Mouris Salloum George
VOCES DEL DIRECTOR
Desde Filomeno Mata 8
Las moradas mexicanas del poder están repletas de frases para los bronces, chapeadas de oro.
El bardo veracruzano Salvador Díaz Mirón, reclamó que nadie tiene derecho a lo superfluo/ mientras alguien carezca de lo indispensable. Un siglo después, se escuchó la proclama: Por el bien de todos, primero los pobres.
Entre los dos dichos, se atravesó en México el Estado neoliberal. Sus postulantes lo pretendieron simular bajo la máscara del Estado Social de Derecho (ESD).
El ESD se diseñó allende las fronteras como una fórmula para atemperar los excesos del sistema capitalista, puesto bajo fuego por la alternativa comunista, el fantasma que recorría el mundo desde mitad del siglo XIX: De cada quien, según sus capacidades; a cada quien, según sus necesidades, antigua ecuación de aromas bíblicos.
Lo que en México se construyó fue un rapaz Frankenstein
El engendro que aquí apareció hace casi medio siglo fue el corporativismo empresarial, erigido desde el mismo poder estatal como dueño y señor de la hacienda pública y privada, reminiscencia de los viejos caciques de horca y cuchillo, adornados ahora con sus cuellos blancos.
El ensayo neoliberal generó 70 millones de pobres y miserables: Más de 30 millones votaron en 2018 por el cambio de modelo económico.
La física demuestra que el movimiento se demuestra andando. No siempre la vereda se logra desbrozar de un día para otro a fin de arribar a la meta pretendida.
El Covid-19 ha abierto esa oportunidad, cuando pasó de crisis sanitaria a emergencia nacional por causas económicas.
El descomunal reto no se puede enfrentar con más de lo mismo. O se emprenden de veras cambios de raíz o seguiremos estando como estamos. La revolución electoral del 18 fue pacífica. ¿Quién se opone a que la nueva normalidad lo sea también? Los hay. Grave y colosal cuestión.
(*) Director General del Club de Periodistas de México, A.C.