Jorge Miguel Ramírez Pérez
Obrador tiene en su lengua un enemigo. Es una lengua mentirosa, que a la vez es bífida como las serpientes y la del padre de la mentira. Les habla a dos grupos de fanáticos irreconciliables con la habilidad de un mentiroso consumado, de lo que se jacta como listillo. Son dos bandas de seguidores que por ahora solo ven lo que les conviene. Las dos bandas: gandallas y fantasiosos, traen modelos antiguos, de los años sesentas y setentas.
Unos son los aburguesados gandules, a quienes gusta lo folclórico o exótico; ven a Obrador como un Osho, un gurú de los años de peace & love, de la ideología hedonista, la de una Tatiana, que le brota con entusiasmo anacrónico, hasta groserías dice, reviviendo una juventud que nunca tuvo la jefa de las old groupies.
En ese grupo están los fresas del pasado, hijos de papi, irresponsables y cínicos, cortesanos por vocación, que vivieron esos años sin vida propia, empezando con Alfonso Romo que olvidó ya los quebrantos a las empresas de su ex esposa, y cree que bien valió el FOBAPROA, para ganar dinero. Los perjuicios dice, no son importantes. No pasa nada.
Está Bartlet el que le dio el triunfo a Salinas a cambio de la Secretaria de Educación y del gobierno de Puebla. Para él, se la deben. Él siente que no dañó al país al ordenar la caída del sistema. Es más, está en el mismo paquete con Tatiana, porque lo del Maquío, que fue el que ganó en 1988, porque arrasó en el norte y centro del país, quedó sepultado. Y hasta los Clouthier creen que Cárdenas ganó.
Insólito, Bartlet, es el representante del partido maoísta, el de “línea de masas”; cuyo dueño es Raúl Salinas de Gortari, que le dio en administración a su compadre Alberto Anaya, su hombre de confianza. Es el contacto con el Innombrable, para cuando Obrador necesita de ellos o que le presten el partido, como lo hacen ahora.
Un junior de los Barcelonnettes, de los colonos franceses de la Saboya. El instigador de Asamblea de Barrios: Marcelo Ebrard, beneficiario del proyecto corrupto de la línea 12 del Metro, está con los gandallas.
Doña Elenita Ponitowska de la desplazada estirpe real de Polonia, que no puede ver indígenas, es otra princesa que está con Obrador porque el papá del Peje era español.
Otro junior, porque todos los mencionados lo son, es Napoleón Gómez Urrutia. Un burguesazo. Estuvo en la Casa de Moneda, literalmente como Rico Mac pato, nadando en oro y no solo eso; es el que sabe el tejemaneje de las concesiones de extracción de metales, principalmente del áureo, el que sacan los canadienses sin pagar impuestos; porque son los testaferros técnicos de poderosos nuevos amigos de ya saben quien. Napito les birló 55 millones de dólares a los de su sindicato. Ya con el fuero como senador propuesto por Obrador, puede repartir algo.
Puros junior en el cuadro gandalla como el sobrino del protodelincuente: Arturo “El Negro” Durazo: Alfonso Durazo el secretario de seguridad de Obrador, estuvo incrustado en el equipo de Marthita Sahagún, por su tío Francisco Sahagún Baca, el jefe de sicarios de los Durazo. Los Sahagún parientes del padre Maciel. Son los descendientes de los prohombres fundadores de cárteles de la vertiente de la amnistía.
Compiten en el mismo tema los Monreal, con el que fue su procurador en Zacatecas, el hermano de Rocío Nahle, la candidata al senado que ascendió por recomendación a Fidel Herrera. Su compañero de fórmula es el rey de las escobas y bacinicas en Veracruz, Ricardo Ahued, otro fidelista, enriquecido por vender basura fayuquera china, pero su fortuna se debe más, a su paso de priísta como alcalde de Xalapa.
No falta entre los arribistas el suegro de Azcarraguita para que se le aclaren los números a la empresa inventora de telenovelas. No les ha ido bien y ni con Obrador se recuperarían, porque El Peje, trae a Epigmenio Ibarra, un manipulador profesional de la infamia, sin escrúpulos, hasta a su hija la pone hacer el amor en los filmes. Su línea es el escándalo pornográfico.
Todos ellos van por dos cosas: una, sustituir a los prestanombres de los empresarios que Peña benefició con el nuevo aeropuerto y con la reforma energética; y dos, para saciar venganzas personales, para operar a la antigüita, para que los privilegios en verdad sean de unos cuantos, de una aristocracia huehuenche, no de los trepadores itamitas.
En la otra banda están los de la rabia social. Los que quieren dinamitar México, acelerando a las masas, dividiendo al país con odios. Ebrios de poder, que son troskos que ni siquiera han leído a Marx. Izquierdistas infantiles como Lenin calificó a los de su clase desde1918. Comunistas de la imaginación, sin conocimientos de la teoría madre del manual para andar en cuatro patas.
Les han pasado de noche los fracasos de la izquierda y las matanzas innecesarias para encender la pasión del vandalismo. Allí están los maestros que no son, la sección 22 y otros grupos de choque.
En primer lugar se puede anotar al ideólogo del pejismo: Héctor Díaz Polanco, del corte echeverrista. Quiere que México sea como Venezuela que se muere de hambre; y conste que ellos, sí tienen petróleo en abundancia: las reservas mas grandes de crudo. México ya no.
En segundo lugar está Ackerman, de origen apátrida, afirma sin medianías que: “quiere chingadazos”, su esposa de familia de guerrilleros, es la propuesta de Obrador a Desarrollo Social.
Allí forman Noroña, un inadaptado. Otro con ínfulas de aristócrata del anarquismo hispano-azteca, Paco Ignacio Taibó II; que se le hace tarde para expropiar; así empezaron a destruir a España, con el rollo de la República Española como reino de las venganzas. Locuras mafufas.
La Nestora guerrillera de los cárteles de la droga de las sierras guerrerenses, la que opera en las normales rurales para quitarles el monopolio a otros cárteles; y también los izquierdistas de banqueta, Claudia Scheibaum, su exmarido el depredador y vándalo de la UNAM, Imaz y los otros recolectores de dinero sucio como él: René Bejarano, con la jefa de las cuotas del ambulantaje: Dolores Padierna, engendros del ebradismo. Creadores del diseño decadente de la urbe hecha cochinero.
Esos quieren el cambio de sistema. Nada más y nada menos. Quieren destruir a México e inventar otro país, este ya les hartó…