ÍNDICE POLÍTICO
FRANCISCO RODRÍGUEZ
Apenas el domingo, el reyecito AMLO salió de su Palacio Nacional para revelar su testamento.
Ante los 300 notables que alcanzaron silla y frente a una chusma que ni caso le hacía –estos querían su billete y que los regresaran ya a su casa–, Andrés Manuel López Obrador adelantó que no se amilanará ante las presiones de los poderes fácticos y que, sin zigzagueos, dejará como sucesor en la Presidencia de la República a uno, a cualquiera, de sus tres príncipes herederos.
Que dizque porque la transformación debe continuar.
Preguntar cuál es la dichosa transformación ya es ocioso.
A menos, por supuesto, que esta consista en echar todo por la borda, en retroceder en el tiempo, en aislarnos del resto del planeta que, ¡vaya! que eso sí que lo ha conseguido López Obrador.
En ese tenor, el heredero más viable sería el príncipe de las tinieblas y tenebras Adán (Augusto) López.
Rústico como también lo es AMLO, todavía más priísta que el propio Presidente de la República actual, este otro López sí culminaría la obra destructora iniciada por López Obrador y, a golpe de machete, desparecería toda institución autónoma, toda aquella en la que tuviese participación la ciudadanía para no dejar a esta ni la oportunidad de opinar.
Sin zigzagueo. Directo. Sería el príncipe heredero ideal para el reyecito López Obrador.
¿Y la princesa caramelo?
Dejar como sucesora a Claudia Sheinbaum sí supondría un zigzag… de género, cuando menos.
No obstante, los observadores cada vez ven menos posibilidades de que la “científica” pueda heredar el Palacio Nacional, debido al pésimo papel que ha desempeñado al frente del gobierno de la capital nacional… lo que es conocido ampliamente en el resto de la República.
Sheinbaum, además, es radical. Si usted cree que AMLO es de izquierda –la verdad es que es más conservador que Margaret Thatcher–, la “regenta” de Su Majestad Andrés Manuel es entonces súper izquierdista.
Sólo recuerde que ella participó, junto con su exmarido Carlos Imaz y otros personajes, en el llamado CEU que paró a la Universidad Nacional durante meses, enarbolando consignas marxistas, maoístas y hasta trotskistas.
Tendría que zigzaguear mucho el reyecito AMLO para heredar el trono a la princesa caramelo, ¿no cree usted?
El príncipe azul
Marcelo Ebrard Casaubon sí que sería el gran zigzag.
Bien visto por las clases medias, a las que el reyecito AMLO parece detestar, el actual canciller es de sangre burocrática azul, habida cuenta de su ya larga trayectoria en cargos públicos… lo que lo diferencia de los otros herederos.
Y en esa larga carrera burocrática se le han presentado muchas tenta$iones que, aseguran, de verdad que lo han tentado.
Tal podría ser el mayor de los impedimentos que tuviese para heredar al reyecito AMLO, no obstante que uno de los poderes fácticos de mayor peso, el gobierno estadounidense, pudiese abogar por él.
¿Zigzagueará López Obrador como dijo que no lo haría el domingo pasado?
¿O se irá directo como flecha para que sobreviva la 4T?
Nada está escrito aún.
Indicio
El reyecito no está de acuerdo con el informe sobre la situación de los derechos humanos en México elaborado por el Departamento de Estado del gobierno de Joseph Biden. Pero esa inconformidad, lamentablemente, no se traduce en acciones que recompongan lo que está mal. Se queda en palabras que pierden su efecto en las matinés palaciegas. * * * Hay palabras de SM AMLO que, en cambio, sí tienen efecto sobre la chairiza. El incendio de la efigie de la ministra presidente de la SCJN es prueba de ello. * * * Toda proporción guardada, Donald Trump y el tabasqueño son iguales. Por eso las constantes defensas que desde Palacio Nacional se hacen del anaranjado. * * * Y por hoy es todo. Gracias por acompañarme con la lectura a estas líneas. Y como siempre le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!
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