Laberintos del Poder
Emilio Trinidad Zaldívar
Dos sacudidas, si no es que más, recibirá el Presidente Andrés Manuel López Obrador este domingo de elecciones, cuando en San Luis Potosí se alce con la victoria el joven Ricardo Gallardo Cardona como gobernador electo, luego de una enconada lucha por el poder en uno de los estados más importantes del país por su situación geográfica, económica y productiva.
En dicha entidad, a quien le dicen “El Pollo Gallardo”, quiérase o no, le tienen enorme cariño, agradecimiento, simpatía y singular confianza y por ello arrastre, porque cuando gobernó el municipio de Soledad de Graciano Sánchez, conurbado a la capital potosina, lo hizo de la mano del pueblo y atendió sus más anheladas carencias.
Este singular político y exitoso empresario, fue acusado, perseguido y encarcelado -para después decirle usted disculpe-, cuando gozaba de una monumental simpatía ciudadana y se perfilaba para ocupar el palacio de gobierno en lugar del mediocre actual gobernador Juan Manuel Carreras López, que llegó a la gubernatura gracias a las chicanadas y maldades de la política, sin tener el respaldo de los electores que esperaban más de él.
El diputado federal con licencia le ha dado la batalla a Octavio Pedroza, real candidato del gobernador prianista al gobierno estatal, en una contienda plagada de irregularidades y ventajas del abanderado de “Va Por México”, que ha recibido prácticamente el presupuesto estatal y de los partidos que lo impulsan (PAN/PRI/PRD), para que sea él y no Mónica Rangel, la ocupante del gobierno estatal.
Gallardo Cardona se ha sabido levantar y enfrentar a un aparato federal y estatal que le ha dado guerra por dos flancos, el estatal y las alianzas del pasado ominoso.
Con el Partido Verde y con el Partido del Trabajo, dos institutos políticos que se les dice satélites de Morena, ha podido sobresalir y convertirse en una opción real de progreso y crecimiento para una entidad abandonada por el centro y por quién sin pasión ni emoción, ha vivido del erario público y sin ofrecer crecimiento para la zona, como lo es Juan Manuel Carreras López.
Ricardo Gallardo no comerá lumbre. Sabe de lealtades, de traiciones, de simulaciones y de lo que es capaz la condición humana, cuando se está en juego no sólo el futuro de una entidad, sino el de cientos de miles de millones de pesos que se aplican o desvían para beneficio personal o de una entidad entera.
Hoy domingo se sabrá si pudieron más los perversos aliados del pasado, o si surge una nueva aunque golpeada figura política para beneficio o tragedia de los potosinos.
Baja California Sur
La otra sacudida de López Obrador la tendrá en la Península de Baja California Sur, donde su necia imposición se verá frustrada porque el PAN y quienes le acompañan, harán trizas al mediocre maestro Víctor Manuel Castro, quien por segunda ocasión pretende gobernar esa importante entidad y se quedará con las ganas.
Morena tenía en el actual presidente municipal de La Paz a su mejor y más sólida opción para darle no sólo la batalla sino seguramente el triunfo al Partido del Presidente, pero los egos, la necedad, la soberbia y los acuerdos por encima de las necesidades, pusieron a un mediocre aspirante a gobernador, que terminará en una bochornosa derrota.
Francisco Pelayo Covarrubias, del PAN, va con clara ventaja frente a un hombre sin proyecto, sin discurso, sin convicción y sin conectar con el electorado, para este domingo darle una bofetada a la Cuarta Transformación que creía tenía todas las canicas de su lado.
Rubén Muñoz Álvarez, alcalde de la capital, llegará a San Lázaro cuando podía despachar en palacio de gobierno de la entidad, pero la insensatez de quién hoy ocupa Palacio Nacional, no le permitió probar su talento, capacidad, experiencia y preparación, y las consecuencias se sentirán en días y meses siguientes.
Así es la política y así son los gobernantes que se sienten infalibles.
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