Carlos Alberto Duayhe
La detención de Ovidio Guzmán, integrante de los llamados carteles de Sinaloa y el Pacífico, pasará como uno de los acontecimientos más bochornosos y lamentables en la historia del siglo que corre en México.
Se dice fácil pero se asiste a uno de los hechos más violentos en la captura de ese joven narcotraficante cuyo futuro estará por muchos años entre cuatro paredes.
Jamás podrá olvidarse que murieron en combate 10 soldados, más otros 19 sicarios, la quema de 250 unidades de todo tipo en los que vaya que hubo disparos de armas de muy alto poder en esos enfrentamientos entre Culiacán y el poblado de Jesús María, donde fue detenido Ovidio.
No fue nada fácil.
Baste señalar, como lo expuso el secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval: “Se trató de un plan de inteligencia de seis meses de trabajos de reconocimiento y vigilancia en el área de influencia de “Los Menores”, grupo criminal afín al Cártel del Pacífico”, hasta la captura el jueves 5 de enero en la madrugada de Ovidio.
Lo cierto es que fue un plan sin filtraciones.
Como enseña la experiencia de gobiernos anteriores: en cualquier operativo fueran fuerzas armadas o policías de todas las categorías, los narcos, como dice la canción, ya lo sabían.
Hace ya algunos -más bien muchos- ayeres en la hermosa ciudad de Culiacán, en la que hay personas valiosísimas en todos los órdenes, me tocó una experiencia profesional inolvidable.
Iba por la tarde camino a la nueva Ciudad Universitaria cuya avenida cruza precisamente la entrada a la colonia Tierra Blanca.
En la conversación con el taxista y con esa forma de hablar que a veces se entiende de tan rápido que lo hacen, me dijo, obviamente al percatarse de que era fuereño, lo siguiente: “Mire compa, haga lo que haga o haya venido hacer aquí, nada más no se le ocurra entrar a esta colonia por la que vamos pasando y que se entra en este cruce, la Tierra Blanca, ahí viven todos los narcos y cuidado si lo ven como extraño”.
Luego de la entrevista con el rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa y de tomarle unas fotos y a las nuevas instalaciones, iba de regreso al centro de la ciudad de Culiacán.
Entonces el rector me preguntó si traía coche o cómo me iba a regresar. Le respondí que en un taxi. Me dijo que ni había taxis y que andar de noche ya era un riesgo; un catedrático se ofreció a regresarme gentilmente y asunto resuelto.
Pues en una camioneta pick-up el del aventón me refirió que iba a cortar camino por el fraccionamiento Guadalupe, de reciente creación; el cruce por un puente a ese lugar estaba cerrado y había tres vehículos estacionados; se puso muy nervioso y se dio vuelta a toda velocidad y comienza una persecución hasta que nos alcanzan en un semáforo de la ciudad, se le cierran, se nos quedan viendo y con un rechinar de llantas nos dejan estupefactos. El maestro ya no me volvió, pálidos ambos, a hablar en el camino y en otro alto, di las gracias, descendí y me avente a pie a mi destino: el famoso Hotel Ejecutivo.
Viene esto a colación por lo siguiente: ¿Qué ninguna autoridad conocía o conoce en las afueras de la gran Culiacán la famosa Colonia Tierra Blanca, residencia ya de algunos famosos?
¿Mirar al pasado, en el presente?
Atraques:
1. Vaya que le ha llovido y fuerte a Claudia Sheimbaun en la Ciudad de México, ahora con el choque de trenes en la línea 3 del metro, percance en el que falleció un mujer y hubo más de 110 heridos, algunos aún en hospitales. Lo cierto es que el llamado Centro de Control del Sistema de Transporte Colectivo (STC) da seguimiento permanente al movimiento de convoyes y pueden frenarlos desde ahí. Entonces ¿qué fue?, como dicen en Coatzacoalcos.
2. Aunque en las sucesiones presidenciales difícilmente hay piso parejo, es de notarse que entre los aspirantes a suceder al residente del Palacio Nacional ya hay lío por todo desde adversario externos hasta entre los morenistas. Si no que le pregunten a Marcelo Ebrard y su contrincante Claudia Sheimbaun. En tanto el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, toma clase de yoga para regular temperamento y calladito calladito.
3. La infraestructura en el sureste del país también será histórica, toda vez que en los gobiernos revolucionarios y los panistas avenidos, todo fue centro y norte. Sin embargo, en materia de ecología y protección a la naturaleza este gobierno tiene que redoblar esfuerzos en los dos años que quedan desde Cancún hasta Tijuana.