercial Mexicana ubicada en Olivar de los Padres me comentó que el cinco de abril llegó un señor con 800 pesos, había siete conductores. Les dijo que entendía que estaban ganando al menos la mitad de sus percepciones por lo que les quería regalar 100 pesos a cada uno con el compromiso de que los cien que faltaban por repartir, se los dieran al siguiente taxista en llegar.
No, no es una historia de Hollywood, sucedió en la alcaldía Álvaro Obregón de la Ciudad de México
La izquierda no partidista quiere ayudar. Clara Jusidman, la mujer que trajo de Tabasco a la Ciudad de México a López Obrador para trabajar con ella, le ha pedido en una carta que se reúna con un grupo de expertos para buscar soluciones a los problemas económicos que se avecinan. También firman esta carta, entre otros, Cuauhtémoc Cárdenas y Mario Luis Fuentes, conductor en la televisión pública y fundador del centro de estudios México Social. Por su parte Porfirio Muñoz Ledo también tiene propuestas dignas de ser tomadas en cuenta.
No robar, no mentir, no engañar, clama López Obrador. Debe agregar, no olvidar. No olvidar a quienes le prepararon el camino para llegar a presidir la Nación con la decimoquinta economía más fuerte del mundo, pero una de las de mayor desigualdad y porcentaje de pobres en el planeta.
Suiza, Estados Unidos, Italia, Israel, Irán e Inglaterra, comparativamente, tienen en proporción a su población, más muertes por coronavirus que, los que, de acuerdo a las proyecciones matemáticas, tendrá México. La salud es prioritaria para producir dinero.
Paremos ya. Antepongamos lo que proponemos a lo que nos oponemos. Juntos, no desempleados, unidos en vida, no muertos en las fosas comunes. Que la X de México no sea para tachar, sino para hacer exactamente iguales a los de arriba y a los de abajo, a los que van de izquierda a derecha y a los que transitan de la derecha a la izquierda.