Joel Hernández Santiago
‘La macroeconomía está bien-más que bien-requetebien…’ Esa es la cantaleta que se nos ha dicho a lo largo de estos más de cinco años de gobierno de Enrique Peña Nieto.
Y para estar a tono –como debe ser según sus cánones-, don Catarrito, el ex gobernador del Banco de México ahora en el exilio voluntario, Agustín Carstens, decía que aquí no pasaba nada, acaso ‘el nacimiento de las rosas’, parafraseando al gran Carlos Pellicer. Y de ahí en adelante los integrantes de su gabinete económico, entre ellos el ex secretario de Hacienda y hoy seleccionado por el Presidente para ser candidato priísta a la presidencia de México, José Antonio Meade Kuri-Breña.
Y por ahí se la fueron llevando todo este tiempo, el mismo en el que la economía doméstica de la mayoría de mexicanos se resentía y que, por lo mismo, generaba aún más pobres de los que un país ‘en pleno desarrollo’ podría aguantar: más de 60 millones de mexicanos, hoy, viven en pobreza; de estos 20 millones viven con el ¡Jesús! en la boca porque no tienen ni para hoy ni para mañana, ni para cada uno ni para la familia…
Cuando hizo su campaña para la presidencia, Enrique Peña Nieto, dijo que “acabaría con las desigualdades nacionales”, que era un compromiso de campaña: abatir la pobreza, enderezar la economía, vida digna para los mexicanos, trabajo, casa, comida, sustento, solaz’… y todo eso que prometen cuando quieren el voto ciudadano.
Una vez que ganó, inmediato, en diciembre de 2012 echó a andar el famoso Pacto por México, en el que mediante reformas estructurales, habría de hacer de este país el paraíso terrenal y que todo habría de ser cumplido para todos y que seríamos los seres humanos más felices de la tierra y el país ejemplo del mundo y su circunstancia. En muchos casos las propuestas concretas se iban registrando ante notario… cientos de ellas: ¿Dónde están esos notarios hoy?
Hoy ese discurso ya se les cayó de la boca. Están en la etapa electoral de cantar victorias. ¿Victorias? ¿Cuáles victorias? ‘He ahí el dilema’… El país está en plena crisis social-política y económica, en tanto que la violencia criminal y la violencia política están en plena efervescencia.
Pero mientras son peras o son perones, la economía doméstica lo sigue resistiendo ¿hasta cuándo? Lo más cercano es el anuncio por parte del presidente de la Unión Nacional de Industriales de Molinos y Tortillerías (Unimtac) de que en los primeros días de 2018 el kilogramo de tortillas subirá hasta 3 pesos en la mayoría de sus 80 mil tortillerías agremiadas en todo el país.
Esto –dice Lorenzo Mejía Morales- porque los propietarios de negocios en donde se elabora la tortilla resienten en los últimos meses el aumento en el precio del gas y la energía eléctrica, lo que elevó el costo de producción. Que el maíz de importación que se paga en dólares es ahora más caro por el tipo de cambio…
En lo de que el precio de la gasolina sube, no hay más que ver que en los primeros días de este año aumentó considerablemente su precio ‘liberado’: el libro de Magna se vende entre 16 y 17 pesos en tanto que la Premium va de los 18 a los 19 pesos.
¿Se acuerdan aquello de que ‘¡con las reformas estructurales no aumentará el precio de los combustibles ni de los productos de consumo básico’?… Nada que ver… Y lo peor es lo que sigue:
Según expertos nacionales e internacionales, el 2018 será un año extremadamente peligroso para la economía mexicana. “El 2017 fue de incertidumbres y este año va a ser de desenlaces” dice Adrián Muñiz, analista de Vector CB.
Luego: uno de los factores que generará mayor impacto es el proceso de renegociación del TLCAN. Y a decir de James Salazar, analista del CI Banco, “el riesgo de una ruptura puede tener consecuencias inmediatas en los mercados financieros, específicamente en el tipo de cambio, y ello a su vez en otras variables económicas como inflación”
También dañaría a México la reforma fiscal en Estados Unidos porque implica un pacto sobre los flujos de Inversión Extranjera Directa en el país. Algunas de las inversiones planeadas para México probablemente no se concreten; además de que el alza de interés en Estados Unidos conlleva riesgo de que el Banco de México necesite entrar en una espiral alcista de tasas de interés…
¿Qué más? Pues nada, que las rosas no nacieron y que la economía mexicana está en vilo. Que los mexicanos de a pie ya resienten en sus vidas los nuevos precios que son producto de una mala planeación económica; que la pobreza se incrementa, la miseria, el desempleo, el empleo informal y, la violencia criminal… ¡Ah, el aumento al salario mínimo fue de 8.32 pesotes diarios, del cuño corriente!