El pasado 2 de julio se cumplió un aniversario luctuoso más del General Porfirio Díaz, quien falleció a los 84 años en Paris en 1915. La efeméride que, por supuesto estuvo condenada al ostracismo a lo largo de los regímenes emanados de la revolución, parece ahora generar interés y polémica en las redes sociales donde apologistas y detractores debaten sobre la figura de Don Porfirio y sobre sus luces y sus sombras, las comparaciones entre los aciertos del porfiriato y las condiciones actuales del país suelen ser inevitables.
En descargo del caudillo sale a relucir su magnífica trayectoria militar y el temple que lo llevó a ser una de las espadas más destacadas del convulso siglo XIX mexicano, así como el orden y el progreso que caracterizaron sus periodos presidenciales, más allá del progreso después de casi un siglo de guerras civiles y extranjeras destacó un país pacificado, algo que todos los mexicanos de todas las tendencias políticas hoy desearíamos para nuestra Patria y familias.
En contra del dictador es innegable la falta de democracia, de los más elementales Derechos Humanos, las condiciones de miseria y explotación de obreros y peones acasillados en las haciendas, la guerra contra yaquis y mayas y por supuesto perpetuarse en el poder, no en vano en las charlas de historia mexicana siempre es recurrente escuchar que: “Juárez murió a tiempo y Porfirio tarde”.
Sin embargo Porfirio pagó en vida sus yerros, el jamás imaginó que estos fueran un agravio en contra de un pueblo que sin duda quiso, y estupefacto e incluso ofendido vio el estallido de la revolución justo dos meses después del boato de la fiestas del centenario, en un acto de dignidad renunció meses después y partió al exilio, a pesar de los honores que le dispensaron los monarcas europeos, los exilios nunca dejan de ser amargos y Don Porfirio no pudo cumplir su última y legitima voluntad de ser sepultado en tierra oaxaqueña.
El General Díaz descansa en una bella tumba en el histórico cementerio parisino de Montparnasse. Aquí es donde surge de nuevo la polémica sobre el destino de los restos y si debieran ser repatriados a México. Durante su administración, la primera sexenal, el General Cárdenas con el espíritu nacionalista que lo hizo grande, fomento una amnistía para que todos los revolucionarios y federales exiliados volvieran al país y se reintegraran a actividades públicas y privadas, la gran mayoría volvió y pudieron ser enterrados en su tierra, pocos años después volvieron Doña Carmelita Romero Rubio viuda de Don Porfirio y los hijos y descendientes que habían partido al exilio, la página del destierro afortunadamente concluyó para los mexicanos.
Aunque Don Porfirio fue el villano predilecto de los gobiernos post revolucionarios, su figura siempre estuvo presente en el imaginario mexicano, incluso durante la época del cine de oro se produjeron buenas películas donde se recordaba con nostalgia el porfiriato. Décadas después siendo Luis Echeverría Secretario de Gobernación, se le consultó sobre la posible repatriación de los restos de Don Porfirio y respondió que solo bastaba que la familia lo tramitara para que pudiera hacerse.
Los descendientes de Don Porfirio son numerosos y considero que bien podrían repatriar sus restos y cumplir con su última voluntad. Desafortunadamente los tiempos actuales son de una enorme polarización, los mexicanos estamos divididos como hace mucho no se veía, las discusiones políticas han llegado a romper lazos de afecto e incluso de familia, y lo que es un Derecho legítimo en cuanto a la repatriación de unos restos mortales puede derivar en enfrentamientos y provocaciones o incluso actos de vandalismo.
En días pasados conversé con un amigo, el notario poblano Aldo Rivero Pastor, que a la par de sus actividades profesionales es un hombre de vasta cultura y un destacado promotor y gestor cultural, entre sus actividades forma parte del Patronato de la Beneficencia Francesa, Suiza y Belga en su ciudad, misma que administra el tradicional Panteón Francés poblano.
En el Panteón Francés de Puebla se yergue monumento a la paz y reconciliación franco mexicana, el monumento es hermoso y esta coronado por una escultura donde un soldado mexicano y un zuavo francés se estrechan las manos. Aldo ha propuesto en más de una ocasión que los restos de Don Porfirio descansen en el columbario principal del monumento donde estarían resguardados.
La propuesta es acertada, no solo porque se rendiría homenaje a la trayectoria militar de Don Porfirio, su hecho de armas más brillante fue la toma de Puebla el 2 de abril de 1867 que decidió la caída del imperio. Pero también sería muy simbólico pues el General Díaz fue el artífice de la reconciliación y la concordia franco mexicana que a partir de entonces se ha manifestado no solo con la influencia francesa en tantos campos a lo largo del porfiriato, con la robusta comunidad francesa en México, el apoyo que México dio a Francia en sus horas más negras, son emocionantes las imágenes de los franceses libres celebrando la liberación de su patria en 1944 en el Ángel de la Independencia.
El momento estelar que representó la visita del General Charles de Gaulle en marzo de 1964 siendo vitoreado por el pueblo al salir al balcón de Palacio Nacional, y por supuesto actualmente la importante presencia cultural, educativa, empresarial y de inversiones francesas en México, destacando la intensa labor del Jean Pierre Asvazadourian Embajador de Francia en México.
Finalmente, y a la par de filias y fobias lo que debe prevalecer, no solo es la cuestión moral de respetar la última voluntad de un individuo, sino el Derecho de un mexicano para descansar en su tierra.