Ayer en algunos medios de comunicación y en las redes sociales circuló un video donde una mujer “blanca”, de la tercera edad, insulta a otras dos mujeres de origen latino por supuestamente irrumpir en la fila de la caja de pago de una tienda departamental en Louisville, Kentuky, en el video es evidente el racismo que la generalidad de los gringos blancos (WASP) dispensan a personas de otras etnias, se implica también que este es el efecto Trump, lo cual es cierto.
La gran mayoría de los gringos “White Anglo Saxon Protestant” son personas sumamente incultas con un sobredimensionado ego, en mucho cultivado por quienes les envidian y les admiran como prototipos de estética, belleza racial y alto nivel socioeconómico.
Aquí en México tenemos innumerables ejemplos de como se abona a semejante estupidez, comerciales y programas televisados hechos en México con protagonistas de características étnicas caucásicas, modelos femeninos y masculinos de ojos claros y cabellos castaños claros y rubios, de cuerpos esbeltos y estaturas arriba del promedio, así como un sinfín de ejemplos más de como hemos cambiado nuestro antiguo complejo por los españoles gradualmente a un nuevo complejo por los gringos.
Y sin entrar en detalles, ya muy analizados, sobre como nos ha afectado la llamada cultura gringa, la realidad es que millones de mexicanos, principalmente los jóvenes y adolescentes, admiran a los gringos, pero específicamente a los WASP, a ese tan televisado modo de vida en los suburbios de USA, el estilo california de jóvenes populares, hombres y mujeres emprendedores y triunfadores con vidas dispendiosas y frívolas.
Lo anterior no es culpa de la juventud mexicana, somos las generaciones pasadas las que permitimos y colocamos poco a poco cada piedra de ese monumento llamado USA.
Dejamos desde hace siglos que el materialismo, el consumismo, la idiosincracia racista, los ideales empresariales de agiotista y una religión patriarcal dislocante, represiva y degradante terminaran por destruir la de por si endeble identidad del mexicano; el bastardo hijo ilegitimo del español.
Nos dedicamos a aprender el idioma inglés y sus costumbres, no para entenderlos, sino para que nos aceptaran, o ya de jodido, que nos permitieran servirles, todavía existe ese regodeo pretencioso entre mexicanos quienes, por ejemplo, se esmeran por hablar el “perfecto inglés” o entre quienes viajan con frecuencia a los “yunaites”, igualmente se sienten ¡orgullosos! quienes se pasean con un gringo o una gringa, ni hablar de aquellas familias que mandan a sus retoños a estudiar al “college” para “mejorar” su nivel académico, como el “mamoncito” presidente nacional del PAN, Ricardito Anaya, quien mando a su pequeña, encantadora y burguesa familia a experimentar “otro nivel de vida”, y de paso alejarla de los peligros de una sociedad llena de proles, “fuchi”.
El colmo es el uso de anglicismos hipocorísticos utilizados ridículamente por los “aneurales” (sin neuronas) cráneos de oligofrénicos mexicas, como Andy, Mary, John, Pete, Any, Riky y otros tantos, llegando incluso al absurdo de registrar a los orgullosamente morenos hijos de Huitzilopochtli, Quetzalcóatl o Kukulkan como Britany, Brayan u otros similares.
Así lo de hoy, lo “chic”, lo “in”, lo “you know”, lo “cool”, es emigrar a USA, estudiar en USA, trabajar en USA, pasearse en USA, comprar en USA, doctorarse en USA y hacer toda actividad en USA que justifique presumirse y “farolerar” a los cuatro vientos, cual trotamundos frustrado.
Por eso no debería indignarnos que el trato que los WASP dispensan a los prietitos sea un trato francamente de la chingada, aquí en México he atestiguado a viejas encopetadas de “ibérico abolengo” dando peor trato a indígenas, y este patrón se repite como manual de racismo a lo largo de todo latinoamerica.
El mexicano promedio parece guardar en su genética esa tendencia a enarbolar a cualquier hijo de puta con tez blanca y ojo claro, no importa si el paisano es negro, prieto, moreno, apiñonado o güerito, si le plantan a un anglosajón rubio de ojo azul enfrente, inmediatamente se empina pa´ servirle.
Seguramente en esta dinámica tiene mucho que ver la imagen icónica que la “Puta de Babilonia” ha grabado con sangre en su ignorante grey, un dios “hermoso”, rubio de cabellos dorados y ojos azules. Lo anterior, adicionado con la profecía del retorno de Quetzalcóatl, fue la puntilla que destruyo la otrora orgullosa identidad indígena.
Por eso los pinches españoles hicieron lo que les dio la gana y lo siguen haciendo en nuestra tierra, por la misma razón los pinches gringos hicieron lo que les dio la gana y lo siguen haciendo, ¡porque los endiosamos! ¡porque hemos dejado que nos agarren de los huevos apretándolos cada vez más y más! ¡¡Y aún con todo eso les sonreímos y se los agradecemos!!
Ahí tenemos los resultados a la vista, dependencia alimentaria, energética, financiera, política, estratégica, laboral, tecnológica y lo que se ocurra. Discriminación, xenofobia, persecución, robo, violaciones, intrusiones, exclusiones, y para acabar les hemos regalado todo cuanto se ha podido explotar financieramente.
Hasta el “hombre más rico del mundo”, el mexicano-libanes Carlos Slim, orgullo de miles de idiótas nacionales, se empinó ante el poderío WASP, ya no se diga todos los empresarios, políticos, y casta dorada que irán poco a poco desfilando para sopesarle el escroto a Mr. Trump.
Y claro, dirán que ya no tenemos de otra, que lamentablemente dependemos demasiado de los gringos y que, si antes por “nalgas prontas” luego por “lamesuelas” y ahora por “comemierdas”, no les podemos hacer desprecio. Tal vez así sea, pero de pronto y por mi parte intentaré no hacer gasto en compañías corporativas transnacionales, consorcios multinacionales y muchísimo menos en empresas de pseudomexicanos “culiempinados”.
Si a las oligarquías, casta dorada y al pueblo pendejo les gusta el sabor de la mierda que les dan a tragar los gringos, que les aproveche, y que se atraganten como los hambreados de identidad que siempre han sido.
-Victor Roccas