Héctor Calderón Hallal
Por la vía de WhatsApp, recibió el suscrito un valioso regalo en forma de texto y audio grabación, con la voz inconfundible de Mario López Valdez, exgobernador de Sinaloa quien, logró conmover a sus clientes y amigos, a quienes agradeció su preferencia para con su cadena de ferreterías, pues el mensaje no tiene desperdicio al abordar la importancia del individuo en lo particular, asumiendo que para que exista un todo funcional en la sociedad, es necesario que exista una diversidad, una pluralidad de elementos que integren el núcleo poblacional. Un valioso texto en forma de cuento, de autor anónimo (aunque hay quienes le dan el crédito al español Miguel Ángel Santos Guerra, lo cierto es que los motores de búsqueda de Inteligencia Artificial de Meta, lo señalan como de autoría anónima).
Asamblea en la carpintería
Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea.
Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Pues que hacía demasiado ruido! … además, se la pasaba todo el tiempo golpeando.
El martillo aceptó su culpa, pero pidió también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darles muchas vueltas, quizá demasiadas, para que sirviera de algo.
Ante el ataque el tornillo aceptó también, pero a su vez, pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con el resto de las herramientas.
Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado también el metro, que siempre se pasaba la vida midiendo a los demás según su propia medida, como si fuera él la única herramienta perfecta.
En eso, entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera se convirtió en un fino mueble.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación.
Fue entonces, cuando tomó la palabra el serrucho y dijo:
“Señoras y señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos.”
La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte; el tornillo unía y daba fuerza; la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto.
Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.
(Así concluye el sublime cuento de “La asamblea en la carpintería”)
Egoísmo es pretender que los demás entiendan la realidad exactamente como ese solo individuo o un solo colectivo de personas piensan.
Absurda y hasta irresponsable, es la forma de pensar de aquel gobernante o figura de autoridad al interior de una comunidad, que pretende que la humanidad se integre de seres con una misma vocación… o con los mismos perfiles, habilidades o competencias…. O lo que sería peor aún… que la totalidad de la población no tuviera defectos o virtudes… o incluso diferencias entre sí.
La conversación sostenida por cada uno de los diferentes actores que intervienen en la metáfora del relato… en la fábula o cuento de la asamblea en la carpintería, donde se señalan entre sí los defectos de los demás, resulta ser la mejor analogía de lo que es un genuino parlamento en una democracia consolidada, donde a pesar de esta crudeza del diálogo, se hace prevalecer el interés supremo que le da sentido a su taller, es decir, la armonía a pesar de las diferencias….que asemeja muy plásticamente a un sistema de convivencia democrática… ese interés supremo que se hace prevalecer al final, no es otra cosa que la voluntad del creador por aprovechar cada una de las potencialidades de cada una de sus criaturas… sin excepción alguna. Porque todas aportan… y todas valen igual… ahí las mayorías y las minorías numéricas no se imponen ni exterminan entre sí… sólo se aprovechan.
Así que el diálogo, es el lenguaje de toda democracia moderna consolidada… por crudo y claridoso que sea. Resulta imprescindible que se consolide, por áspero que este sea.
En México no hay diálogo político del poder en turno con representantes de la oposición desde 2018… y al parecer no lo habrá hasta por lo menos 2030… Algo francamente preocupante, pues todas las veces sin excepción, incluyendo las de las “minorías” deben ser escuchadas para las tareas de gobierno.
Aún cuando se pretenda que el diálogo sea áspero y crudo.
Y no ha habido diálogo político por prejuicio de los dos últimos presidentes y sus “staffs” más cercanos. Tienen ellos una interpretación torcida del diálogo político: este implica “negociar en lo oscurito” … y no necesariamente es eso.
Ciertamente “la estimación sincera a veces es insípida como el agua … y la falta de estimación es tan dulce como la miel” … por eso el trato político adquiere tintes de hipocresía y falsedad, pero no dejan de ser estos últimos, atributos también vinculados a las formalidades del poder (hipocresía y falsedad) que son cosas por demás complejas, muy serias… que no pueden verse o entenderse en el marco de la simplicidad de una charla entre compañeros de cantina o de alcoba.
Es el lenguaje de la política, donde el elemento humano y sus motivaciones, como sus intereses intervienen… y no hay nada más volátil y disímbolo entre sí que las motivaciones humanas.
