Rúbrica
Por Aurelio Contreras Moreno
A la par de los aspirantes a la candidatura presidencial de Morena –que para darle la vuelta a la ley llaman por ahora “coordinación de los comités de defensa de la cuarta transformación”, cualquier cosa que eso pueda significar-, en Veracruz las “corcholatitas” que buscan suceder en la gubernatura a Cuitláhuac García también se mueven en el límite de la ilegalidad. Nada extraño, la costumbre del régimen.
Aunque hasta hace poco parecía que no había más aspirantes que la secretaria de Energía Rocío Nahle y el diputado federal Sergio Gutiérrez, quien decidió “quemar sus naves” en estos días fue el secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, quien de la noche a la mañana ha inundado las calles de un buen número de ciudades veracruzanas con propaganda.
Simuladores al fin, Cisneros se promueve bajo el pretexto de la presentación de un libro hecho a su medida –acerca de la raíz afromestiza en Veracruz, misma que usurpa para promoverse políticamente-, en cuya propaganda lo que menos se lee es el nombre de la obra, que fue financiada con recursos públicos al haber sido publicada por la Editora de Gobierno, organismo que ¡oh sorpresa!, forma parte de la misma Secretaría de Gobierno.
Esta “salida del huacal” ya le ha valido a Cisneros ataques e indirectas de sus mismos “compañeros” de gobierno y de partido, que no ven con buenos ojos que parezca que le disputa la candidatura a Rocío Nahle, cuyas aspiraciones penden de una refinería que, según ella, comenzará a operar y a producir gasolina dentro de una semana. Aunque la inauguraron hace más de un año.
Por esa razón es que Nahle todavía no ha inundado el estado de espectaculares y pendones. Pero no quiere decir que sea respetuosa de la ley. Con cargo al erario, se difunden encuestas en las que aparece como puntera “indiscutible”, aun cuando realmente nadie en Veracruz, fuera del círculo de la política y los medios, sabe quién es.
En lo que le dan “luz verde” a Rocío Nahle para dejar la Secretaría de Energía y volcarse a hacer campaña –siempre y cuando Dos Bocas arranque-, el gobierno de Veracruz derrocha recursos para promover a Claudia Sheinbaum a través de la fantasmagórica organización promorenista “Unidos Todos”, que regentea el subsecretario de Finanzas y primo hermano del gobernador, Eleazar Guerrero, y que tiene copado el servicio de transporte público con pendones de un pasquín de propaganda, de nombre Regenerando -que burócratas estatales reparten gratuitamente en varios municipios-, con la imagen en portada de la ex jefa de Gobierno.
El otro aspirante, Sergio Gutiérrez Luna, aprovecha su cercanía con el ex secretario de Gobernación Adán Augusto López –a quien hay quien considera como la “carta” que el presidente López Obrador guarda bajo la manga- para hacerse campaña a sí mismo. Como en la más reciente visita presidencial al norte de Veracruz, donde un supuesto “espontáneo” se subió al templete y sacó una manta con las imágenes de ambos políticos.
Seguirán así mientras no haya autoridad que les ponga un alto. Y ya quedó visto que no será el “nuevo INE” quien lo hará, luego de que con las medidas cautelares que dictó para el proceso interno de Morena, más que poner restricciones, lo que hizo fue darles permiso de cometer fraude a la ley con sus campañas simuladas.
“Al diablo con las instituciones”, resuena a lo lejos.
El que se lleva, se aguanta
Verdaderamente “endiablado” por la tunda que ha recibido en medios nacionales por su actuación autoritaria y arbitraria en el caso de la jueza Angélica Sánchez, el gobernador Cuitláhuac García copió –no podía ser de otra manera- la estrategia presidencial de denostar periodistas en conferencias de prensa.
El que se lleva, se aguanta. Luego que no ande lloriqueando.
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