Claudia Rodríguez
Si a las estadísticas, cifras y números que muy pocos creen en México nos remitimos, al menos 21 millones de mexicanos en nuestro país, no tendrán cena de Navidad, ni nada de lo que alrededor de esta festividad otros tantos de millones de personas acostumbran en muy diversas regiones del planeta.
Para este 2016, la Secretaría de Desarrollo Social advierte que son 21 millones los mexicanos que se encuentran en el estatus de carencia alimentaria, aunque el Comité Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) argumente que la cifra casi se duplica.
La carencia alimentaria significa que los ingresos familiares o individuales están muy por debajo del costo de la canasta básica completa, con la que se deben de pagar no sólo alimentos, sino también transporte, educación, salud, esparcimiento, bienes y servicios.
Ya no visualicemos el porqué de esta tremenda realidad para millones de mexicanos en donde incluso a los pequeños que eso sí, tienen de algún modo acceso a los redundantes comerciales que inducen a las compras navideñas, se les engaña respecto a cuándo es Navidad o Reyes Magos.
Pero eso sí, qué tal los gobernantes, funcionarios, legisladores y hasta jueces que recibieron ya bonos escandalosos en cuanto a la realidad nacional. Y no sólo hablamos de la clase gobernante de hoy en día, sino también de sexenios atrás.
Y cuando se trata de lucimiento político y electoral, los gobernantes que tienen en la miseria a sus gobernados se avientan cada extravagancia que insulta la pobreza nacional.
Leía el caso del gobernador Eruviel Ávila del Estado de México, que se lleva el primer lugar en pobreza por número de habitantes –que no en proporción el cual tiene Chiapas–, regaló un viaje a Valle de Bravo, a la potosina Rubí, que está próxima como muchos saben a festejar no sé si a lo grande, pero sí con muchas personas sus XV años.
Cenar o no cenar pavo, pierna, romeritos, bacalao, tamales, pozole y más; en México no es cuestión de gusto, sino un asunto de peso, en pesos muy devaluados.
Acta Divina… “A nombre mío y de mi familia, nuestros mejores deseos para todos los que aman: que esta Nochebuena sea un encuentro de armonía, que en todos los hogares reine el amor, la paz y la esperanza”, destacó el jefe del Ejecutivo federal, Enrique Peña Nieto, en diciembre de 2015.
Para advertir… El que gobierna ejecuta, no sólo desea.
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