Por Vicente Moreno Aparicio
– Los verdaderos valores históricos del PAN hoy en plena descomposición
– Los aspirantes Madero y Clouthier, las mejores cartas del panismo
– Las penurias de periodistas por cumplir con su trabajo y engrandecerlo
– Lo que no fue no será… canción dedicada a Cuauhtémoc Cárdenas
En 1982 el Partido Acción Nacional, que no participara en las elecciones de 1976 contra el priísta José López Portillo, regresa a la contienda electoral por la Presidencia de la República con su candidato, el ingeniero Pablo Emilio Madero Belden.(QEPD). y, para ello, invitaron por primera vez en los anales del periodismo, al diario Ovaciones. El jefe de Información, Joaquín Bueno, me asignó cubrir la campaña correspondiente.
No me agradó esa orden de trabajo. No porque no quisiera cumplirla sino porque cubrir la campaña implicaba viajar y viajar, recorrer la república, y en mi casa tenía enferma de cáncer a mi esposa. El doctor, mejor conocido como “El Brujo” Ruiz, quien le atendía el mal, me indicó que nada se podía hacer por ella.
Pero me incorporé a la gira electoral. Mientras en la campaña priísta todos los reporteros y fotógrafos viajaban a bordo de autobuses, atendidos por edecanes, botanas y excelente “chayo”, los diez periodistas que acompañábamos a Madero viajando en incómodas camionetas Van.
Poco después Moisés Edwin Barreda, reportero del diario Novedades, se incorpora a la campaña panista. Iba molesto porque “para fastidiarme porque me precedía fama de ‘comunista’, me ordenaron cubrir la gira electoral de Pablo Emilio Madero. Y aquí estoy”.
Al cubrir los primeros mítines nos percatamos de que el tema de los discursos no cambiaba mucho. Sufríamos lo indecible para escribir la nota, y de ribete era difícil enviar la información, pues no teníamos telex y debíamos buscar teléfonos públicos. Además siempre había poca concurrencia y, aunque no lo crean, no era raro un borracho alborotador, sinfonolas con volumen a todo lo que daban, y hasta ladridos como contrapunto. Desde luego, para don Pablo – -le dábamos ese tratamiento– era orgullo lucir ante los circunstantes su parentesco con Francisco I. Madero.
Los reporteros estábamos inquietos. No era posible dar la misma información cada día. Moisés Edwin Barreda, Octavio Magaña Campuzano y yo decidimos plantear el problema al coordinador de la campaña, Rafael Morgan, persona amable y siempre dispuesta a escuchar. A la vez era el encargado de hablar en público para pedir el apoyo económico a los congregados, que respondían a su llamado.
Le dijimos que deseábamos hablar con don Pablo para proponerle la solución. Estuvo de acuerdo y dijo que al término del mitin nos reuniríamos con el candidato.
Llegó la noche y la plática con el ingeniero Madero. Nos percatamos de que era hombre gentil, sencillo, de buena fe y, particularmente, de vasta información por su experiencia y sus lecturas, incluida la de periódicos del día que se le podían entregar, y aun atrasados.
Le propusimos empezar sus actividades con rueda de prensa donde nos diera la ansiada nota, pues validos de nuestro acervo de reporteros y de la información personal de él, le pedíamos sus puntos de vista acerca de los graves problemas sociales, políticos, económicos y culturales que encaraba la nación incluso desde el pasado remoto a causa de la pésima administración gubernamental, y resolución que les daría en caso de lograr el triunfo electoral.
Tras varias pláticas sostenidas con el ingeniero Madero, acordamos, además de mi persona, Rafael Morgan, Moisés Edwin, Octavio Magaña de Notimex (QEPD), llevar a cabo conferencias de prensa diarias con todos los reporteros y reporteras que cubrían la gira presidencial, entre ellos: Julio Hernández López, Alfredo Jiménez, Augusto Cabrera, Rosalba N., Andrea Becerril, Bertha Fernández, Aarón Nakayamna Cruz,, Juan Manuel Oliva (que luego sería gobernador de Guanajuato), Ignacio Jordá , entre otros, y compañeros de medios del interior de la República.
A este grupo se unió el coordinador de prensa de la campaña, Gonzalo Altamirano Dimas, ya que a través de los medios de difusión se estimulaba la campaña y se propagaba ampliamente el sentir de Pablo Emilio Madero y la mucha simpatía que captaba de los ciudadanos. Por eso ha sido el único candidato panista a la Presidencia que logra casi cinco millones de votos.