Estudiar a la humanidad y a las relaciones interpersonales, implica desechar cualquier ciencia clásica convencional.
Vamos… estudiar la conducta humana, no implica considerar que 2 más 2 es igual a 4… ni que el sol siempre sale por el oriente.
Y entre las particularidades o aparentes requerimientos -que se apartan a veces de toda lógica- que requieren las relaciones interpersonales… específicamente el “diálogo entre diferentes”, que requiere el diálogo político pues… se encuentra la necesidad de encontrar puntos de ‘interés común’, entre los actores o institutos políticos.
Ese punto de la geometría política se llama ‘concordia política’.
Construir esa concordia implica despojarse del egocentrismo y el interés político-faccioso o de grupo… y ver por el beneficio nacional … implica resiliencia y compromiso con el resto de actores que intervienen en el concierto político nacional… porque todos tienen algo imprescindible qué aportar al diálogo nacional… como en la carpintería reseñada por el cuento que amablemente nos compartió el generoso exgobernador de Sinaloa, Mario López Valdez y su corporativo ferretero ‘MALOVA’.
Ese cemento que une a los opositores políticos en medio de su propia adversidad, se llama ‘patriotismo’ y no es concepto hueco ni en desuso… es la salida más pragmática y funcional hoy día en México, para retomar el camino al crecimiento material y humano.
Nada ennoblece más que un diálogo generoso y beneficioso para la Nación.
¿Cómo se atreven aquellos políticos emergidos de Morena y hoy investidos insospechadamente de autoridad a privilegiar el simple arribo y la permanencia en un cargo de elección o en un puesto… con el inmenso valor que tiene el desempeñarse con patriotismo y sentido común durante su encargo?
Y así como en la carpintería, el criterio de la diversidad provee al carpintero de soluciones a sus necesidades más diversas en las funciones de cada uno de sus instrumentos más representativos, así en la humanidad, cada individuo es un ser único e irrepetible y, al nacer -o quizá al crecer- adquiere habilidades y competencias que son indispensables para la creación de la riqueza material de la sociedad.
Habilidades y competencias que le son propias a cada individuo en sí y se diferencian de las de otro ser humano, por supuesto.
Solo el sentido de oportunidad nos permite conocer a los demás y, en consecuencia, a nosotros mismos…. Como país, como sociedad… o como un simple núcleo poblacional o un individuo en lo específico y conocer la importancia de las potencialidades de cada individuo en lo particular para la vida productiva, en cualquier ámbito de la estructura social.
“Feliz navidad. Hagamos de nuestra vida, el mejor producto terminado”. Nos dice desde Sinaloa nuestro amigo, el licenciado Mario López Valdez, el siempre bien recordado exgobernador de Sinaloa, en su calidad de Director General de Ferreterías Malova.
Y feliz navidad les dice el suscrito, deseando a todos sus lectores, que el ejemplo de aquel niño de naturaleza divina y omnipotente que nació en Belén, hace poco más de 2 mil años, tuvo que nacer en medio de la precariedad y el sufrimiento propio y el de sus familiares, para demostrar al mundo, que las cosas que realmente importan… ni siquiera cosas son… ni siquiera se materializan; son conceptos y valores que anidan en la espiritualidad de nosotros mismos: el amor, el perdón, la tolerancia, el respeto, la disciplina, la constancia, la responsabilidad, la fe, entre otros…
Pero también el mensaje de Dios, cual si fuera ese gran carpintero divino y supremo, omnipotente por definición, es que exista en cada individuo particularidades en su personalidad que lo diferencien del prójimo entre sí; potencialidades, habilidades y competencias personales natas y adquiridas en cada una de sus criaturas, con niveles de destreza en algunos … y de niveles “de aprendiz” en otros… pero que aun así, todos valen igual y son indispensables para la gran obra del carpintero divino… para la gran obra del Gran Arquitecto del Universo… todos tienen algo qué aportar, así sean Maestros o Aprendices.
Porque el Señor siempre tiene un plan de vida para cada uno de sus hijos… hasta para el más humilde aprendiz, que ha tenido que “rodar y rodar como centavito sin valor, entre los pisotones de la indiferencia”… hasta que llega a las manos del carpintero encargado de un taller a quien le sirve por fin para “completar el peso”.
Autor: Héctor Calderón Hallal
@CalderonHallal1;
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