Por: Ricardo Burgos Orozco
A lo largo de nuestra historia reciente, México ha tenido buenos y malos gobernantes, sobre todo presidentes de la república. Desde Adolfo Díaz Ordaz, quien administró el país de 1964 a 1970, los jefes del ejecutivo han sido más criticados que admirados, tanto durante su gestión como al salir de ella. Ninguno ha salido bien librado del juicio popular.
Tampoco ha servido mucho la alternancia de partidos políticos desde el año dos mil cuando Vicente Fox Quesada acabó con la supremacía priista al llegar a la presidencia por el Partido Acción Nacional. Fueron 12 años de panismo porque siguió Felipe Calderón Hinojosa. Después arribó nuevamente el priismo con Enrique Peña Nieto y desde 2018, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) con su líder y guía moral, Andrés Manuel López Obrador.
López Obrador llegó el poder tras dos intentos anteriores en 2006 y 2012. En 2018 arrasó con más de 30 millones de votos y con una expectativa muy amplia para muchos mexicanos que veían en él una alternativa real de prosperidad.
Ahora le quedan unos meses para terminar su responsabilidad – termina en septiembre — y así como los anteriores presidentes, el hombre de Tabasco ha tenido muchos claro oscuros durante su gestión. Se le acusa de polarizar a la sociedad, pero también muchos sectores contrarios a su administración han hecho lo mismo y tal vez por la forma de ser del propio López Obrador y su condición natural de opositor durante muchos años, la confrontación se ha avivado.
Independientemente de esa polarización provocada por ambas partes, el presidente ha tenido aciertos. Por ejemplo, se ha mantenido el equilibrio financiero, con estabilidad monetaria. No hemos tenido en este sexenio sustos de desestabilización que amenacen una brusca devaluación o una inflación descontrolada.
Un gran acierto fue haber abolido el horario de verano, que a nadie tenía convencido desde 1996 cuando Ernesto Zedillo Ponce de León lo implementó dizque para ahorrar energía. Cada año se daban cifras de consumo que supuestamente beneficiaban al país, pero había mucha inconformidad desde aquel entonces.
López Obrador ha mantenido la pensión para adultos mayores y no sólo eso, la ha mejorado, aunque la entrega de ese recurso se hace arbitrariamente, sin ningún criterio. De esa manera, así como el dinero lo reciben quienes más lo necesitan, también las personas que no tienen esa necesidad.
Critican mucho el manejo de la pandemia y el número elevado de fallecimientos en México, pero es cierto que fue un acontecimiento mundial del cual nadie estaba preparado y tuvimos que aprender sobre la marcha. Lo que sí ha sido terrible la falta de medicamentos en el país por querer centralizar la distribución en manos inexpertas: la creación de la Megafarmacia en diciembre fue una utopía que sólo sirvió políticamente, pero nada efectivo.
Aunque afirma López Obrador que sí, la corrupción no ha sido erradicada; la violencia va en aumento con masacres y muertes que van a provocar un nuevo récord histórico; el crimen organizado está cada vez más presente y de manera abierta. Los militares ahora trabajan en labores que antes no hacían como administrar aeropuertos, líneas aéreas y empresas de distinta índole. La salvaguarda de la soberanía del país y el resguardo de las instituciones ha quedado en segundo plano o en tercero.
En materia electoral, López Obrador no ha dejado de participar abiertamente para promover a la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum, pese a las restricciones que le ha impuesto el Instituto Nacional Electoral. Bueno, en este caso, al igual que él, los presidentes anteriores también metieron su dedo de alguna manera para tratar de beneficiar a su favorito o favorita.
Ha hecho muy mal el presidente al querer confrontarse desde el poder con varios periodistas que están en contra de sus decisiones de gobierno. No es bueno ni para él ni para su imagen, aunque sigue manteniendo altos índices de popularidad.
Faltan menos de ocho meses para que termine la gestión de Andrés Manuel López Obrador. Tal vez sea muy pronto para calificar su gobierno, pero seguro va a hacer historia, buena y mala.
Una entrega de Latitud Megalópolis para Índice Político