La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
En su nombre lleva el remedio: que de charolazo o que se disponga en charola de plata
Con alrededor de 30 meses detenida en Santa Martha Acatitla, la estrategia legal de Rosario Robles tiende a convertirse en un misterio.
De acuerdo a versiones registradas en los medios, a la doña se le ha ofrecido ser testigo colaboradora, en otras palabras, que delate a un ‘pez gordo’ (Osorio o Videgaray) o que, de plano, eche de cabeza a EPN, para que con ello pueda ser liberada.
La respuesta de la interfecta es mostrar indignación y, en diversas declaraciones, ha dicho que no es ‘soplona’ y que su objetivo es salir ‘del bote’ exonerada…mmmmm.
Ante tal circunstancia, la pregunta es: ¿en realidad Charola cumple un juramento de omertá o de plano no tiene nada con que inculpar a sus ex patrones?
En días pasados, ante la posibilidad de ser extraditado a México, Carlos Ahumada advirtió: me dejan en paz o filtro más videos exhibiendo la corrupción de otros personajes de la 4T.
El desafío del argentino está para pensárselo dos veces y no sería aventurado suponer que su caso sea ‘congelado’, ya que, el golpe mediático podría descarrilar el proyecto de 2024.
Desde la perspectiva de este recurrido pragmatismo para evitar el reclusorio, resulta ilógico que, bajo la pretendida intención de asumirse como una persona íntegra, la Robles acepte tragarse el ‘sapo’ solita, ella misma alega que su salud está minada ¿entonces?
Ahora bien, sabemos que el resentimiento puede convertirse en una suerte de estimulante para superar situaciones difíciles, lo que da lugar a la máxima: la venganza es un plato que se come frío.
Sin duda, Charito vive a dos puyas, la de sus ex jefes que la empinaron y la de su ex amigo, que le pasa factura por los video escándalos, lo paradójico, es que a todos les conoce algo.
¿Qué pasará si algún día se desvelan los misterios de Rosario?