Claudia Rodríguez
Aun cuando pareciera que el pasado primero de julio está ya muy lejano en el tiempo, gracias a la vorágine de acontecimientos post electorales en donde Andrés Manuel López Obrador, el ganador de la elección presidencial ha robado la escena mediática por su incesante trabajo rumbo a la Presidencia; la verdad es que apenas hace unos días los ciudadanos cruzábamos las boletas electorales por nuestra opción primera para presidente de la República.
En esa línea del tiempo hacia el pasado, nadie puede dejar atrás en la construcción de escenarios posibles para el futuro, lo ríspido de la campaña electoral entre candidatos presidenciales, en las que millones de mexicanos también participaron sobre todo en las redes sociales, no sólo para señalar quien su candidato, sino incluso para argumentar su posición.
Las redes sociales fueron el mismo ring en donde algunos se dieron con todo –por fortuna sólo en enunciados a veces hasta subidos de tono y acompañados de sobrenombres discriminatorios.
Pero con todo y el llamado a la unión nacional tras los resultados contundentes del proceso electoral, aún hay reminiscencias de los sinsabores de la derrota.
Hoy son menos los ataques a López Obrador y algunos hasta sutiles.
Se intenta plantar la idea de que con la representación en mayorías en el Congreso de la Unión, el ahora presidente electo, intentará incluso perpetrarse en el poder, pues tiene todo a su favor.
Pero se equivocan. No hay ningún rasgo de originalidad en la concentración de poder para el próximo mandatario del país.
En realidad a través del tiempo, cada uno de nuestros presidentes constitucionales ha tenido un gran poderío para actuar, decidir y hasta imponer.
En primer lugar, cuenta con sus aliados de partido en las Cámaras legislativas y la mayoría de las veces es el líder de facto del mismo instituto político que lo catapultó a la Presidencia.
Aunque el dinero público debe tener distintos destinos, es el Ejecutivo el que reparte, aunque los diputados aprueben las vías y los montos.
De nombramientos distintos tiene la potestad y los usa para cumplimentar su plan de Gobierno.
Como López Obrador muchos más, aunque pocos eso sí, con un Congreso abrumador de legisladores de MORENA.
Pero el objetivo está marcado: la cuarta transformación y primero los pobres. Y aquí estaremos todos, con nuestro propio poder ciudadano para denunciar cualquier intento de exabrupto.
En tiempos modernos hubo hasta intentos de reelección y no, no pasó.
Acta Pública… “No soy partidario de la reeleción”: Andrés Manuel López Obrador, hasta ahora presidente electo.
Para advertir… Los millones de votos entregados a MORENA, también pueden convertirse en voces de reclamo. Ellos esperan que no.
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