HORIZONTE DE LOS EVENTOS.
El s. XX mexicano fue dominado por los Cárdenas: El Tata, que “completó”, o mejor dicho, perfeccionó el sistema político mexicano, emanado del estado revolucionario, al expulsar a Calles.
Calles irguió sobre un pilar, el Partido Nacional Revolucionario, al Sistema Político Mexicano, mundialmente estudiado, añorado, incomprendido e imposiblemente adaptado por otros estadistas; Cárdenas, con la expulsión del Jefe Máximo, levantó el otro pilar -el Presidencialismo- sobre el que’l Sistema andó, hasta que sus gobernantes surgidos de él, reventaron el caballo que sostuvo el ideario de la Revolución Mexicana, por más de 80 años, al no aplicar los principios que lo rigieron.
Cuauhtémoc, el otro Cárdenas, con la Revolución del 88, derrumbó la obra de su padre. Y la de Calles: Acabó con el Presidencialismo, pues su derrota no fue sino una lanza clavada por la nuca a la base del cerebro del viejo dinosaurio gobernante, ya cansado, y a no ser por Bartlett, irreconocible por sus propios militantes y por el pueblo en general, a los que tampoco reconocía.
Y toda vez que Presidencialismo y Partido de la Revolución fueron dos pilares (y piernas y brazos y parentales izquierdo y derecho, simultáneamente) del mismo dinosaurio, de cabeza única, esa herida en la base posterior del cerebro saurio, de muerte hirió también al Partido.
Si bien no fue fulminante, la punta ahí dentro, iba de un lado a otro, fue de derecha a izquierda, con previos intermezzos, sin ningún sentido, por el mero trayecto del péndulo, tan insalvable él, como inconsciente.
Su genoma involucionado no más se adaptó. Su presencia es incolora, imperceptible y para muchos invisible. Su robustez amenaza y es considerable, a falta de voluntad y fuerza, sólo por el vaivén del mar que aparentemente inerte, y aun cosificado, echado en la arena, si las olas lo revuelcan, a quien alcance con su larga y pesada cola, causa irreversibles males de todo tipo, desde luego e involuntariamente.
Expirará pronto pero quién sabe, acaso ya lo hizo. Es que está tan lejos de nuestra verdad y realidad, que los vapores que de él son percibidos muy de vez en cuando, es posible que hayan sido expulsados hace tiempo y que en lo que llegaron haya fallecido finalmente.
Quién sabe. A lo mejor desaparecemos y nos extinguimos, sin saber a ciencia cierta que aquella obra, aquel Aleph de Calles, iverne eternamente. Lo demás es historia. Y no bien cocinada, aún.
Todos los demás, los contemporáneos de Lázaro Cárdenas del Río y de Cárdenas Solórzano, somos piezas de aquella fundación de dos suertes y de dos momentos conjugados. Acaso muy valiosas, pero devenimos del dominio de los Cárdenas: Del que completó la construcción institucional de la Revolución Mexicana en la mitad primera del s. XX, y el segundo, que puso punto final a la obra de su padre, y a la de Calles, de paso. Y a la lucha de millones de mexicanos, sueños, memoria, todo.
Y ello tuvo beneficiarios, acaso todos (“a Dios, le pido”), incluida la 4T: su líder y Presidente de la República, por cierto. Pero antes, al acabar con la invulnerabilidad del PRI, el transitorio beneficio fue para el linaje político histórico de los partidarios de la reacción nacional, beneficio vil no inesperado, no reconocido, sino como un mal colateral.
Y tan no atinamos, ni ellos ni nosotros, cuando le apostaron a ganar, aunque lo programático descansara.
La llamada alternancia mexicana, finalmente nos ha homogenizado respecto del estatus anterior, y eso, como experiencia, nos hace crecer individualmente y como sistema de gobierno, mucho más maduros.
¡Ah, la izquierda benefició a la derecha! (con enemigos así, ¡para qué necesito amigos! Diría un loco que se ganó la lotería sin comprar boleto) Con un billete de hace 30 años: Ya toca.
Y A OTRAS COSAS: I. Urzúa, protagoniza la falta de experiencia y la vanidad (amor propio, orgullo, puede no ser ninguno de esos calificativos, o cualquier otro, pero no oficio político): Él debe, o mejor dicho, debió callar: Tuvo su momento y decidió irse, ya fuera debió callar. Ahora calienta el sistema y su propio escenario en contra del Presidente ¿Eso pretende? La historia del país nos enseña que a ello, sigue la denostación de su nombre, sus bienes y los de su familia… la privación de la libertad y /o el exilio.
II. La elección del 2006, ofrece una lectura interesante para entender la elección del 2018: el pastel electoral dividió al país en tres grandes rebanadas, casi sin migajas entre ellas. Esta, en dos el país.
El PRI fue relegado al tercer lugar y el PAN, apenas triunfador, en un cierre de fotografía, tomada desde el ángulo ciego, por el fotógrafo Ugalde, con la lente financiada por la Maestra (?!). El PRD con Andrés Manuel, tuvo qué conformarse con la “presidencia legítima”, en virtud de un resultado oficial, efectivamente divergente a toto el proceso de resultados preliminares, en los que el de Macuspana, fue ganando durante todo el día, para ser derrotado al caer el sol.
Doce años después, las opciones del PRD y del PRI, desaparecidas del menú electoral de los votantes, y en un total rechazo al PAN, partidos que no conservaron ni a su voto duro, nuevamente se partió limpiamente EL PASTEL ELECTORAL, sólo que esta vez, en una gran rebanada, más tres muy finas, transparentes.
De las tres rebanadas del 2006 ¿Cuáles abulcionaron en favor de Andrés Manuel? Es la gran pregunta.
III. ¡Balazos en Campeche ¿Dulce María Sauri? ¿Por el Alito? … Y así será, girando por la coladera.