CIUDAD DE MÉXICO, 26 de Septiembre (Almomentomx).- Las mujeres también han colaborado en las actividades de rescate del sismo ocurrido el pasado 19 de Septiembre. En el pasado han sido borradas de la historia pero en esta ocasión se presentan como líderes de la emergencia.
Pola Díaz Moffit, la mujer topo, es ejemplo de valentía. Comenzó en 1985 en los sismos que destruyeron la Ciudad de México, su labor fue como rescatista, ayudando a sacar sobrevivientes del Conalpe y v´citimas del hotel Regis y Romano (ubicados en el centro de la ciudad).
Recuerda que hace 30 años “no había mujeres en los escombros” pero su gran motivación fue el amor que sentía por la ciudad y los conciudadanos.
Relata que, como rescatista, ha tenido que enfrentar diferentes complicaciones, algunas de ellas ligadas a su vida personal, ya que dividirse en su labor como madre no ha sido fácil.
La experta en rescate en estructuras colapsadas comenta que ha tenido sentimientos encontrados hacia su familia, que con los años ha entendido la importancia de la labor de su madre.
La autodenominada mujer rebelde ha colaborada en diferentes actividades de rescate, estuvo presente en el evento de las Torres Gemelas, ha estado en Guatemala, El Salvador, Perú, Chile, Haití, Japón, Indonesia, Filipinas y en los sismos mexicanos.
A 32 años de sus primeros rescate, Pola Díaz se siente orgullosa de saberse mujer, por lo que comenta que ni el sexo ni el asumirse madre, la define, es el hecho de desarrollarse espiritual, cultural, personal, intelectual y moralmente.
Pola se encuentra ahora en el rescate del edificio colapsado en Álvaro Obregón 286, continua siendo sinónimo de esperanza en el centro de uno de los acontecimientos más duros para la ciudad y para el país.
De acuerdo con la narración de Cecilia Castro García, quien camino durante horas por la ciudad después de terminado el sismo, ha descrito esta situación como una de las más solidarias que hemos vivido.
Después de ver los resultados del desastre en el Tec de Monterrey, donde más de 40 jóvenes resultaron con heridas y cinco más fallecieron, Cecilia Castro regreso a casa y tras verificar que más allá del desastre todo se encontraba bien, camino hasta el Colegio Rebsamen donde se había instalado ya un cordón de seguridad de la policía.
Caminando por las calles obscuras, decenas de personas interesadas en aportar se fueron encontrando, entre Calzada de Tlalpan y Miramontes, el colapso de un edificio comercial lo hacía irreconocible, Galerías Coapa presentaba desprendimientos en los estacionamientos y fachadas. Más adelante en la colonia Girasoles II se había caído otro edificio, otros habían quedado dañados e inhabitables.
Tras observar durante mucho tiempo, Cecilia Castro colaboro durante 25 horas continuas en las actividades de rescate de la Calle de Rancho del Arco y se dio cuenta de que los mexicanos mostramos nuestro mejor lado en momentos de emergencia, el generoso, el desinteresado y entregado para ayudar a quienes más lo necesitan. “Construyendo resilencia y creo que vamos poco a poco, avanzamos en conciencia y ética”, dice.
Las mujeres que en otros momentos de la historia han sido consideradas débiles, son ahora rescatistas y constructoras de una historia que debe ir hacia adelante.
AM.MX/kcc
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