Joel Hernández Santiago
Tiene ocho años de haber sido creado como Asociación Civil, bajo el impulso de Andrés Manuel López Obrador, y cinco años desde que en julio de 2014 el INE le otorgara su registro como partido político nacional; es Morena (el Movimiento de Regeneración Nacional) y ya ha iniciado un estado de crisis interna por la lucha de posiciones en la Cámara de Diputados federal y la de Senadores; pero también con vistas a la renovación de su dirigencia…
No nos sorprendamos: esto se enmarca en lo que ya hemos comentado aquí mismo en relación con la crisis del sistema de partidos políticos en México.
Basta con voltear a un lado y ver la crisis de identidad del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que ya no se encuentra en sí mismo y que a duras penas lucha por resistir los embates internos de quienes quieren hacerse de su dirigencia. Aunque su problema no sólo es el de la definición como partido político, sino también como oposición en un país al que le urgen factores de equilibrio político. Hoy el PRI no habla de proyecto de nación.
Muchos de los políticos priistas ya miran hacia otro lado y favorecen estrategias que no les son propias ni son parte de sus compromisos de gobierno. De pronto Alejandro Murat Hinojosa en Oaxaca simula ser más Morena que PRI, partido éste con el que llegó al gobierno del estado.
Y ni qué decir del Partido de la Revolución Democrática (PRD) que está en franca extremaunción luego de haber sido el partido que dice haber aglutinado a la izquierda mexicana en torno a un gobierno de tipo social: sus luchas internas, sus descalabros electorales, la ambición política y económica de sus dirigentes divididos en tribus y la migración de su militancia hacia Morena lo han dejado en los mismísimos huesos políticos: sin poder político alguno.
El Parido Acción Nacional (PAN) lucha por ser oposición hacia la derecha, pero tiene en sí mismo a su propia oposición interna y externa. Su dirigencia fortalece su discurso opositor, pero en su interior hay serias divisiones de estrategia y enfrente está la creación de un nuevo partido de su misma ideología, el que organizan Margarita Zavala y el ex presidente Felipe Calderón.
Y así, en ese entorno de crisis de partidos no podía ser menos Morena que se nutrió de ex militantes y simpatizantes del PRD y de indignados priistas que deploran el mal gobierno de Enrique Peña Nieto: un partido que es en sí mismo la suma de otros partidos…
Según su secretaria general, Yeidckol Polevnsky, durante la campaña presidencial su padrón de militantes cerró con ‘casi dos millones de afiliados’; pero en el Consejo Nacional pasado se dijo que eran 3.1 millones; en tanto que el Instituto Nacional Electoral le reconoce 319 mil registrados.
Y para llevar a cabo sus tareas políticas, el INE le asignó prerrogativas para 2019 de mil 628 millones 333 mil 415 pesos. Esto es: Morena es la institución política que recibe más recursos este año, mientras para el resto de los institutos políticos el dinero asignado disminuyó. Así, el presupuesto para Morena en 2019 es 979 millones 113 mil 415 pesos superior al que tuvo el año pasado, cuando recibió 649 millones 220 mil pesos. (La Jornada).
Pero fuera de que su mayoría legislativa está puesta a disposición del Ejecutivo, como se ha visto en distintos ejemplos federales o estatales (como en Tabasco y la famosa “Ley garrote” o la iniciativa Morenista que prosperó en Baja California), hoy mismo en Morena se ha iniciado el proceso de divisiones entre su secretaria general y distintos políticos relevantes de Morena.
Pronto habrá de renovarse la dirigencia legislativa y Morena se divide a causa de la selección de puestos y candidatos: Martí Batres –dicen unos- deberá seguir en la presidencia del Senado, aunque la coordinación Morenista deberá recaer en una mujer, dicen también.
En tanto que en la coordinación Morenista en la Cámara de Diputados está Mario Delgado, un personaje muy cercano al Presidente López Obrador, y quien busca hacerse de la dirigencia de Morena, como partido.
La confrontación está a la vista: Yeidckol Polevnsky no quiere a Mario Delgado en la dirigencia de Morena; ella misma ha dicho que busca la presidencia del partido y no repetir en la secretaría general; Mario Delgado enjundioso y con el apoyo presidencial, hace su propia campaña…
Hace apenas unos días ella tronó en contra de Mario Delgado: “Que los militantes de Morena controlen sus ambiciones vulgares y mezquinas –porque- el que se adelanta, se quema”.
Luego afirmó: “Mario Delgado debe renunciar a la coordinación en San Lázaro si aspira a la dirigencia de Morena”. Y enseguida descalificó la consulta que promueve Delgado en todo el país y le pidió explicar de dónde saldrán los recursos para su financiamiento pues, dijo Polevnsky: “sería muy delicado que desviara recursos de la Cámara de Diputados, porque correría el riesgo de ser multado por el INE”…
A su vez distintos militantes de peso irrumpen en contra de Polevnsky y la descalifican en sus dichos y acusan que es ella quien más ha dañado al instituto político:
Paco Ignacio Taibo II, el controvertido director del FCE por mandato presidencial, dijo hace unos días: “Morena perdió su esencia social y se convirtió en un partido blandengue, electoralista, buscachambas, que cada vez está más burocratizado”.
“¡Yeidckol…Yeidckol! ¿Quién es Yeidckol?” espetó el poderoso diputado Alfonso Ramírez Cuellar y un grupo de otros diputados…
La guerra apenas inicia pero ya dibuja la división que hay al interior de Morena, del tipo de división que fue un factor determinante para que otros partidos dejaran de serlo y terminar en entelequia.
No por ahora en el caso de Morena mientras el presidente de México sea su factor de poder, pero por sí mismo es un partido que ya vive su propia crisis y la indefinición de su futuro.