Claudia Rodríguez
Los llamados porros, grupos de choque, mercenarios o más, al interior de las preparatorias y universidades públicas e incluso de otras organizaciones del mismo tenor, tienen décadas de existencia y razón de ser. Desestabilizar sería el gran eje rector de su acción.
Lo sucedido el lunes pasado en el mismo Campus de Ciudad Universitaria conocido como el plantel más importante de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), justo frente a rectoría, cuando distintos jóvenes-casi niños estudiantes del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Azcapotzalco exigían se volteara los ojos al olvido de su plantel en muy distintos aspectos, tanto académicos, administrativos pero sobre todo, por la presencia de los porros en el plantel que hacen del colegio lo que ellos quieren: Roban, venden, se extienden en ciertos espacios y hasta imponen; no es un tema menor y de ser un tema interno escala ya a un asunto nacional. Desde hace más de tres décadas, el CCH Azcapotzalco, los llamados porros, incluso temibles con sólo enunciarlos; lograban hasta cerrar el plantel por días, simplemente para hacer sentir su poder. Nombrarlos incluso entre los estudiantes, era en realidad temerario. La lejanía de rectoría de la UNAM, los empoderaba más y más..
Los porros se han adueñado del CCH en cuestión, por omisión de distintas autoridades no sólo educativas, porque incluso les han dado más poder al ser utilitarios del mejor postor.
Las deficiencias, carencias y olvido para el CCH Azcapotzalco son reales; pero apenas como en todo inicio de un gran conflicto, seguro es apenas un pretexto.
El manotazo que en las urnas dieron millones de mexicanos a no más de los poderes fácticos arraigados en cientos de estructuras de la Administración Pública Federal, tiene a muchos más a disgusto e intentaran ya algunos de ellos, hacer contrapeso por la vía más cobarde, en la oscuridad. Ya muchos conocemos el camino.
Respecto al conflicto de la UNAM con la temible manifestación de decenas de porros, se entiende que no es un asunto menor en medio del final de un sexenio fallido de un Gobierno derechizado y el que ya está ocupando espacios con rasgos claros de izquierda. El rector de la UNAM, Enrique Graue, también ha manifestado su desaprobando a las acciones del lunes pasado frente a sus oficinas, e incluso aceptado el abandono del CCH Azcapotzalco; más él mismo advierte que no puede ser el origen de tan desmedido ataque contra estudiantes –insisto, casi niños– manifestándose por una escuela, un país y un mundo mejor.
La mano que mece la cuna, debe ser así, de un gran poder y un alma dolida.
Acta Divina… El rector de la UNAM, Enrique Graue, sostiene que los grupos porriles deben ser “erradicados de nuestra universidad. No descansaremos hasta verlos desaparecer de nuestro entorno”.
Para advertir… Los hemos visto actuar por décadas.
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