Por Magdalena García de León
Leyendo la colaboración de María Antonieta Collins, en el Sol de México, descubro algunas de las entretelas del Obispado mexicano y las causas de la molestia del Papa Francisco.
No solo el hecho de que “una mano amiga”, así le decían unos conocidos a los comentarios aparentemente elogiosos, pero llenos de veneno contra algún compañero a quien se quería eliminar, o por lo menos dejar en mal, le haya informado al Papa sobre las graves diferencias y pleitos entre los obispos mexicanos, lo que provocó que el mas alto jerarca de la iglesia los regañara severamente en la Catedral, sino que sus consecuencias siguen sintiéndolas a casi dos meses del hecho.
Los obispos no pudieron, o no quisieron arreglar sus diferencias para presentarse como un frente sólido, unido y trabajando en el mismo sentido, prefirieron seguir con sus mezquinas “grillitas”, con sus complejos de grandeza, dada su pequeñez y todo esto fue más que obvio, no solo para el Papa, sino hasta para los ajenos espectadores.
Así que podemos concluir que la visita del Papa Francisco fue un fracaso, no por Él, sino por lo mal organizado y por los obispos chiquitos que solo saben ver por sus intereses, ¡Qué pena!
Las grillas en el Vaticano y entre los “príncipes” del la Iglesia son históricamente conocidas, esa podría denominarse “LA GRILLA”, pero desgraciadamente aquí estamos viviendo una grilla más mezquina, si eso es posible, se trata de los gobernadores miembros de la Comisión Ambiental de la “Megalópolis”.
Quienes ponen por delante sus intereses electorales a los problemas de salud que se dan o que se pueden dar de seguir los altos niveles de ozono y de partículas suspendidas. Como están en pleno proceso electoral no quieren perder ni un solo voto (de los pocos que sus malas gestiones les han dejado, aunque no lo sepan o no lo acepten) o por las tristes y poco probables aspiraciones presidenciales del panista Moreno Valle, tan superficial y que ha tenido un gobierno de oropel, sin sustancia. O los prácticamente desconocidos gobernadores de Hidalgo y Tlaxcala quienes ante las contingencias ambientales se pusieron a silbar volteándose para el otro lado.
En el caso de Moreno Valle dice que la contaminación de Puebla no puede llegar a la Ciudad de México y entonces ¿Por qué hemos tenido cenizas del Popocatépetl en varios puntos de la ciudad? Según la teoría del Gobernador la única otra posibilidad es que alguien las trajo en camiones o coches, empacada en bolsas de plástico y las esparció desde las azoteas.
Pero no es mucho mejor el “colmilludo Eruviel” como la llama Pepe Cárdenas, quien se esta haciendo pato, para -sigo citando a Cárdenas- “no comerse su mitad del Sapo”.
Graco con su incendio del Tepozteco, no intencionalmente, por supuesto, pero ya puso su granito de arena en esta época de crisis.
¡Que falta de civilidad, responsabilidad y decencia señores gobernadores! La contaminación de la Ciudad de México nos atañe a todos, no solo a quienes la habitamos, la sufrimos y la amamos, también a los gobiernos ineptos que echan sus problemas para acá con grandes manifestaciones, plantones y peregrinaciones que fueron y son incapaces de resolver.