ENTRESEMANA
“¿Qué te ha dado esa mujer?/ Que te tiene tan engreído/ Querido amigo…” Pedro Infante
MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
Han pasado 42 años. Terca, la historia se repite.
Ley Mordaza o Ley Censura, el intento presidencial de silenciar a la prensa, a los periodistas con medidas de aparente legalidad.
¿Daño moral, la causa? Los reporteros incómodos, los periodistas que hurgan aquí, allá y no se doblan frente a las amenazas, la persecución, la orfandad laboral, el asedio.
¡Ah, la canija prensa! Hombres y mujeres integrantes de una especia que no se extingue; aunque una generación emblemática se desgrana como mazorca, maíz multicolor sin distingos. Una familia con sus bemoles.
¿A quién sirve una prensa maniatada, pagada para atender veleidades, aplaudir ocurrencias y solapar corruptelas? Esa es agencia de servicios y anexas.
Por eso, señoras y señores, lo que afecta a los periodistas, afecta a ustedes. No le cambie.
Mire usted.
Ayer, 25 de junio de 2025, frente a la sede del Senado de la República, en el Paseo de la Reforma, periodistas varios –no importa el número ni identidad– nos reunimos para protestar contra la que se conoce como “Ley Mordaza” o “Ley Censura”, que para el caso es lo mismo.
Ésta, derivada de la iniciativa enviada el 22 de abril de este año, por la ingeniera presidenta Claudia Sheinbaum al Senado de la República, que expide la Ley en Materia de Telecomunicaciones y Radiodifusión, y abroga la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión.
Hace casi 43 años, el miércoles 22 de diciembre de 1982, en el patio central de la entonces sede del Senado de la República, en la llamada Vieja Casona de Xicoténcatl, nos reunimos, igual, periodistas varios en torno a la estatua de Don Belisario Domínguez. Y le colocamos un esparadrapo, incorporándolo a nuestra causa contra la censura.
Esa mañana protestamos contra la “Ley Mordaza”, como se bautizó genéricamente a la iniciativa de reforma a los artículos 1916 y 2116, con adición de un artículo 1916 Bis, del Código Civil para el Distrito Federal, en materia común y, para toda la República en materia federal, enviada al Senado por el debutante presidente Miguel de la Madrid Hurtado.
La historia, verdad de Perogrullo, es cíclica y los gobernantes lo saben.
Los periodistas tenemos memoria, aunque de pronto se incurre en la amnesia selectiva que aqueja a los políticos y que, ni hablar, ocurre en las mejores familias, también abraza a quienes la comodidad de fortunas amasadas en el amasiato con el poder no permite bajar del Olimpo que apesta a corrupción.
Bien. Sacudamos la memoria.
Hace 42 años y medio, la que llamamos “Ley Mordaza”, impulsada por el debutante Miguel de la Madrid Hurtado, fue frenada y “descafeinada” merced a que los periodistas y reporteros de esos días protestamos e incluso publicamos un desplegado dirigido a la Opinión Pública, con convocatoria a toda la familia periodística del país.
Hoy, el mismo fin se prevé ocurra con la “Ley Censura” o “Ley Mordaza” propuesta por la ingeniera presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Hace casi 43 años, justo al día siguiente de haber rendido protesta como presidente de la República, Miguel de la Madrid Hurtado envió al Congreso de la Unión la polémica iniciativa que se sustentaba en la comisión de delito de daño moral.
El artículo 1916 del Código Civil aprobado y que entró en vigor el 30 de diciembre de 1982 rezaba:
“Por daño moral se entiende la afectación que una persona sufre en sus sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida privada, configuración y aspecto físicos, o bien en la consideración que de sí misma timen los demás (…)”.
Y se dejaron en el cesto de la basura las sanciones que entrañaban prisión y multas millonarias aplicadas a periodistas y medios de comunicación.