Sin embargo, al interior del Partido Acción Nacional no faltaron quienes nos odiaran y nos calificaran de “huevones” porque no íbamos a los mítines o no los presenciábamos de principio a fin. Sí íbamos, por lo que pudiera suceder. Pero otros estaban contentos. Como el combativo José Ángel Conchello (QEPD), quien de vez en cuando acompañaba a Madero en su gira; una ocasión se acercó a nosotros y expresó: “Bravo muchachos, les agradezco de todo corazón cómo han llevado esta campaña electoral. Le hemos pegado duro al PRI y a su candidato y están muy dolidos. Muchas gracias muchachos y muchachas, aunque hay que reconocer que ciertas personas dentro del Comité Ejecutivo Nacional no lo aceptan ni lo comprenden, pero nosotros sí”.
Los temas principales que tratamos con Madero en las conferencias fueron sobre la falta de apoyo al campo, la economía endeble, pobreza creciente, desempleo en aumento, las posibles consecuencias de la crisis que se vivía por la corrupción gubernamental y la inminente devaluación del peso, cuando la frase “defenderé al peso como un perro!!” llegó a toda la nación.
Moisés Edwin ya había acuñado el concepto binomio PRI-gobierno para designar al responsable de la caótica situación política, económica, social y cultural prevaleciente, que entonces no era nueva y a estas alturas, año de 2018, llega aderezada con cinismo increíble, a niveles de ciencia ficción y de ruptura de termómetros, si se comparara la corrupción con la reacción del azogue en esos adminículos sometido a muy alta temperatura.
Tuvimos éxito con esas conferencias de prensa, pues las respuestas que daba Madero a nuestras preguntas pusieron en jaque casi perpetuo al candidato del binomio de la corrupción, que ya era galopante y que hoy es abismal.
Tanto fue el éxito que todo lo que declaraba Madero tenía respuesta por el propio Miguel de la Madrid y, obviamente, los medios de difusión ganaban, pues el PRI les pagaba todos los textos con que respondía a las punzantes informaciones emanadas del cuarto de guerra panista.
Si se revisa lo publicado y lo fundamental del proyecto de gobierno de Pablo Emilio Madero, como las reformas a los artículos 27 y 130 constitucionales y la venta de empresas paraestatales, a las que calificaba pozos sin fondo que sólo servían para enriquecer a quienes las dirigían, y reducir la extracción de petróleo, que entonces era de casi tres mil barriles diarios, se comprobará que fue adoptado por el régimen de Carlos Salinas de Gortari, autor y promotor del pacto que resulta complementario de los Tratados de Bucareli firmados por el gran traidor Álvaro Obregón Salido en agosto de 1923.
Madero aceptaba que era necesaria la efectiva división de poderes, que cada poder de la unión recuperara su majestad, lo que no se da desde la honorable legislatura que dio poderes dictatoriales a Benito Juárez, y no se dará mientras persista la dictadura de partido que nos agobia.
Pablo Emilio Madero Belden fue el mejor candidato de Acción Nacional en la historia de ese partido mientras no llegó Manuel de Jesús Clouthier (a) “Maquío”, pues llevó sus acciones y el meollo de sus discursos a sendas insospechadas de democracia, las cuales caminaba asimilando a ciudadanos lo mismo de ciudades que del campo, algo inusitado en un partido con fama pública de empresarial.
Seis años después de esa campaña, en el diario Ovaciones seguí al frente de los partidos de oposición, y mientras Sergio von Nowaffen (QEPD) cubría la gira de Cuauhtémoc Cárdenas, el candidato del PAN a la Presidencia de la República, Manuel Clouthier, invitó al periódico al cierre de su campaña en diversos estados del país.
Y de nueva cuenta designado a la campaña presidencial del PAN. Al día siguiente de que llegué a Culiacán, tras de registrarme en el hotel observé que el gobernador Francisco Labastida Ochoa salía de la cafetería. Al verme se acercó a saludarme y preguntarme que hacía en Culiacán. Le respondí que acudiría a los cierres de campaña del candidato Clouthier.
Labastida Ochoa me dijo que el señor Clouthier era una persona muy respetada en Sinaloa, y que sabía que llevaba exitosa campaña electoral. “Mira Vicente, ¿qué te parece si hoy por la tarde nos vemos para platicar? Es más: te invito a tomar un café en mi oficina en palacio de gobierno”. Yo le respondí afirmativamente y me dijo que una persona pasaría para llevarme hasta su oficina.
