La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Su resiliencia política no requiere diván, sólo, dedicarse a trapecistas
Durante la mejor época del PRI, las reglas del ‘dedazo’ y ‘el tapado’ eran claras, participaban varios (los que tenían posibilidades y los de relleno), pero, sólo había un ganador, este aserto, no es una perogrullada, significaba que los derrotados (con presencia real) pasarían un sexenio en el ostracismo, el motivo, su ‘genética’ debía desaparecer.
Sin embargo, cuando vino el declive del peculiar fenómeno, a partir de Miguel de la Madrid, los perdedores con capital político tuvieron premios de consolación, un ejemplo simbólico fue Manuel Barttlet, primero titular de la SEP y luego gobernador de Puebla.
Así pues, cosas de la vida, todo indica que, en la actual transición, la señora Sheinbaum, con la entrega del ‘bastón de mando’, revive la percepción de una candidata todopoderosa, que si bien, hará concesiones, serán en las posiciones menos relevantes.
Además, las circunstancias son propicias para que el sector de los morenistas ‘puros’, expulsen, hasta donde puedan, a los ‘advenedizos’ que se colaron al movimiento, merced al pragmatismo de YSQ. Claro está, la ‘delfina’ defenderá sus proyectos personales, aún en contra de sus aliados históricos, el affaire García Harfuch es la muestra.
En este río revuelto, llaman la atención, principalmente, las ‘viudas y viudos’ de Marcelo Ebrard y de Adán Augusto López, mismos que a una velocidad meteórica, adjuraron de los que eran sus guías morales, para declararse los más fieles seguidores de la ungida.
Tal metamorfosis es oportunista, por ello, deben ser realistas: hay un registro preciso de los que se sumaron al proyecto de inicio y los que pretenden seguir en la nómina. Estos últimos, tendrán un pago similar a su congruencia política, o sea…saquen conclusiones.