Por Magdalena García de León
Durante los últimos días hemos vivido los efectos de la contaminación ambiental y política, el terrible deterioro del medio ambiente del Valle de México y la mas absoluta decadencia del arte de la política federal a nivel nacional. (No estoy segura de que alguna vez haya sido un arte, por lo menos en México)
El nivel de la convivencia está alterado por los intereses de la carrera a la candidatura para la presidencia en el 2018, no importa de que partido eres, el chiste es llenarte de porquería para que no seas confiable, para que tengas bajos resultados en las encuestas y para que nadie luzca mejor que “Yo”.
Las explicaciones de que parte de la contaminación viene de fuera no solo es cierta, sino también lógica, nos llegan vientos del norte o del sur, y traen los contaminantes de los estados vecinos, y no solo la ambiental, cuando no pueden resolver un problema nosotros padecemos las marchas y los plantones de los inconformes de todos los estados, que vienen a quejarse acá.
La situación se puso tan ruda, creo que no hubo ni un solo técnico, que hasta a la Suprema Corte de Justicia la echaron a pelear, los mismos panistas que promovieron los amparos contra el doble hoy no circula se lavaron las manos y se hicieron mensos, como bien saben hacerlo.
Lo que si sería de risa loca, sino fuera que es de pena ajena es que las reacciones van desde que un gobernador acuda al desquite porque no es quién esta acaparando los reflectores, sin mediar negociaciones, explicaciones, pareciera que es la reacción de un niño malcriado haciendo berrinche, hasta otro que chifla volteando para el otro lado pretendiendo no ser visto.
Miguel Ángel Mancera, Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, comentó y no sin razón, que se deben homologar los sistemas de verificación y la medición de los contaminantes en las seis entidades que forman la CAMe, y que son la propia CDMX, el Edomex, Hidalgo, Morelos, Puebla y Tlaxcala.
Como todos se quieren apuntar a la lista de los presidenciables sus reacciones fueron, por lo menos infantiles.
Eruviel con una pataleta cerro los vertederos de basura donde se lleva parte de los desechos que produce la Ciudad, servicio por el que se paga, no es una actitud graciosa de buena voluntad, habría que destacar.
Por su parte Francisco Olvera Ruiz, de Hidalgo, negó que la contaminación de su estado pueda contribuir a elevar los niveles en la capital y declaró que no habrá Hoy no Circula en ningún municipio hidalguense.
Graco Ramírez, de Morelos, tuvo un gesto decente, ofreció o cedió vertederos de basura de Cuautla para que se depositara parte de la basura de la CDMX y se abstuvo de hacer ruido, discreto y sin estridencias, por una vez Graco se lució al no querer lucirse.
Rafael Moreno Valle, de Puebla, como ya se siente presidenciable, olvida todas sus graves metidas de pata, lo superficial que ha sido su gobierno, todo por la imagen, nada por la solución definitiva de problemas, afirmó que en su entidad no hay problemas de contaminación.
Mariano González, de Tlaxcala, como ha sido su gestión gris, imperceptible, como avestruz metió la cabeza en el suelo y se desentendió del tema, aún cuando le atañe y nos afecta a todos.
Finalmente como las cosas no parecían tener arreglo el Presidente Enrique Peña Nieto intervino para que se dejaran de pen…., le dio la razón a Mancera sobre varios puntos, – la homologación de los Verificentros, la medición de las condiciones del aire en las seis entidades, entre otros- y le hizo manita de puerco a Eruviel (de quien tengo la impresión de que no es muy querido por Peña Nieto) por lo que tuvo que reabrir sus tiraderos de basura y en una reunión con el secretario de Medio Ambiente federal, Rafael Pacchiano, darse el abrazo del “perdón”.
Finalmente no podemos dejar de mencionar a los oportunistas diputados del pri, encabezados por Cesar Camacho, viajando en el metro, seguramente sus camionetas los llevaron a la estación anterior a la de San Lázaro, y los panistas llegando en bicicleta, jaja que buena puntada.
Pero la gente ya no se las cree. Cesar Camacho fue increpado por un ciudadano reclamándole que se “diera baños de pueblo”. Merecido, muy merecido.