- Claudia, en el Infierno Cuauhtemista
- ¿Perpetró Margarita Delito Electoral?
- Aplaude Viridiana Hacia la Izquierda
Desde Díaz Ordaz hasta Peña, todos designaron candidato y presidente, aunque hayan sido de una militancia distinta a la suya. Zedillo dejó a Fox, Calderón a Peña, y éste, a López Obrador. En Morelos, Carrillo Olea dejó a Estrada-Cajigal, quien, a su vez, dejó a Adame, que le entregó las llaves de Casa de Gobierno a Graco Ramírez. Sólo Graco no dejó a su delfín, Rodrigo Gayosso. Cuauhtémoc Blanco no sentará a Margarita, la candidata de Palacio Nacional que no nació ni vive en Morelos.
Zedillo no entregó el poder, como él mismo dijo, sino lo transformó, transmitiendo la Banda Presidencial a Fox. Calderón pactó con Peña, y éste hasta a la toma de posesión de López Obrador asistió, escuchando su fuerte discurso cuyo contenido fue, años después se comprobó, degeneración de la política profesional, pura demagogia.
El presidente LO, ya en el último semestre de su casi sexenio, desveló un compló en su contra, para descarrilar el tren, camino a la ampliación de su mandato a través de Claudia Sheinbaum, su tapada cinco años. El golpe blando no es contra él ni su gobierno —no hay necesidad, siendo el ejecutor de sus desgracias gubernativas—, sino contra su candidata y posible reemplazo, si gana.
En la democracia sin adjetivos siempre se gana con votos, pero se imponen candidatos con capacidad de competencia, pero sin capacidad de victoria del lado contrario. Ganó Fox poque Zedillo puso a Labastida, ganó Peña porque Calderón impuso a Josefina, quien además sirvió contra López Obrador. En 2017, AMLO ordenó no impugnar el triunfo de Del Mazo III en el estado de México, por un posible acuerdo con el primo hermano de éste, el presidente Peña, quien hizo candidato a José Antonio Meade para perder las presidenciales de 2018, ante LO.
En los tiempos lopezobradoristas, Peña y su círculo rojo no han sido tocados ni con el pétalo de una carpeta de averiguación. Las acciones judiciales han sido chinampinas mediatizadas, pero nada más. La maquinaria de honestidad cuatroteísta no alcanzó a la corrupción del sexenio anterior, sólo la rebasó por la izquierda, superándola. En Morelos así ha sido. Candidatos a la gubernatura designados para hacerlos perder desde la designación, fueron Maricela Sánchez, Salgado Brito, Amado Orihuela y Adrián Rivera, entre otros. Las campañas electorales suponen un gran negocio económico, ganen o pierdan.
Advertir el inquilino de Palacio Nacional de un Lawfare [GL, por sus siglas en español] judicial-electoral, no es sino chuparse el dedo, a medida que avanza la campaña y su candidata no prende —fue evidente en Jojutla, Yautepec y Cuernavaca donde otra vez la hicieron enojar con reclamaciones, preguntas y abucheos— ni levanta sus mítines de súplica del voto. Estos calurosos días del invernal marzo, a días de la primavera, Xóchitl Gálvez acorta distancias y Lucy Meza las amplía, camino a Palacio Nacional y Palacio de Gobierno.
La especie de la dualidad derrota-victoria pactadas no es nueva. El centro de la discusión, si la hay, meticulosa, fría, es saber quién conviene más al presidente, si Claudia o Xóchitl, y al peor gobernador de la historia de Morelos y peor calificado actualmente del país, Cuauhtémoc Blanco, si Margarita González o Lucy Meza. Ahí están los micrófonos para el debate y las negociaciones políticas en la mesa, pues de sucesiones pactadas —las concertacesiones salinistas— sabe México un buen, y Morelos también.
letraschiquitas
Así recibió el gobierno de Cuauhtémoc Blanco a Claudia Sheinbaum: los cuerpos de los hermanitos Vianey [†] y Gabino [†] camino al camposanto, asesinados la víspera cuando iban a la primaria, una joven mamá muerta en vida, Giovanna Plata, revictimizada su hija de sólo cuatro años, que suplica justicia contra el papá atacante sexual, que dejaron libre los jueces Leticia Damián e Isaac Jiménez***. Para no ideologizar la Humanidad Culta en nombre de la universalidad, lo educacional y la democracia, la rectora Viridiana León está obligada ahora a cohabitar con Xóchitl Gálvez para quitarse la etiqueta de parcialidad amlista-cuauhtemista, aplaudiendo a Claudia Sheinbaum***. La arbitradora Mireya Gally seguro tomó nota de que Margarita González habría perpetrado delito electoral al asistir al mitin de la candidata presidencial, quien la llamó por su nombre y «próxima gobernadora», estando impedida de realizar proselitismo, mientras Juan Ángel Flores secundaba con el puño en lo alto, gritando «gobernadora, gobernadora», como una forma explícita de pedir el voto.