Norma Meraz
Querer correr antes que caminar siempre trae consigo el riesgo de tropezar.
No llevamos ni treinta días del nuevo gobierno y ya empezamos a contabilizar los tropiezos.
El mundo no se hizo en un día, se requirieron siete días para ello y habría que considerar este referente para no cometer errores ante una prisa innecesaria.
El tomar decisiones “a matacaballo” empieza a costar en tiempo y dinero al pueblo de México.
Desde el primer día de mandato del Presidente Andrés Manuel López Obrador empezaron los despidos en las diferentes áreas del gobierno federal.
A la fecha, suman ya miles los que han quedado sin empleo. A rajatabla y sin antes evaluar el desempeño de cada uno fueron corridos de sus puestos cientos y miles de empleados del gobierno que dejan a su vez el mismo número de familias sin ingreso alguno.
Se ha argumentado que dicho recorte es en aras de la austeridad republicana y la racionalidad del gasto público, sin embargo, en cuanto han quedado disponibles los espacios, estos se han ocupado por nuevos burócratas… como en el mar, cuando se hace un hueco, de inmediato se llena… así pasa hoy en los puestos de gobierno.
Se les “bajaron” los sueldos a los altos funcionarios, pero aún no les han subido a los de menores ingresos .
Este despido masivo de burócratas –de los cuales muchos no tendrán opción a otro trabajo por tratarse de personal calificado y con experiencia– irán a engrosar las filas del desempleo. Y el desempleo no es cosa buena para un gobierno que comienza.
El desempleo abona a la delincuencia cuando no queda otra opción.
Casi la mitad de estos mexicanos que se quedan sin trabajo son mujeres, único sostén de su familia; son parte de la clase media proletarizada que ya no pagará impuestos y que sufrirá el despojo de una vida ya ganada a pulso .
Además, si el desempleo es acompañado por la falta de creación de nuevos puestos de trabajo, ¿cómo va a moverse la economía?, ¿cómo habrá inversión privada?, ¿cómo habrá crecimiento del inalcanzable 4% prometido por el Presidente López Obrador?
Los expertos en economía opinan que, tal vez, México no logre crecer ni al 2% en 2019… así que ni soñar con el 4 y menos con un 14% como lo hace Macao, un país minúsculo de sólo 540 mil habitantes.
Los errores cuestan. Si se corrigen a tiempo resulta loable, aunque ya dejen el sabor de boca de una equivocación, un tropezón. Tal es el caso del recorte al presupuesto de las universidades públicas. El Presidente tuvo que recular, tratando de decir, a voz en cuello y tono alto, que el error fue de otros.
Claro, el reintegrar los cinco mil millones de pesos a los antes castigados, obviamente significa que se harán recortes a otras áreas porque más dinero no habrá.
Y hablando de universidades, el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, ha reiterado lo dicho por el Ejecutivo: que se abrirán 100 universidades en el país.
Hay que aclarar que no serán centros de educación superior con varias carreras, serán pequeñas unidades de estudio en materias específicas –por cierto, el secretario Moctezuma presume que se abrirá una universidad con especialidad en Ciencias del Mar en Ensenada B.C., tal vez no le han informado que desde hace 20 años ya existe una Facultad de esa especialidad en ese puerto y que pertenece a la UNAM–, entonces no hay que confundir y crear falsas expectativas en la población.
También abunda el titular de Educación Pública que se vale que los niños puedan copiar en los exámenes. Ahora resulta que hasta el gusto de hacer acordeones les quitarán a los estudiantes, cuando el hacer esos papelitos significaba un buen repaso de la materia y algo quedaba aprendido finalmente. ¿No será éste otro error?
Y otro error, el que la secretaria de Gobernación, quien lleva las riendas de la política interna del país, aún no haya tendido un puente de comunicación con los partidos de oposición.
¿Y no será otro error la amenaza del Presidente López Obrador de que, de no autorizarse la creación de la Guardia Nacional, el ejército volverá a los cuarteles, aun cuando se deje indefensa a la población frente a la delincuencia desbordada?
Otro error: ¿dejar al campo sin inversión?
Los viejos son sabios y dicen que “no por mucho madrugar amanece más temprano” y que “más vale paso que dure y no trote que canse “.
Mientras tanto:
¡Digamos la Verdad!