* En un hecho inédito que cayó en la descortesía e indolencia, el Rector de la UAEH, dejó plantados al Ejecutivo Estatal y a los estudiantes del Instituto de Artes en una reunión previamente pactada; el funcionario universitario se está escudando en la autonomía y el autogobierno, para rehuir un diálogo de cara al Ejecutivo Estatal, pero en el fondo hay el marcado temor de Castillo y los jefes de la Sosa Nostra, porque más allá del conflicto estudiantil, se inicien las averiguaciones sobre desvíos de recursos a la máxima casa de estudios donde no estarían exentos los ex rectores ni, por supuesto, el actual
SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
Tras su inasistencia a la reunión donde actuaría como mediador del conflicto universitario, el gobernador Julio Menchaca, al rector Octavio Castillo Acosta, no le importó brincar de manera abrupta, y rebasando por la derecha, del carril de la insolencia al de la confrontación.
Escudándose en una desacreditada autonomía universitaria que en las últimas décadas ha servido como tapadera de los manejos privados e ilegales de una pandilla encabezada por el indiciado, Gerardo Sosa Castelán, ahora ubicado en la orfandad política luego de que apostara a la candidatura del ex Secretario de Gobernación, Adán Augusto López, una de las corcholatas perdedoras rumbo al 2024, Castillo se acerca de la mano de sus jefes inmediatos, a la tormenta perfecta que desde hace años venía retrasando el ex procurador, Alejandro Habib Nicolás.
Por donde sea le vea, no es asunto menor faltar a la más elemental cortesía hacia el Jefe del Ejecutivo, cuando en su calidad de Rector, Castillo había aceptado estar presente en la mesa de diálogo que sostendría con estudiantes del Instituto de Artes, en el Palacio de Gobierno de la Plaza Juárez, teniendo como testigo de calidad a la máxima autoridad del Estado.
En un comunicado dado a conocer tras su ausencia en el cuarto piso, el menguado Octavio Castillo, expuso a manera de inaceptable excusa. “El rector se debe a su comunidad bajo el principio de autogobierno”. No sin antes esgrimir: “El respeto a la autonomía es un deber que emana de la Constitución Federal”.
Hace dos sexenios, cuando el ex jefe de los porros de Gerardo Sosa, Paco Olvera, llegó a gobernador, se extendieron una serie de reglamentos aprobados por el Congreso Local que más allá de la autonomía, dotaron al grupo de pillos que controla a la UAEH, de una absoluta impunidad. De hecho, a través de sus diputados, el Grupo Universidad se ha opuesto sistemáticamente a la rendición de cuentas, burlando la Ley de Transparencia a que toda institución de educación pública está obligada al RECIBIR RECURSOS ESTATALES Y FEDERALES.
O sea, recursos que provienen de los impuestos de todos los mexicanos.
El argumento de que en aras de la defensa de su autonomía la UAEH no estaba obligada a rendir cuentas a los órganos de transparencia, tuvo desde hace varios años una evidente justificación pues como saltó a la luz pública en el actual sexenio, a Gerardo Sosa y su mafia, lo que menos les importaba era abrir sus cuentas porque nada menos que por décadas se dedicaron a desviar millonarios recursos como quedó al descubierto al conocerse la serie de triangulaciones que se hicieron en bancos extranjeros, convirtiendo a la máxima casa de estudios del estado, en una pantalla para presuntos delitos financieros por decenas y decenas de millones de dólares.
¿Es ésta la autonomía a que se refiere Octavio Castillo? ¿Acaso en la Constitución se establece que la autonomía debe ser el pretexto para cometer delitos fiscales?
¿Por qué el Rector rehuyó dialogar en el despacho del gobernador con los estudiantes agredidos y que desde agosto pasado vienen dando una lucha por recuperar la dignidad académica de la UAEH?
Podemos apostar doble contra sencillo que los Sosa Castelán le indicaron a su empleado abstenerse de pisar los terrenos del actual gobierno que demostrado ir con todo en su combate a la corrupción y, por supuesto, contra los corruptos.
El actual encargado de despacho de la Procuraduría del Estado, Santiago Nieto, ya conocido como el Fiscal de Hierro o el Zar Anticorrupción, se ha convertido en la pesadilla de la Sosa Nostra e invocar su nombre, seguramente que eriza los cabellos al supuestamente “injuriado y violentado”, Castillo Acosta.
La razón de este temor que raya en acrecentado pánico, es que el Fiscal dio a conocer uno de los más sólidos hilos conductores que puede iniciar la debacle de los mafiosos seudouniversitarios y que tiene nombre y apellidos, además de ser por todos conocido.
Se trata de las indagatorias que conducen al ex procurador, Alejandro Habib Nicolás, que todo apunta, desapareció carpetas de investigación por presuntos desvíos de recursos en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UEAH). Asunto del cual conocer a detalle Santiago Nieto pues dio vistas del mismas siendo titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF).
Será cosa de tiempo para que Habib Nicolás sea llamado a responder sobre estos graves delitos cometidos nada menos que bajo el amparo de la autonomía universitaria que ahora invoca desesperado el rector de pacotilla.
Es momento de que Octavio Castillo dé la cara no solo a la comunidad universitaria sino a toda la sociedad hidalguenses y deje de escudarse en temas de autonomía y autogobierno, para no aceptar su responsabilidad y complicidad como títere de una mafia que tanto daño le ha hecho a la educación pública superior del Estado y al dinero que todos hemos aportado vía nuestros impuestos, por casi tres décadas.
Si Castillo dice tener autoridad moral y ética académica y universitaria debe comenzar a explicar sobre el manejo de los estados financieros de la Máxima Casa de estudios de la entidad, porque no es faltando a sus compromisos de asistir a reuniones con el gobernador, como podrá tapar el sol con un dedo. La cloaca maloliente que dejaron a su cuidado, ya se ha comenzado a destapar inundando con su olor nauseabundo a todo el Grupo Universidad.
El fiscal Santiago Nieto sabe que será cuestión de tiempo para que como a muchos otros sinvergüenzas, a los miembros de la Sosa Nostra, les llegue el tiempo de pagar por sus fechorías, donde no estarán exentos de responsabilidad muchos ex rectores títeres que como el actual, no sabrán dónde esconderse.