Por Aurelio Contreras Moreno
Una de las peroratas favoritas de los defensores oficiosos en redes sociales de la llamada “cuarta transformación”, es calificar a los periodistas críticos del régimen de “chayoteros” a los que “ya se les acabó” el dinero oficial, razón por la cual “atacan” al gobierno.
Sin dejar de admitir que en algunos casos seguramente ésa puede ser la razón de varias críticas, lo que motiva incluso ternura es la seguridad con la que esos enjundiosos “cruzados” de la “4t” juran que el actual gobierno ya no le da dinero a los medios de comunicación y a los periodistas. Y que eso ya no influye en ciertos criterios editoriales que se dedican a ensalzar o a dejar pasar las decisiones del lopezobradorismo, por absurdas que éstas resulten.
La organización no gubernamental Artículo 19 y el Centro de Análisis e Investigación Fundar difundieron el gasto del gobierno federal en materia de publicidad oficial durante el año 2019, con base en las cifras definitivas del Sistema de Comunicación Social publicadas por la Secretaría de la Función Pública. Y si bien hay una sensible disminución en los montos asignados, de ahí a que se haya dejado de dar dinero a los medios, existe un abismo.
De hecho, lo que resulta notorio de este informe es que el gobierno que enarboló como una de sus principales banderas el combate a la “mafia del poder” representada por algunos medios de comunicación en especial, sigue privilegiándolos.
De un total de 564 medios beneficiarios de la publicidad oficial de 2019, encabeza la lista la siempre odiada Televisa, que durante el primer año del gobierno de Andrés Manuel López Obrador recibió de la “4t” la friolera de 360 millones 253 mil 325 pesos, acaparando el 11 por ciento del total del presupuesto asignado.
Le sigue muy de cerca TV Azteca, propiedad de Ricardo Salinas Pliego, el “aliado” del presidente que en más de una ocasión ha utilizado la frecuencia que tiene concesionada para llamar a la desobediencia a la autoridad porque la reclusión a causa de la pandemia afecta sus negocios. Estudios Azteca S.A. de C.V recibió del gobierno ese mismo año 346 millones 891 mil 549 pesos.
Sin embargo, si se le suma el monto asignado a Estudios Churubusco Azteca –que también forman parte del mismo grupo empresarial-, por 56 millones 90 mil 93 pesos, resulta que en realidad ha sido el emporio mediático del impresentable Salinas Pliego el más beneficiado por el lopezobradorismo gobernante, concentrando 13 por ciento del gasto total. Y hablamos solamente del aspecto mediático. Las tarjetas del Bienestar que reparte Banco Azteca no deben ser gratuitas.
En tercer lugar se ubica La Jornada, periódico que alguna vez fue referente del periodismo crítico de izquierda y hoy está reducido a desempeñar el triste papel de la vocería oficialista. Claro, a cambio de nada despreciables 251 millones 646 mil 668 pesos.
Del gasto total en publicidad oficial ejercido en 2019, que ascendió a tres mil 245 millones 595 mil 820 pesos, 66 por ciento se concentra en 20 empresas que no son necesariamente medios de comunicación, como Comercializadora IMU, que se dedica a la colocación de publicidad exterior y que recibió más de 35 millones de pesos.
El informe de Artículo 19 y Fundar lo puntualiza así: “el gasto en publicidad oficial sigue altamente concentrado. Del total del monto erogado en 2019, cinco de 564 medios de comunicación concentran el 40 por ciento de los recursos, es decir poco más de mil 253 millones de pesos, lo que significa que las viejas prácticas continúan repitiéndose, La concentración del gasto es una práctica constante en los últimos gobiernos”, sentencia.
Asimismo, subraya que “si bien el presidente López Obrador se comprometió a través de su política de austeridad y combate a la corrupción a disminuir en un 50 por ciento el gasto de publicidad oficial, lo cierto es que las malas prácticas no han cambiado. Al contrario, han originado desigualdad y brechas entre los medios de comunicación que aspiran a beneficiarse a través de la publicidad oficial”.
La publicidad oficial sigue siendo la “zanahoria” con la que el gobierno compra voluntades e influye en la agenda, la línea editorial y hasta en la permanencia de ciertos comunicadores en los espacios de los medios de comunicación. La única diferencia es que la “4t” gasta menos. Por ejemplo, en su primer año el gobierno de Enrique Peña Nieto se gastó más de nueve mil millones en este rubro, y el de Felipe Calderón más de siete mil.
Lo cual solo demuestra que en la “cuarta transformación” son más codos. No que sean diferentes en nada. El derroche continúa. Y habrá que seguirlo de cerca en año electoral.
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