Joel Hernández Santiago
Una forma de debilidad política es que el gobernante no sabe o no tiene gente a quien responsabilizar de cargos sustanciales para los habitantes de un país, un estado o un municipio, y peor aún, que se los impongan desde el pasado…
Y un sindicalismo débil es aquel mal entendido que no mide el equilibrio entre la defensa laboral y la responsabilidad de la tarea en la que están empleados sus integrantes, a los que la sociedad les paga y es de ética servir a esa sociedad y no servirse de ella, como dice el lugar común.
También es debilidad que un gobernante principal se esconda y no de luces frente a una crisis política y administrativa, en este caso en uno de los sectores más dañados por todos los gobiernos y más perjudicial y aun peligroso para la salud y la vida de los habitantes de ese cuerpo social.
Esto viene al caso porque en Oaxaca en este momento hay una confrontación muy seria entre la Secretaría de Salud del estado, que es decir su titular Juan Díaz Pimentel, y los sindicatos de salud en la entidad, aunque predomina la sección 35 por su actitud beligerante.
El señor Juan Díaz Pimentel fue nombrado Secretario de Salud por tercera ocasión en Oaxaca. Es un hombre mayor y, por lo mismo uno supone experimentado, a pesar de que durante su gestión como secretario de Salud, durante el gobierno de José Murat Casab –de quien es consecuente– fue acusado por la Procuraduría General de la República de haber ejercido indebidamente 6.5 millones de pesos para la construcción del área de Oncología del Hospital de Especialidades.
… Luego, el político priista Díaz Pimentel, fue absuelto por el magistrado del Segundo Tribunal Unitario Penal del Distrito Federal, quien juzgó que no existían pruebas en contra.
No es un secreto en Oaxaca que la Secretaría de Saludo ha sido, la caja chica de éstos de los gobiernos recientes, lo que deriva en la falta de medicinas, falta de hospitales atendidos con el instrumental científico y tecnológico para la recuperar la salud de los enfermos oaxaqueños y mala calidad en los servicios, como se puede ver en el sistema de hospitales públicos de la entidad.
A su llegada a esta tercera gestión, dijo que seguiría las instrucciones del gobernador de la entidad, pero también señaló enfático que “La nómina de los servicios de Salud de Oaxaca está muy inflada, 8 mil trabajadores deben ser reubicados y otros tendrán que salir de la dependencia, porque esto genera un déficit de 1,700 millones de pesos; no somos la secretaría del empleo, somos la secretaría de Salud”.
Ahí está el gran eje central del conflicto. El gran problema del sistema público de salud en Oaxaca es administrativo. Como ocurre en muchas de las secretarías de Gobierno en Oaxaca.
Político que llega al poder, paga con plazas a quienes lo apoyaron. Decenas de plazas. Cientos de plazas. La burocracia en Oaxaca es excesiva porque los gobiernos han sido incapaces de propiciar la generación de empleos. Así que las oficinas de gobierno son espacios para pagar ese desempleo: desempleo pagado.
Por supuesto, los sindicatos de Salud brincaron. Ya por su propia voluntad o, quizá, azuzados por algún ex gobernador, algunos señalan a Ulises Ruiz, enemigo acérrimo de José Murat Casab quien influyó para que Díaz Pimentel regrese a la Secretaría de Salud, con lo que debilita el gobierno de su hijo y, de paso, daña a la entidad.
Y sí: el señor Díaz Pimentel se ha confrontado. Hace unos días aparece en un video en el que se le ve llegar a un auditorio en donde se encontraría con trabajadores de salud, a la rechifla éste contestó con una seña obscena: “Lord Caracolitos” se le dice ahora. Luego enfurecido perdió el control frente a gente de prensa…
Los integrantes del sindicato de Salud piden su renuncia, pero al mismo tiempo, de forma irresponsable en todo, dejan de dar servicios de salud en gran parte de la entidad, particularmente el Hospital Civil, al que acude gente de bajos recursos y que requiere atención médica… Y esto no es posible ni debe ser y es criticable a todo punto.
La confrontación, la irresponsabilidad profesional y la falta de tacto político se juntaron ahí. A esto se aúna que días después de las movilizaciones y cierre de vialidades por parte de representantes sindicalistas de salud, el gobernador Murat Hinojosa no había salido a buscar una solución, e incluso impulsar un espacio de diálogo para encontrar soluciones administrativas y ahora políticas.
Nada, pues, que Oaxaca navega entre la política al viejo estilo que llega por impulsos para intentar solucionar un problema que es, en efecto, un problema porque la nómina creciente de salud se concentra más en el aparato administrativo que en el médico, cuando debiera ser a la inversa.
Y a todo esto, los oaxaqueños quedan en medio de una lucha que no es su lucha y que sí les daña en lo individual y familiar en algo extremadamente importante: la salud.
Así que un llamado a la responsabilidad de cada parte es indispensable. Si el señor Díaz Pimentel no puede con el tema, que lo deje… ¿pero a quién? ¿Le impondrían a Murat Hinojosa a otro secretario de Salud como ya le han impuesto a otros secretarios del viejo cuño?
¿El sindicato entenderá que su función es la defensa del trabajador de la salud, no de plazas y puestos pagados por los oaxaqueños pero que no tienen ni sentido ni respeto a la salud?
Murat Hinojosa deberá encontrar la solución a estos problemas, porque los oaxaqueños lo merecen, sólo así comenzará a vérsele como gobernador, y si no: no.