Jorge Miguel Ramírez Pérez
Hasta ahora la corriente extremista del nuevo gobierno no se ha asomado. Algo deben tramar, porque como reconocieron muy pronto los otros contendientes la ventaja de López Obrador, se quedaron sin argumentos los que amenazaban con incendiar al país.
Y no es una mera suposición, los últimos días, los obradoristas del corte desestabilizador como Pablo Gómez, Paco Ignacio Taibó, Noroña, la señora Polenvski incluso; destilaban rabia y manifestaban que algo radical se avecinaba. ¿Eran su deseos nada más? creo que no; eran los deseos de mucha gente cercana a Obrador.
Las redes obradoristas fueron el prototipo de la jactancia en la línea agresiva, vulgar y vejatoria.
Sí, es cierto, ya pasó; y debemos dejar lo pasado atrás, pero lo que es una realidad fue el bajo nivel que exhibieron esas redes: el linchamiento para el que piensa diferente, sin argumentos, solo insultos emitieron las hordas cibernéticas de Morena reproduciendo bots
El escenario final no descompuso a México. El porcentaje alto de los electores que votaron por Obrador conjugó la idea de confianza, por encima de la de riesgo financiero inmediato; que se hubiera producido en el supuesto de porcentajes cerrados. Algo muy fuera de lo común sucedió.
Por lo pronto el dólar, un indicativo aceptado en México como factor de la confianza, hasta tuvo una leve recuperación.
Y no se han hecho esperar para confirmar esa línea poco rijosa, las voces de la prudencia con la que se debe manejar la administración pública de todo gobierno.
Al próximo secretario de Hacienda, en la semana el señor Urzúa solo le faltó tachar por improcedentes todas las promesas de campaña. Por ahora se refirió a algunas, que dejan intacto el IEPS; y por lo mismo, se confirma que los precios de las gasolinas no tendrán variación en el corto y mediano plazo. Y eso que no habló, lo que se menciona con insistencia, el alza de las tazas de interés en Estados Unidos.
El próximo funcionario a la vez abordó precisiones de las pensiones “universales” y otros programas electorales, que se dicen sociales, que mas bien dijo, serán revisados dejando entrever que muchos, cobran en más de una ventanilla y que eso, no será posible.
Lo de las becas para los jóvenes para aprender oficios dependerá de las empresas o patrones que quieran enseñarles o contratarles, aunque el gobierno pague; es decir es un acuerdo lógicamente complicado
De hecho creo interpretar que el PROGRESA va a quedar desmantelado, lo que sería un buen comienzo porque esos montos de dinero menos para lo que fueron creados, hacen todo: enriquecen a los funcionarios que los manejan, enriquecen a los líderes, categorizan a los pobres y alteran los procesos electorales; porque a los verdaderamente necesitados no les llega.
Lo del nuevo aeropuerto va a seguir tal cual: Carlos Slim feliz, sus contratos asegurados y Televisa, buscará ampliar convenios.
Así que cada día nos enteramos que sigue todo, como era siempre.
El efecto Lampedusa, que este príncipe siciliano dibujó en El Gato pardo : “cambiar todo para que todo siga siendo igual”, es la regla.
Y los de la democracia aclamativa, la de las masas maoístas, en el sótano, rumiando la revolución bolivariana en México. En cualquier momento querrán dar un zarpazo.