La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Lo que debería ser su norma lo dijo el Predicador y gratis: ¡No hay nada nuevo debajo del sol!
A últimos tiempos, en su afán de ser modernos, los candidatos a un cargo público, buscan asesoría (desde luego, cuando hay dinero), con las eminencias del marketing electoral.
Prestos, después de fijar un alto costo por sus honorarios, las y los expertos abandonan el confort de la urbe, para trasladarse a la aldea en cuestión, donde ya los esperan las suites de los mejores hoteles.
Con aires de superioridad, cacareando palmareses obtenidos en universidades del ‘Primer Mundo’, los nuevos colonizadores, dan conferencias magistrales a los equipos de operadores, para ponerlos a tono con las vanguardias en la estrategia de ganar votos.
Storytelling, target, spin, psico-segmentación, identidad visual, engagement, en fin, un sinnúmero de terminajos rimbombantes, les son sorrajados a los estupefactos oyentes, palabrería que, al final, dijeran en el sotavento: sirve pa pura madre.
Afirmamos lo anterior, sin negar el talento intelectual de los estrategas, en virtud de que, utilizan herramientas de análisis basadas en teorías ortodoxas, surgidas en universidades estadounidenses, las cuales, son insuficientes para interpretar la realidad mexicana.
Para agregar un elemento de apoyo al planteamiento, los que saben señalan, justamente, que un signo de crisis en las democracias, es la incapacidad y la confusión para comunicar, así pues, a la inflación le llama ‘indexación de precios’ y la devaluación ‘ajuste a la baja’.
Concluimos. En un diálogo entre Danton y Robespierre, el primero acabó de tajo el debate cuando, con ironía, espetó: cómo hablas del pueblo si nunca te has acostado con una mujer. Recurriendo a la analogía preguntamos: ¿por qué un hombre, al que se acusa de tener pocas luces académicas, pulverizó a los doctores que pretendían derrotarlo en las urnas?
Pregúntenle a Danton.