La palabra con la que el presidente Enrique Peña Nieto iniciará su cuarto año de gobierno ya la anunció.
Durante la clausura de la XXII Reunión Anual de Industriales organizada por la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), Peña Nieto señalo que nuestro país está destinado a ser “imparable”.
De acuerdo al discurso presidencial en México se conjugan una serie de factores que nos disparan al desarrollo: estabilidad, visión de largo plazo, reformas estructurales, apertura al mundo, inclusión social y Estado de Derecho.
Sobra advertir que en dicho encuentro, los industriales aún comandados por el saliente Gerardo Gutiérrez Candiani del Consejo Coordinador Empresarial (CEE), dijeron vislumbrar y apoyar la receta triunfalista de Peña Nieto. Pero con anterioridad, los empresarios han avizorado un escenario gris para sus inversiones y ganancias en los próximos meses.
Los analistas financieros y económicos señalan que es tal la desconfianza en el crecimiento de México, que incluso la inversión foránea de cartera –activos financieros adquiridos por extranjeros—han registrado una caída de casi el 80 por ciento anual sólo en el último trimestre, de lo que advierte el Banco de México (Banxico), es la quinta caída consecutiva.
En realidad los inversionistas y empresarios del país y de otros confines, empiezan a mostrar una clara aversión para los negocios en México pero Peña Nieto no puede admitir el fracaso rotundo.
Ya ni siquiera nos queda un empresa petrolera de la que “echar mano” para subsanar nuestros déficit de capital y financieros y los recortes de empleos en el sector público están a la vuelta de la esquina, pero el presidente de México dice que tenemos estabilidad.
La única visión de largo plazo es la que han tenido centenas y centenas de políticos que han pasado por sus puestos para enriquecerse a ellos y a sus familias, porque aquí en México el desarrollo lo tira de un plomazo la corrupción.
Y qué decir de la inclusión social y el Estado de derecho, estamos en pañales y en sitio peligroso.
De los dichos a los hechos, sólo hay que advertir que el presidente Peña Nieto se montará en el discurso triunfalista en el paso posterior al cenit que de forma inevitable es el ocaso de su Administración.
Acta Divina… “México se está transformado. México está evolucionando. Con absoluta convicción afirmo que, en los siguientes años, México está destinado a ser una nación imparable”: Presidente Enrique Peña Nieto.
Para advertir… Hipocresía mediática.
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