Referirse al Sr. Magistrado Don Maurilio Domínguez Cruz, es algo muy arduo de expresar, sin embargo; hablar de la calidad de impartidor de justicia que fue, le resulta a la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México A.C., una muestra muy placentera de realizar. Comenzaremos agradeciendo la sugerencia que nos fue dada por el C. Juez de Control Joel Garduño, de poder escribir unas líneas a vuela pluma para resaltar el prestigio del cuál goza el magistrado de referencia, por el gran reconocimiento y aprecio que se le tiene por su forma de probidad y grandeza al impartir justicia en el ayer, dicho letrado siempre fue y ha sido guía y luz a lo largo de la trayectoria de muchos jueces que siguen su ejemplo.
¡Qué décadas de brillante impartición de justicia; donde la toga y birrete de Don Maurilio Domínguez marcaba la magnificencia y gloria de nuestros recintos de Justicia de la ahora Ciudad de México; las audiencias que siempre presidió y las sentencias que dictaba eran poemas jurídicos dignos de ese brillante intelecto!, pero sobre todo, cómo marcó a muchas generaciones de impartidores de justicia afín de dar luz y fuerza a nuestros tribunales penales.
Sus casos siempre fueron resueltos con ponderación y sin jamás aceptar presiones de obscuros fenómenos de corrupción, ellos nunca serán olvidados. Como litigantes existieron generaciones que abrevaron de sus enormes erudiciones; ese señor siempre fue juez y magistrado de gran altura jurídica. Nuestra Ciudad Capital sabía que contaba con una toga que con su habilidad podría anular las injusticias y dictar la justicia con firmeza y determinación.
El aforismo iura novit curia (la curia conoce las leyes) no solamente era una regla de Derecho Procesal, para esa toga significaba la obligación de encontrar de oficio la norma que correspondía al hecho, sin esperar a que nadie se lo indicara, era su regla de corrección forense, su sentimiento y amor por el Estado de Derecho, era su único interés de impartir justicia en las causas que le tocaron conocer, ello lo convirtió en enseñanza para muchos actuales jueces de control, su buena educación imprimió huella a seguir.
Hoy ese juzgador sin par ha cumplido ochenta años, por lo mismo el Colegio Nacional de Abogados Foro de México, se une al festejo expresando: Que sea muy larga su permanencia entre nosotros. Sibi terra levis.
Es cuanto.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz
Presidente de la Academia de Derecho Penal
Del Colegio Nacional de Abogados Foro de México.