A pesar de los sólidos intereses particularmente comerciales que genera la relación bilateral entre México y Estados Unidos, nuestra colindancia no ha sido tersa, al igual que sucede en otras latitudes y en todos los tiempos, la vecindad con un Estado poderoso siempre es compleja y la nuestra con la potencia que nació de las trece colonias no es la excepción. A Miramón se le atribuye la frase en referencia a Estados Unidos de que “Somos vecinos, no amigos”.
Miramón tuvo motivos de sobra para recelar de los americanos, no hay que olvidar que fue uno de los Niños Héroes que concurrieron a la gesta de Chapultepec el 13 de septiembre de 1847. Más de un siglo después José Emilio Pacheco escribió en uno de sus soberbios ensayos palabras más palabras menos, que México se inspiró en los ideales libertarios de Francia y Estados Unidos para luchar por su independencia y que estas potencias nos devolvieron la inspiración con agresiones armadas y mutilaciones territoriales.
Las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos tienen su banderazo de salida con el envío del intrigoso Joel R. Poinsett primero como enviado extraordinario y después como Ministro Plenipotenciario entre 1825 y 1829, pero realmente nuestros primeros visos de relación bilateral se pueden considerar a partir de la brillante labor de Matías Romero cabildeando a favor de Juárez y la Republica con Lincoln, esta labor no fue menor, tomando en cuenta que apenas unos años antes entre 1846 y 1848 los yanquis nos arrebataron más de la mitad de nuestro territorio y ondearon su bandera en Palacio Nacional, esta labor también detonó la gestión norteamericana a través del Secretario de Estado Seward presionando a Napoleón III para retirar sus tropas de México en 1867.
Con la llegada de Porfirio Díaz al poder, se estableció una prolífica labor diplomática en general y la relación con Estados Unidos no fue la excepción, aquí es cuando en el ocaso del Porfiriato se dio la primera entrevista entre un presidente mexicano con uno norteamericano, Díaz visitó El Paso, Texas y Taft a su vez Ciudad Juárez, Chihuahua. Taft quedó impresionado no solo del boato que rodeó al caudillo oaxaqueño sino del potencial de un México “echado pa´ delante”.
Hay incluso quienes sostienen que esta entrevista alentó a los norteamericanos a fomentar la revolución pues no vieron con buenos ojos a un México desarrollando un enorme potencial en todos los campos. Los aciagos años de la Revolución Mexicana fueron muy difíciles y deterioraron la relación bilateral, incluso sufrimos dos agresiones armadas con la ocupación de Veracruz en 1914 y la fracasada expedición punitiva de Pershing en 1916. Obregón enderezó la relación con los polémicos Tratados de Bucareli, hubo posteriormente un momento complicado con la expropiación petrolera en 1938 sin embargo la relación no se salió de control.
Los presidentes de las dos naciones, no se volvieron a reunir sino hasta 1943. En medio del fragor de la Segunda Guerra Mundial, los americanos fomentaron la política del “Buen Vecino”, necesitaban nuestras materias primas y mano de obra, entonces vino Roosevelt a Monterrey donde tuvo un encuentro con Manuel Ávila Camacho. Los tiempos de guerra abonaron a una buena relación, pero también vieron nacer uno de los principales problemas que aquejan a la misma, la emigración ilegal de millones de mexicanos hacia territorio estadounidense. En 1947, centenario de las cruentas batallas del valle de México, llegó Truman a México, fue la primera ocasión en que un presidente norteamericano visitaba la capital del país, Truman montó una guardia de honor y depositó una ofrenda floral en el monumento a los Niños Héroes, el gesto evidentemente no estuvo exento de polémica.
En 1953 Don Adolfo Ruiz Cortines y el General Eisenhower inauguraron la Presa Falcón en Tamaulipas. El vencedor en el teatro de operaciones europeo en la Segunda Guerra Mundial también se reunió con éxito con el Presidente López Mateos en 1959 en Acapulco y un año después en Ciudad Acuña. En 1962 se dio tal vez la más exitosa gira de un presidente americano a México, con la visita de Kennedy. Jackie y Jack recorrieron la Ciudad de México como verdaderos “rockstars” dándose baños de masas, y donde el primer presidente católico de los Estados Unidos fue a postrarse ante la virgen morena en el Tepeyac, gesto muy valorado por el pueblo anfitrión, el éxito de esta visita estuvo reforzado por el enorme carisma del presidente López Mateos.
A la muerte de Kennedy lo sucedió Johnson con quien se concretó la devolución del Chamizal y quien visitó respectivamente a López Mateos y a Díaz Ordaz. El presidente Díaz Ordaz mantuvo la relación bilateral con pericia, pero también con enorme dignidad, cuando se enteró de que el embajador norteamericano Freeman propuso un golpe de estado al General García Barragán, lo conmino a abandonar el país antes de declararlo persona non grata. Díaz Ordaz también fue visitado por Nixon.
Luis Echeverría recibió en Sonora a Gerald Ford, López Portillo a Carter y también a Reagan, el antiguo actor de Hollywood, regreso tres veces más con Miguel de la Madrid, con quien se dio el incidente diplomático por la muerte del agente de la DEA “Kiki” Camarena. Bush padre, vino al rancho de Carlos Salinas en Nuevo León y concretaron la entrada en vigor del TLC junto con el premier canadiense Brian Mulroney. El sucesor de Salinas, Ernesto Zedillo recibió a Bill Clinton en un par de ocasiones, en una de ellas se dio una memorable comida en el bonito y pintoresco zócalo de Tlaxcala, donde la prensa local publicó a ocho columnas “! You are Welcome Bill!”, lo cual fue celebrado por anfitriones e invitados.
Bush hijo vino a México con Fox y con Calderón, con el primero de ellos se dio el bochornoso incidente del “! comes y te vas!” con Fidel Castro en Monterrey. Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto recibieron a los Obama, incluso Peña Nieto emprendió la desafortunada iniciativa de invitar a Donald Trump en ese entonces candidato republicano a Los Pinos, lo cual fue un acto fuera de cualquier proporción y protocolo diplomático, afortunadamente esa visita no tuvo repercusiones que afectaran a México o a la relación con el vecino del norte.
Hoy comienza en la Ciudad de México y hasta el 11 de enero la Cumbre de las Américas entre los jefes de Estado de Canadá, Estados Unidos y México. Es la primera visita del Presidente Biden a América Latina en lo que va de su mandato, ello da cuenta de la importancia de México como socio de los Estados Unidos, más allá de los temas en común que se comparten con Canadá.
Sin duda los norteamericanos saben y los acontecimientos de los últimos días en ambos lados de la frontera dan cuenta de ello, que en enfrentar los enormes retos que representan la migración, la seguridad y el comercio, deben marchar de la mano de su vecino del sur, no es una tarea que se pueda resolver de manera unilateral. Nuestras naciones deben asumir que a pesar de un pasado no exento de dificultades la mejor apuesta es caminar unidos en los temas que nos afectan y atañen en conjunto.