Redacción MX Político.- Producto de la iniciativa de un grupo de poetas y promotoras de la cultura en el norte del país, el primer “Encuentro Internacional de Mujeres Poetas en Tiempos de Contingencia” tuvo un resultado más allá de todo objetivo previsto.
El foro, realizado entre el 30 de mayo y el 4 de junio a través de la página homónima que crearon en Facebook, surgió como idea de la poeta Carmen Amato Tejeda y la actriz Virginia Ordóñez Hernández (ambas radicadas en Ciudad Juárez, Chihuahua), al cual se sumaron Juana María Naranjo (CDMX), María Merced Nájera Migoni (Dallas, Texas, EU), Margarita Muñoz y Ruby Myers (ambas de Chihuahua).
Ellas conformaron el Comité Organizador del encuentro que selló el nacimiento del colectivo “Mujeres poetas sin barreras”.
A distancia virtual, 64 poetas se reunieron desde Argentina, Bolivia, Canadá, Costa Rica, Cuba, Colombia, Chile, Estados Unidos, El Salvador, Ecuador, España, México, Israel, Puerto Rico y Rusia.
Durante los seis días de programación, el evento generó cerca de 20 mil visitas, y le valió generosas críticas, entre ellas la del miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y poeta Felipe Garrido –creador del sitio digital Un poema cada día (Proceso, 2271)–, quien refirió a este semanario que el esfuerzo le causaba satisfacción “por levantar la voz en la pandemia, como una manera de encontrar que las voces circulen, de oponerse al aislamiento que vivimos”, reportó Apro.
La dinámica de los recitales, sencilla, giró en torno a un solo tema: el rol de la poesía en tiempos de la pandemia.
Así, desde las salas, los comedores y en algunos casos desde el jardín de sus casas, las mujeres poetas emitieron sus versos, algunos de ellos inéditos.
Carmen Amato, doctora en literatura hispanoamericana por la Universidad Estatal de Arizona, explicó telefónicamente a Proceso que complicación no se dio para nada en el programa –ella tiene experiencia como coordinadora de las 10 ediciones que existieron del “Encuentro Internacional de Poesía en Ciudad Juárez” (1999-2015)–, sino en la organización digital, a pesar de reconocer las bondades de la tecnología:
“Fue una idea que tuvimos a principios de abril, conversamos Virgina y yo sobre la posibilidad de un encuentro a raíz de la necesidad de comunicación, de salir del encierro de la contingencia; y lo hicimos extensivo. Muchas de las poetas programadas nos conocemos desde hace tiempo de foros a los que nos han invitado.
“Si bien la convocatoria fue por invitación, nos hemos sorprendido de la cantidad de poetas que nos han contactado, de México y de distintos países, y si bien no pudimos darles cabida en la programación, hemos tomado notas de cada una de ellas, porque este encuentro da para mucho más.”
–Hubo mucha presencia de poetas jóvenes, ¿esa fue la intención?
–Sí, muchas son jóvenes, algunas con un reconocimiento cada vez más fuerte, como Elisa Díaz Castelo (Ciudad de México, 1986). Pero también tenemos poetas de renombre como Dolores Castro, quien quiso estar presente en la medida en que su salud se lo permitió, y eso me pareció maravilloso, porque es la poeta más importante en este momento.
Castro (Aguascalientes, 1923), quien pertenece a la generación de Rosario Castellanos, está vigente hasta el día de hoy impartiendo talleres de poesía. Dueña de una memoria privilegiada, ha sido reconocida con el Premio Nacional de Poesía Mazatlán (1980), Medalla José Emilio Pacheco 2016 por trayectoria, y un homenaje que el INBA le rindió en 2008 por sus 85 años de vida.
–¿Por qué era importante un encuentro de mujeres poetas?
–Porque nació de una necesidad real. Las mujeres tenemos mucha sensibilidad, y el encierro que hemos tenido nos obliga a buscar el contacto y multiplicarlo. Creo que es agradable sentarse frente a la pantalla y ver de un jalón a cinco poetas que hablan sobre su experiencias y su obra, y luego pararte y seguir con las cosas cotidianas, pero a partir de ese sentido de gozo. Este encuentro es de alguna manera un apapacho para el alma.
Amato Tejeda, autora de poemarios como Hoy somos el silencio (1994), Gestación de la luz (2006) y Estación Tempe (2010), lo definió así también:
“Salir del encierro, y no hablo de las paredes de una casa, sino de lo que acumulamos en nuestro interior.”
Entrevistada vía correo electrónico, Elisa Díaz Castelo, con una presencia cada vez más sólida en la escena literaria y recientemente galardonada con el mayor premio del país, el Bellas Artes de Poesía Aguascalientes por El reino de lo no lineal, dijo haber llegado a la poesía “casi por error” durante su infancia, cuando se topó en su casa con Nostalgia de la muerte de Xavier Villaurrutia, el primer poemario que leyó completo:
“Después de eso no hubo marcha atrás.”
jvg