(Primera parte)
Por María Manuela de la Rosa Aguilar.
Esta semana, del 24 al 30 de septiembre del 2024, se lleva a cabo el Debate General del LXXIX Periodo de Sesiones de la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, en donde se tratarán asuntos de la mayor relevancia, aunque ciertamente, como ya han declarado diversos mandatarios, las intenciones quedan en los discursos y lo relevante son los posicionamientos respecto a la situación internacional que actualmente se vive, en donde se ventilan asimismo controversias entre los países.
Este martes 24 la Asamblea tuvo como oradores, en primera instancia a su Excelencia António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas. Y en orden de aparición a:
– Su Excelencia Philemon Yang, Presidente de la Asamblea General de la ONU.
– Su Excelencia Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil.
– Su Excelencia Joseph R. Biden, Presidente de los Estados Unidos.
– Su Excelencia Recep Tayyip Erdoğan, Presidente de Turquía.
– Su Majestad Abdullah II ibn Al Hussein, Rey de Jordania.
– Su Excelencia César Bernardo Arévalo de León, Presidente de Guatemala.
– Su Excelencia Viola Amherd, Presidenta de Suiza.
– Su Excelenia Gustavo Petro Urrego, Presidente de Colombia.
– Su Alteza Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani, Emir de Qatar.
– Su Excelencia Cyril Ramaphosa, Presidente de Sudáfrica.
– Su Excelencia Mohamed Muizzu, Presidente de Maldivas.
– Su Excelencia Emomali Rahmon, Presidente de Tayikistán.
– Su Excelencia Gitanas Nausėda, Presidente de Lituania.
– Su Excelencia Julius Maada Bio, Presidente de Sierra Leona.
– Su Excelencia Aleksandar Vučić, Presidente de Serbia.
– Su Excelencia João Manuel Gonçalves Lourenço, Presidente de Angola.
Mandatarios de 15 países que sin duda tuvieron importantes posicionamientos, de los cuales sólo algunos fueron retomados por la prensa internacional respecto a los temas de mayor preocupación en el mundo.
El secretario general de la ONU, António Guterres, señaló tajante que el estado en el que se encuentra el planeta es insostenible y que no se puede seguir igual. El portugués afirmó que sobre todo hay tres males mayores que afectan al mundo: la impunidad, que es la constante en todos los grandes conflictos de hoy en día (Gaza, Líbano, Ucrania, Sudán); la incertidumbre que genera la inteligencia artificial descontrolada; y el cambio climático. Hizo un recuento de los problemas mundiales más trascendentes, ya sea derivados de las guerras, de las diferencias geopolíticas y de las desigualdades sociales y tecnológicas, cuya solución es un gran reto, difícil, pero no irresoluble (Claro, si alguna vez las voluntades coinciden para bien de la humanidad). Su discurso fue un llamado a combatir la impunidad, al respeto por la carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional, mencionando abiertamente el “invadir otro país, devastar sociedades enteras o ignorar olímpicamente el bienestar de su propia población”.
La actitud prepotente la atribuyó a lo que sucede en Medio Oriente, en el corazón de Europa y en el Cuerno de África, sólo en Gaza se han registrado más de 41.300 muertos y dirigió una pregunta aludiendo a Israel sobre el futuro que les espera después de la guerra: “¿Cómo puede aceptar el mundo el futuro de un Estado (Israel) que incluye un gran número de palestinos sin ninguna libertad, derechos ni dignidad?”, pregunta que generó el aplauso generalizado de los asistentes. Y afirmó: que “nada puede justificar el castigo colectivo en Gaza”. Reclamó la gran impunidad de los países que hacen lo que quieren sin detenerse a considerar las vidas de las personas ni sus derechos humanos. Advirtió que, si esto no cambia, la fragmentación será inevitable y las instituciones globales perderán su legitimidad, credibilidad y eficacia. Ciertamente, pues la ONU es el organismo más criticado por su ineficacia y por no solventar los conflictos internacionales que se le han ido de las manos.
Y efectivamente, la impunidad es un flagelo que ataca a todo el orbe, gracias lo cual la delincuencia organizada ya se ha apoderado de naciones enteras, sólo ver África o algunos países de América. El problema no sólo es de un país sobre otro, sino al interior de muchas naciones.
