CIUDAD DE MÉXICO, 10 de octubre (AlMomentoMX).- Decenas de personas murieron el 19 de septiembre a raíz de fallas estructurales que pudieron haber sido evitadas, según ingenieros estructurales de la Universidad de Stanford.
De acuerdo con información recopilada por el equipo de ingenieros, y que fue obtenida por The Associated Press (AP), casi dos tercios de los 44 edificios que se derrumbaron en la Ciudad de México fueron diseñados siguiendo un método llamado losa plana, en el que los pisos son sostenidos por columnas de cemento. Esa técnica está prohibida en partes de Estados Unidos, Chile y Nueva Zelanda.
AP destaca que las autoridades capitalinas fueron elogiadas por haber mejorado los códigos de construcción después del terremoto de 1985. Pero en la reforma no se prohibió una técnica que causó el 61% de los derrumbes de edificios en el temblor de magnitud 7.1 y que causó 369 muertes.
Las losas de cemento usadas en los pisos y los techos pueden ser reforzadas con varillas y le dan al constructor mayor flexibilidad en sus diseños, al tiempo que permiten techos más altos.
Pero en un terremoto, sin paredes de cemento reforzadas ni soportes laterales para resistir las fuerzas que empujan las estructuras, los edificios con esos diseños pueden moverse demasiado. Las columnas, y las conexiones entre las losas y las columnas, pueden romperse fácilmente, generando derrumbes, como en el caso de una escuela en la que murieron 26 personas, la mayoría de ellas eran niños.
“Sabemos desde hace 30 años que este sistema mató mucha gente. ¿Por qué seguimos usándolo?”, preguntó Eduardo Miranda, profesor de ingeniería civil y ambiental de Stanford y experto en diseños capaces de resistir terremotos, que recopiló la información. “La decisión correcta después del terremoto del 85 hubiera sido prohibir totalmente este tipo de construcción. Hubiéramos podido salvar vidas”.
CÓDIGOS DE CONSTRUCCIÓN
En la crisis que siguió al sismo de 1985, académicos, funcionarios e ingenieros trabajaron día y noche para hacer recomendaciones de emergencia para mejorar los códigos sísmicos de la capital mexicana, las cuales fueron aprobadas prontamente.
La comisión estaba bajo presión para analizar las causas de los derrumbes y ofrecer nuevas normas en poco tiempo, y algunos arquitectos y constructores se oponían a la proscripción de los edificios con losas planas.
Los nuevos códigos permitieron que se siguiesen usando las losas planas si se diseñaban edificios más resistentes a los sismos que las estructuras con vigas o paredes de cemento.
Pese a ello, las autoridades no prestaron demasiada atención a la evaluación de si las estructuras ya existentes con losas planas tenían que ser modernizadas después de 1985.
“Hubiera sido mejor haber insistido en que no se usase la losa plana, o en que se la usase solo en casos muy especiales”, dijo Roberto Meli, renombrado ingeniero estructural que sirvió en la comisión de códigos de 1985 y que luego dirigió el Centro para Protección de Desastres creado tras ese sismo.
“Debió haber habido una mejor campaña de información pública para que los diseñadores y constructores supiesen que esta no era una buena solución”, agregó.
Los nuevos códigos dieron mayores responsabilidades a una red de ingenieros privados que son contratados por los constructores y quienes presentan sus planes estructurales a las autoridades de la delegación. En la práctica, esto quiere decir que ingenieros privados, no expertos del gobierno, son quienes aprueban la seguridad estructural de los proyectos y hasta los funcionarios admiten que el proceso puede ser vulnerable a la corrupción.
“La corrupción se puede dar de muchas maneras, desde que se aceptan sobornos o que alguien haya falsificado documentos, o que no presentó los planes estructurales a la delegación”, expresó Berron. “Si se llevara a pie de letra, todo esto se podría evitar. Pero eso no siempre ha sido el caso”.
En las últimas décadas, los barrios de clase media cerca del centro de la ciudad han experimentado un crecimiento vertiginoso, y han surgido una cantidad de helipuertos y garajes ilegales de varios niveles entre viviendas históricas neoclásicas. Ahora, esos mismos barrios tienen decenas de edificios dañados, que tal vez tengan que ser demolidos o que requerirán ser reacondicionados, de acuerdo con la Sociedad Mexicana de Ingeniería Estructural.
Eduardo Miranda, profesor de energía civil y ambiental de la Universidad de Stanford, y equipo recopilaron la información de 44 derrumbes mediante visitas personales a los sitios y análisis estructurales detallados, y calcularon que cientos de edificios dañados fueron construidos con sistemas de losas planas, algunos de ellos en tiempos recientes. Aproximadamente el 57% de los edificios derrumbados tenían un nivel blando, un garaje o alguna otra abertura similar en el primer nivel.
AM.MX/dsc
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