Claudia Rodríguez
Cada vez que se conocen de los exabruptos de hijos de gobernantes y funcionarios, viene a la cabeza la concepción de mirrey a la mexicana de Ricardo Raphael:
“Los mirreyes asumen que su papel en la sociedad deriva de una suerte de orden natural… Se valoran a sí mismos como una especie humana distinta al resto. No deben ser confundidos, no deben estar al lado de quienes no son gente como ellos; son el resultado de un privilegio que los trasciende y este no debe ser cuestionado.
Nacieron con capacidad innata para estar en la cúspide de la sociedad, para dirigirla y modelarla a partir de su visión del mundo”. “Se casan con «gente bien», «gente como uno», «de toda la confianza», viven en una colonia «decente»… no comparten amistad en Facebook «con cualquiera»…”
Pero quizá lo que más daño nos hace como sociedad del comportamiento de estos hijitos de papá es que utilizan no tanto su riqueza económica, sino su estatus de ser “hijos de”.
Hijos de presidente, de expresidente, de secretario, de gobernante, de presidente municipal, de legislador, de funcionario y más.
El hecho es que pasan por arriba de la ley, del orden público traspasando las fronteras del respeto a terceros y hasta su poder de compra que llega incluso al grado de corrupción como muchos de sus progenitores.
Un mirrey en México puede ser exhibido, pero nunca sancionado. Para eso se juntan, hacen negocios y se casan con gente como ellos.
Es por eso que aunque se conozcan los escándalos como el inicio de pleito por parte de Alejandro Peña, hijo del actual mandatario mexicano, en el bar “El Grito” de San Miguel de Allende y que en lugar de ser llevado ante las autoridades por los daños, arribaron ipso facto decenas de militares para protegerlo, claro.
Otro ejemplo de tantos, es el de Luis Felipe Calderón Zavala, hijo de Felipe Calderón y Margarita Zavala, quien fue señalado de perturbar el orden público al interior de un bar de Playa del Carmen en Quintana Roo.
Pese a que los policías del lugar atendieron al llamado, cuando el señalado se identificó, no se procedió de ninguna manera.
Cientos de casos fuera de la legalidad se suceden a lo largo y ancho de toda la República con los hijos de papi, que se cataloguen de mirreyes o no y la ley es omisa con ellos. Si no son de otra especie, sí son tratados como tales.
Para advertir… Pocos gobernantes y funcionarios pueden presumir a sus hijos. La mayoría es una vergüenza nacional.
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