Ayer, miércoles 25 de junio, en la mañanera el director de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones, José Antonio Peña Merino, justificó y adelantó junto a la ingeniera presidenta:
“Nunca fue una ley censura. El artículo 109, que hablaba de “apagar plataformas”, estaba referido a un artículo de la Ley del IVA; era un tema estrictamente fiscal, no era un tema de qué opinión manifiesta alguien en una red social.
“Ahora, para evitar confusiones —como adelantaba, la presidenta— pues se elimina.
“Pero, digamos, yo dejo la reflexión: un mecanismo privilegiado de manifestación de ideas, de adquisición de información, de acceso a educación, en fin, de todo lo que integra el ejercicio de la libertad que es contraria a la censura pues es el acceso a internet.
“Una ley que busca democratizar el acceso, garantizar que muchos más millones de mexicanas y mexicanos accedan a este mecanismo, pues es una ley que justamente va en el sentido contrario, ¿no?, de ampliar quienes puedan ejercer su derecho, en este caso, vía internet.
“Pero no, no hay ninguna censura, nunca la hubo y no la habrá jamás”.
¿Le creemos?
En Palacio Nacional sabían que nos reuniríamos frente a la sede del Senado para protestar contra esa iniciativa que se prevé sea votada, el próximo domingo; horas antes, casualmente, Pepe Merino adelantó que iba descafeinada.
Hace 42 años medio, el día que protestamos en la sede senatorial en Xico, comparecía el entonces secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz quien, por supuesto, ponderaba el objetivo de las reformas propuestas por el presidente De la Madrid, “que pretenden una información más responsable”.
¿Y que cree? La bancada del PRI contaba con el respaldo del entonces Partido Socialista Unificado de México.
Sin duda, la mayoría legislativa oficialista aprobará lo que le envíe y, aunque la realidad le golpea el rostro, la Princesa Caramelo con ironía y sonsonete de niña fresa insistió:
“(…) Es el tema de la censura, por ejemplo. ¿Dónde hay censura en México? ¿Quién de los que escribe que “hay censura”, se le ha censurado alguna vez? ¿Quién?
“(…) Entonces, ¿dónde hay censura en esta Ley de Telecomunicaciones? Entonces, los del PRIAN repiten en la Tribuna: “¡Hay censura, ley censura!” Y luego todos: “censura, censura, censura”. Y, terca, defendió a la culta Layda Sansores.
¡Recórcholis, Alito!
Bueno, ayer protestamos frente al Senado; hubo voces solidarias de senadores del PRI y del PAN.
Y se distribuyó el Manifiesto Por la libertad de expresión y el libre ejercicio del periodismo; la colega Mónica Livier, lo leyó frente a periodistas, reporteros gráficos y camarógrafos que cubrieron este acto de protesta de periodistas, de reporteros.
Y mire usted, la protesta, le inconformidad contra este acto de poder que estuvo a punto de consumarse, aunque haya que esperar a lo que ocurra el domingo próximo, como se prevé, a lo que ocurre en el Senado, es fruto de la unidad del gremio periodístico.
Y es que, leyó Mónica, “si permitimos que avance el autoritarismo, como ya lo han hecho con el control de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, más tarde no habrá formas ni medios de comunicación para expresarnos”.
Ayer como hace casi 43 años, cuando, sin entorpecer la circulación, marchamos por avenida Hidalgo, desde la Vieja Casona de Xicoténcatl hasta el monumento a Francisco Zarco, en la explanada ex profeso en la estación Hidalgo, del Metro. Y le pusimos un esparadrapo al duranguense.
Ayer, cuando hablé, como otros colegas en el plantón, tuve en la mente a Ariel Ramos, a Luis Enrique Mercado, a Fausto Popoca, que se adelantaron a la conferencia de prensa en aquel lugar ignoto, a Javier Velázquez que estuvo en el acto y otros entrañables colegas en esta lucha contra los apetitos de los dueños del poder. Así es esto, Drakko. Digo.
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