Efectivamente, a eso de las 6 de la tarde me llevaron ante el gobernador y ambos recordamos las giras que hicimos por varios estados de la República cuando fue secretario de Energía y Minas.
Horas después regresé al hotel y me entregaron una nota en la que me informaban que a las 8 de la mañana habría conferencia-desayuno con los representantes de los medios de difusión.
Al llegar me encontré a Juan José Prado, reportero de 24 Horas –Televisa–, y tras saludarnos escuchamos a Clouthier informar que el cierre de su campaña sería en su natal Culiacán esa misma noche y al día siguiente, en Tijuana, sería el segundo cierre.
Clouthier estaba molesto porque Ricardo Alemán publicó en La Jornada, una nota en la cual subrayaba que el “Maquío” andaba en calzón de baño en la playa. “Creo –le dijo al sujeto de marras– que había cosas más importantes que publicar y no esa información que tal parecía una burla a mi persona…”.
Ahí mismo Clouthier expresó estar consciente de podría haber fraude electoral en favor de Salinas de Gortari, quien, como ahora Antonio Meade, no punteaba en las encuestas. Lo ubicaban en tercer lugar.
“Se ha trabajado mucho en concientizar al electorado y un fraude electoral echa por la borda todo un proceso. (lo) que desanima…” Para esto, Alemán preguntó: “¿Eso quiere decir que abandona la campaña electoral… que renuncia a continuar?
Clouthier volteó, lo miró de frente y le dijo: “…en verdad, no cabe duda que eres un pendejito… ¿Cómo es posible que a unos cuantos días de que se efectúen las elecciones tú me preguntes si voy a renunciar…?” ¡Carajo, en qué cabeza cabe eso…!”
En seguida reímos Juan José Prado, yo y demás periodistas que se encontraban en dicho desayuno-conferencia.
Esa noche acudimos al cierre de campaña y me di cuenta que Clouthier sí llenaba las grandes plazas, miles de personas acudieron al acto. Ahí le pregunté al presidente del CEN del PAN, Luis H Álvarez, si Acción Nacional era un partido de empresarios. Me respondió que sí, y de inmediato le pregunté si habría cabida en el partido para los miles de campesinos e indígenas malolientes que seguían al Maquío… Molesto, con cara de enojado se dio la vuelta y ya no quiso dirigirme la palabra.
Clouthier me invitó a su casa, me tomé un café y platicamos acerca de Ovaciones y el éxito de su Segunda edición, pero también de sus columnistas: Matarili –de Mario Muguía (QEPD) y Poder y Dinero –de Víctor Sánchez Baños– y hasta me preguntó acerca de la famosa página 3.
Tras viajar a Tijuana y realizar su segundo cierre electoral, Clouthier se dirigío hacia Ciudad Juárez. Los reporteros no lo podríamos seguir porque el viaje no podía ser más que en avión o por carretera; por teléfono me comuniqué con Labastida Ochoa y le pedí el favor de proporcionarnos avión. Lo hizo, y tanto Juan José Prado como yo invitamos a otros compañeros a viajar, pero nadie quiso. Por eso llegamos primero que Clouthier a Ciudad Juárez, y cuando estábamos en el aeropuerto, el propio Maquío nos dijo: “Veo que Ovaciones y Televisa tienen mucho dinero…”
Días después hubo las elecciones y resultó lo que temía Clouthier: el frude electoral mediante el cual Carlos Salinas de Gortari ocupó la Presidencia, y ahora recuerdo inquietantes palabras del espurio Salinas en Necaxa, Puebla: “A los amigos en los hechos, a los enemigos, en los hechos las consecuencias…”
Esas palabras vinieron a la memoria cuando Clouthier murió el primero de octubre de 1989 en forma trágica y, a la vez, harto sospechosa, y cuando Joaquín Hernández Galicia alias “La Quina” (QEPD) fue encarcelado por haber apoyado al hijo del Tata, Cuauhtémoc Cárdenas.
Hoy es factible que se repita el fraude electoral, pero esta vez no como fue en perjuicio de Cárdenas, a quien por no haber defendido su triunfo, el pueblo castigó en las siguientes elecciones… y muchos le cantaron la canción de José José:
“Lo que un día fue, no será,
ya no vuelvas a buscarme,
no tengo nada que darte,
de tu alpiste me cansé.”