Joel Hernández Santiago
El tres de mayo, el mero día de la Cruz, se celebra cada año el “Día Mundial de la Libertad de Prensa”, que es una forma de referirse a la libertad de pensamiento y de expresión, y exponerlos con todas sus letras para que lo “…sepan cuántos…”
A nosotros, en México, la Libertad de Prensa nos llegó desde la Constitución de Cádiz de 1812. Uno de los capítulos más importantes de aquel documento de la monarquía española se refería, precisamente, a la Libertad de Prensa.
En su Artículo 5 deja claro la extensión del documento liberal: “Son Españoles: Primero: Todos los hombres libres nacidos y avecindados en los dominios de las Españas, y los hijos de éstos”. (Ergo, Nueva España y provincias…). Luego:
“Art. 371. Todos los españoles tienen libertad de escribir, imprimir y publicar sus ideas políticas sin necesidad de licencia, revisión o aprobación alguna anterior a la publicación, bajo las restricciones y responsabilidad que establezcan las leyes”.
Con esto se dejaba claro que se recuperaba la soberanía del individuo y la soberanía nacional. Y de ahí en adelante.
La incorporación de estas leyes tardó en la todavía Nueva España y luego en el México independiente, aunque ya en la Constitución de Apatzingán del 22 de octubre de 1814 recupera los preceptos que trazarían la ruta del constitucionalismo mexicano y establecería la base de todas las libertades, como es la de expresión.
Conseguir esa libertad de prensa y de expresión en México ha costado muchos años, avatares sociales y políticos, vidas y muertes de quienes ejercen la tarea de comunicar, de informar, de reflexionar y poner en la mesa de disecciones los hechos de gobierno y de la sociedad.
Ya en el siglo XIX hubo persecución de periodistas, encierro y muerte, sobre todo desde los grupos conservadores a los que históricamente les cala esta libertad –las dictaduras, que en general son ultraderecha o conservadoras, lo primero que acotan o persiguen es, precisamente, la libertad de expresión, el cierre de diarios, la persecución de periodistas, de editores… –.
En el siglo XX se pusieron de moda los “viajes de rectificación” a los que gobernantes –incluso revolucionarios—enviaban a reporteros para “corregir” su información.
Uno de los argumentos del constituyente Heriberto Jara para la formulación de los artículos 6 y 7 constitucionales fue que se perseguía a periodistas, editores e, incluso, se mandaba a la cárcel a pequeños voceadores de los diarios críticos al gobierno en la época. Así que todo quedó plasmado en estos artículos constitucionales.
Cobijados por la Constitución mexicana y por las constituciones de los estados que recogen el mismo espíritu, los periodistas suponen que la ley ampara su libertad de expresión responsable.
Pero hoy mismo la situación de la libertad de prensa y de expresión en México están siendo sometidos a la prueba de la verdad. Ajeno al ejercicio periodístico existen controles, agresiones a periodistas, fotógrafos y editores, violencia o muerte. Los hay en muchos casos bajo reglas económicas del “no pago para que me pegues”, aunque los recursos sean públicos y les pertenecen a la sociedad…
Pero sobre todo hay persecución, amenazas y muerte. Como si lo constitucional fuera letra muerta, el panorama de nuestra Libertad de Prensa-Expresión en México está en crisis por muchos que han pagado su costo con la vida o la desaparición.
Precisamente en el marco del “Día Mundial de la Libertad de Prensa”, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos informó que desde 2010 a diciembre de 2017 ha sido asesinados 74 reporteros en el país. En 2018 ya son tres (Carlos Domínguez en Tamaulipas, Pamela Montenegro en Guerrero y Leobardo Vázquez en Veracruz).
La mayor incidencia de muertes de 2000 a 2017 ha sido Veracruz con 21; Oaxaca con 15; Guerrero 14; Chihuahua 14 y Sinaloa 7. A la fecha la misma CNDH contabiliza 20 reporteros desaparecidos. De todo esto, tan sólo 16, de 23 órdenes de aprehensión obtenidas se han hecho efectivas.
La impunidad es el término exacto. La falta ausencia de protocolos ciertos de protección a periodistas y el hecho mismo que el 80 por ciento de las agresiones contra informadores-dueños-editores-fotógrafos (sobre todo de periódicos impresos) provienen de gente de gobierno y el resto del crimen organizado o por asuntos de partes.
¿Hasta cuándo justicia? ¿Hasta cuándo complicidades criminales? ¿Hasta cuándo fin de la impunidad? ¿Hasta cuándo el cumplimiento constitucional para todos?
jhsantiago@prodigy.net.mx