Javier Peñalosa Castro
Finalmente Peña Nieto y su camarilla, encabezada por Aurelio, el Niño Nuño y el encargado de la policía política, Miguel Ángel Osorio Chong, parecen haber entrado en razón y reculado en su empecinamiento por imponer la mal llamada reforma estructural en materia de educación, luego de que se quisiera hacer pasar por un cambio trascendental en la materia un mero artilugio diseñado para conculcar los derechos laborales de más de dos millones de maestros.
El fracaso del Niño Nuño
Durante meses, el Niño Nuño se empecinó en doblegar a la disidencia agrupada en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, y llegó al extremo de encarcelar a sus dirigentes con acusaciones de enriquecimiento ilícito y malos manejos que irían mejor a sujetos como el tiranuelo jarocho Javier Duarte, el multimillonario dirigente de los trabajadores petroleros, Carlos Romero Deschamps, y un interminable etcétera, y de reprimir sangrientamente a la disidencia del gremio magisterial con el ánimo de amedrentarla, en hechos de sangre como los de Nochisxtlán.
Pero finalmente la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación cayó en la cuenta de las implicaciones de la trastada que pensaban consumar Peña y su camarilla, y exigió dar marcha atrás a las medidas promovidas por uno de los peores secretarios de Educación —disputa las palmas en este rubro con adalides como Ernesto Zedillo y Reyes Tamez—, con la autoridad que confiere a ese gremio el número de votos que aporta, capaz de inclinar una elección presidencial, y para no perder el escaso ascendiente que aún conservan los dirigentes con sus agremiados.
Contigo sí
Nuño se reunió el pasado martes con el dirigente del SNTE y, tras reconocer que “la reforma educativa ha generado expectativas, preocupaciones, incertidumbres y, sin duda, también enojo”, anunció que se revisará el procedimiento de evaluación a los docentes, ofreció que —ahora sí— la semana próxima presentará la tan cacareada reforma educativa, y dio a conocer que acordó una agenda de 10 puntos para negociar con la dirigencia del sindicato que comandaba Elba Esther Gordillo hasta antes de su encarcelamiento.
Como habíamos comentado, finalmente Peña y compañía tuvieron que ceder ante el creciente apoyo concitado por la CNTE en su lucha por los derechos de los trabajadores de la educación. Ante ello, y no por iniciativa propia, el SNTE decidió apropiarse de las banderas de la CNTE y encabezar un movimiento en favor de los derechos laborales de los maestros contratados por la SEP.
Pero si bien se reconoce que la evaluación de los maestros de escuelas públicas y otras medidas impugnadas por la CNTE deben modificarse, al asignar la interlocución al sindicato “oficial” se establecen las bases para una negociación más a modo, en la que se buscará negociar lo accesorio y mantener los aspectos fundamentales de la reforma laboral y administrativa que el peñismo se ha empeñado en hacer pasar como la reforma estructural en materia educativa que nos llevaría al primer mundo por la vía rápida, cuando, usted y yo lo sabemos, lo que se requiere en este campo es mayor inversión en las universidades y centros de investigación y desarrollo científico y tecnológico, así como capacitación continua a los mentores de todos los niveles educativos.
Al final —no hay que ser adivinos para verlo— prevalecerá la simulación, no se dará la mentada reforma educativa, y se escamotearán a los maestros todas las conquistas laborales que sea posible.
De inversiones adecuadas para el desarrollo de la educación, la ciencia, la tecnología y la cultura, ni hablar. Primero están el aeropuerto que no se construirá y otras obras de relumbrón que —esas sí— dejarán buen dinero a nuestros “gobernantes”.
Reculan también en el blindaje de exgobernadores impresentables
Durante la semana que termina también destacó el anuncio de que la Presidencia de la República, por conducto de la PGR, impugnó las leyes que buscaban blindar los más que dudosos manejos financieros de los gobernadores salientes Javier Duarte, de Veracruz, y Roberto Borge, de Quintana Roo.
Si lo que se pretende es perseguir a los exmandatarios estatales que se enriquecieron gracias al cargo, sería bueno que se encausara a Arturo Montiel, al sobrino lejano que lo sucedió en el gobierno del Estado de México, a algunos exgobernadores de Hidalgo, al tristemente célebre Humberto Moreira y una lista interminable de ex gobernadores y altos funcionarios.
Parece poco probable que ello ocurra. Incluso se corren apuestas, doble contra sencillo, de que, con o sin blindaje, y por más bravatas que eche el nuevo pastor de los priistas a sus correligionarios corruptos, habrá, cuando mucho, un par de chivos expiatorios entre quienes, casi se da por descontado, no figurarán Duarte ni su homólogo y homónimo de Chihuahua.
Mientras, los amos del endeudamiento despiadado de los gobiernos estatales y beneficiarios del saqueo descarado de las arcas gubernamentales seguirán disfrutando de lo mal habido sin que se les moleste ni con el pétalo de una averiguación o solicitud de declaración.