Por Magdalena García de León
Creo sinceramente que los sindicatos, en su inicio, fueron muy buenos, un verdadero apoyo y ayuda para los trabajadores, que en lo individual no podían defender sus derechos frente a los intereses de los empresarios y los gobiernos.
Pero los líderes empezaron a velar por sus propios intereses, convirtieron a sus agremiados en moneda de cambio para obtener pequeñas y grandes canonjías, a aportando votos, bultos contables en los mítines de campañas y apoyos a gobernantes poco aceptados o populares, o multitudes protestando por algún motivo, a cambio de días libres “Notas buenas” y desayunos o comidas en bolsas de plástico con una lana, se les descuentan días de salario a quienes no acuden. Es entonces que se acuña el término de “acarreados” porque no solo se les cita y se les obliga a asistir, sino que además se les lleva y se les regresa al mitin o acto de protesta.
Con esto los líderes, no todos, pero si la mayoría, se volvieron multimillonarios, con elegantísimas residencias en zonas vip, los hijos viajando en aviones privados con sus mascotas, o conduciendo vehículos de mas de uno o dos millones de pesos y con el cinismo de publicar sus aventuras y viajes en las redes sociales, hace algunos años era menos notorio, no porque fueran menos ostentosos, sino porque no se podían importar esos coches, y por que no existían las redes sociales donde presumir.
Pero recordamos los millones de pesos en joyas y monedas de oro que se encontraron en el coche de Chava Barragán, el secretario general del sindicato petrolero, cuando fue detenido, el mismo día que a la Quina, el presidente vitalicio del mismo.
Pero no por no ser nuevo el asunto nos molesta menos, nos parece inverosímil que a estas alturas un diputado del PANAL, José Bernardo Quezada Salas, según se informó el sábado, que él y su familia gastaron 6 millones 300 mil dólares, en un día, en 11 departamentos de lujo en el condominio Brickell de Miami, conforme a una investigación de Miami Herald.
Quezada Salas, miembro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, entre 2004 y 2008, y sus familiares compraron propiedades en Florida por un valor, de por lo menos, 8 millones 200 mil dólares.
Las compras: en 2004 la esposa de Quezada compro un departamento de lujo por un millón 100 mil dólares en el edificio Setai en South Beach; las de 2005, pagadas de contado, en el condominio Brickell, se realizaron a través de empresas de él y su familia en el Estado de Florida.
En el 2008, compraron otro departamento de tres recamaras, por supuesto que de lujo, en Sunny Isles Beach, por 848 mil dólares.
Según lo publicado por Reforma la carrera política de José Bernardo Quezada Salas, antes de ser diputado tuvo varios cargos, entre otros el de secretario de acción política, de sección y de créditos y vivienda. Durante 2012 y 2014 fue líder del SNTE en el IPN, y su sueldo no era superior a los 30 mil pesos, equivalente a 2mil 500 dólares.
El diario Reforma publica que Quezada, organizó, desde la dirigencia del SNTE, que los créditos que se otorgaban, para vivienda y otros ramos, a los agremiados se hicieran desde la empresa Etesa, propiedad de su suegro Héctor Peredo y de su esposa Jessica, con altas tasas de interés, hasta del 180% y ofrecía objetos como: motocicletas, coches, refrigeradores, y muebles.
Los adeudos se acumularon por mas de 30 mil millones de pesos, por lo que el gobierno federal decidió, en 2013 acudir al rescate (otro fobaproa) con dinero de los mexicanos pero no sancionó a los culpables Quezada o Etesa.
Esos son nuestros sindicatos y sus lideres.