Guterres, cuya sede se encuentra en el continente americano, curiosamente eludió señalar la tragedia que vive este continente, en donde se han registrado miles y miles de muertos, sólo en México van más de 198,000 crímenes por parte de la delincuencia organizada; en Haití la situación es todavía peor, pue el país literalmente está en manos de las pandillas; qué decir de Venezuela con su crisis humanitaria, donde millones mueren de hambre bajo una dictadura; o el régimen de terror por la dictadura en Nicaragua, donde no existe división de poderes y el Poder Judicial, en manos de sandinistas, es utilizado para perseguir a cualquiera que se oponga al régimen, donde la persecución religiosa ha llegado a límites insospechados; o Cuba, la eterna dictadura, donde millones de personas viven aterrorizados por los servicios de inteligencia que vigilan no haya sublevaciones, etc., etc…
Respecto al cambio climático dijo que el mundo va comprendiendo que un futuro sin combustibles fósiles es más seguro, aunque la transición tardaría un poco, pero hizo una crítica a las empresas petroleras que viven de los subsidios amasando grandes fortunas, mientras que la mayoría sufre las consecuencias de la “catástrofe climática”.
Al referirse a la IA señaló que va a traer un cambio radical, pero cuestionó si eso traerá más libertad o llevará a un mayor conflicto, para estar mejor informados o a ser manipulados con más facilidad, pesto que muchas compañías han logrado un gran poder sobra la IA sin la menor supervisión, un tema que ya se ha vislumbrado en todos los países, pues la falta de mecanismos normativos ha quedado atrás con la evolución tan imprevista de esta nueva tecnología.
Sobre todo esto, ha quedado claro que si bien la ONU plantea los problemas más graves del planeta, la toma de decisiones sobre acciones concretas queda sólo en un discurso para mover conciencias de líderes inmóviles cuya buena fe se diluye a su regreso.
Muy relevante fue la intervención del presidente norteamericano Joe Biden, en su última participación ante la Asamblea de la ONU, cuando el tiempo de hacer algo se le terminó, mostró su optimismo sobre los desafíos que enfrenta el mundo, como la guerra, el hambre, el terrorismo, la creciente migración de millones de personas, la crisis climática y el riesgo de la democracia, por lo que hizo un llamado a la paz. Y refiriéndose a su renuncia a la candidatura presidencial, se dirigió a los líderes ahí reunidos para decirles “algunas cosas son más importantes que mantenerse en el poder…. Estamos aquí para servir a la gente, no al revés”. Más directo, imposible. Pero la realidad nos muestra lo contrario, porque el afán de poder domina al hombre común, sólo la grandeza puede aspirar al bien superior de la humanidad.
Biden habló de su diplomacia con Vietnam, calificándola como un “testimonio de la resiliencia del espíritu humano y la capacidad de reconciliación”, y que los dos países ahora son “socios y amigos”. Y afirmó que esto es una prueba que incluso desde los horrores de la guerra hay un camino y todo puede mejorar. Asimismo mencionó la “dolorosa” decisión de poner fin a la guerra en Afganistán, que dejó muchos muertos durante la caótica salida de las tropas de ese país, vidas perdidas en las que, confesó, pensaba todos los días.
De la guerra en Ucrania instó a no abandonar a ese país invadido ilegalmente, afirmando que Rusia ya ha fracasado.
Al referirse a China afirmó que su país estaba listo para reanudar la cooperación bilateral, teniendo muy en cuenta los principios de los EEUU.
También pidió moderación en la guerra de Israel contra Hezbollah, puesto que nadie desea una guerra a gran escala y para él una salida diplomática aún es posible, en donde es necesario hablar sobre el aumento de la violencia contra palestinos inocentes y establecer condiciones para una salida que favorezca un mejor futuro para ambas partes, que incluye una solución de dos estados donde se pueda vivir con seguridad y paz, en un pleno reconocimiento mutuo, con relaciones normalizadas, estableciendo condiciones para que los palestinos vivan con dignidad, seguros y contando con la autodeterminación de un estado propio.
Cabe señalar que, en vísperas de la reunión anual, la semana anterior, los miembros de la ONU votaron con una gran mayoría, para exigir que Israel ponga fin a su ocupación de los territorios palestinos en un plazo de 12 meses. Esta votación se produjo después de que el pasado julio la Corte Internacional de Justicia, máximo tribunal de la ONU, estableció que la presencia de Israel en la Ribera Occidental y en Jerusalén Oriental es ilegal y pidió a Israel salir de los territorios ocupados, tras décadas de que los palestinos han reclamado su legítimo derecho a ellos para la formación de un futuro Estado.
En su intervención, Biden pidió también el fin de la guerra en Sudán y advirtió sobre los peligros de la inteligencia artificial, por lo que dijo que había necesidad de “nuevas perspectivas” y la necesidad de expandir la membresía en el Consejo de Seguridad de la ONU, afirmando que juntos son más fuertes que solos.
Muchas intervenciones de líderes mundiales, de las cuales hablaremos después, porque traducen posicionamientos que definen la geopolítica global.