PERFIL DE MÉXICO
Armando Ríos Ruiz
El estado de Guerrero se divide en siete regiones. Una de ellas es La Montaña, en donde se ubica el municipio de Cochoapa el Grande, el más pobre de México y uno de los más pobres del mundo. Colinda con Metlaltónoc, que una vez fue escogido por el actual Presidente de México para iniciar una de sus campañas presidenciales, por haber sido considerado entonces, el lugar más anémico de todo el planeta. Superior en eso a muchos de África.
En estos lugares, prácticamente todos los pueblos están en competencia por la marginación. La gente vive de milagro. Ésta se refiere a sus habitantes como “los olvidados de la montaña.” Los medios de subsistencia escasean y el ingenio se ha limitado inclusive a la venta de hijos del sexo femenino y a los casamientos forzosos. No solo en este lugar, sino en muchos otros de diferentes regiones, como en la denominada Tierra Caliente.
Hace muchos años escribí un libro de cuentos y anécdotas guerrerenses, en las que abordé el tema de la compra de una mujer hermana de otras dos, que el padre formó ante la visita de un comprador que había quedado viudo y necesitaba seriamente una compañera para toda su vida. El hecho fue real y comentado por el mismo individuo que acudió a realizar la compra.
Apenas se ha comenzado a hablar del tema, que no es exclusivo de la entidad suriana. Existen otros estados en donde la práctica es común, como en el vecino de Oaxaca. Se trata de un problema que se conoce desde siempre y al que ninguna autoridad se ha empeñado en ponerle remedio.
Hoy, que existe una supuesta preocupación por brindar atención a los pobres, ahí está Cochoapa, por mencionar sólo uno de tantos lugares, como ejemplo del olvido ancestral y al que nadie ha volteado a ver, sino sólo como en el presente caso, para denunciar que nuestras autoridades han ido y venido y jamás se han ocupado por rescatar lugares como este, del rezago y del olvido.
Los medios han comenzado a dar cuenta de hechos que avergüenzan a México ante ojos de otros rincones del mundo, como la venta de niñas, a quienes inclusive obligan a contraer matrimonio con argumentos de que serán tratadas mejor que en sus casas. También porque algunas mujeres han rehusado casarse a fuerzas o a salir del pueblo con la persona que las compró. Algunas han sido denunciadas y metidas a la cárcel por autoridades inconscientes e ignorantes.
Mujeres indígenas de esta población, Cochoapa el Grande, acaban de hacer un reclamo a las autoridades actuales, ante quienes pintaron el abandono porque carecen de elementos sumamente necesarios para la supervivencia. No sólo de comida, sino de medicinas − mueren hasta por un piquete de alacrán−. Obviamente, no saben que todo México está igual y que sólo se promete cada día, con regaños a las autoridades de salud que forman parte del teatro cotidiano, para hacer creer que el mandamás está preocupado por esa situación.
Ignoran que en México, el que manda sólo está interesado en cosechar votos al precio que sea. Que vivan en la marginación no tiene importancia. Se sostiene la tesis de que siempre han estado igual y por lo tanto, acostumbrados a vivir de milagro y a sortear todos los embates que presenta una vida precaria.
Es tal la desesperación, que las quejosas afirmaron que estaban mejor con el Presidente anterior, Enrique Peña Nieto. Entonces había brigadas de Salud que los visitaban una vez al mes a brindar atención a padecimientos que la gente sufre. Hoy, hasta eso desapareció desde hace tres años.
Pero el Presidente acaba de festejar con acarreados de diferentes partes del país, su tercer año de gobierno y “de logros”, que nadie, ni los chairos podrían demostrar que existen. Se fabricó una fiesta en la plancha del Zócalo para ver con su risa burlona, cómo miles de mexicanos acarreados de todos los confines, se apostaron a escuchar la sarta de mentiras que sólo ellos pueden creer.
La realidad está en poblaciones como la que en una parte mínima hemos descrito en esta entrega.
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