Historias para Armar la Historia
Primera de dos partes
Ramsés Ancira
El próximo sábado seis de junio de 2021 se realizarán las elecciones más competidas en la historia del país. Cuatro días después se conmemora el 50 aniversario del genocidio que ha pasado a la historia como “halconazo”, un crimen que fue planeado por el presidente Luis Echeverría con pleno apoyo del Partido Revolucionario Institucional.
Menos de tres años antes el presidente Gustavo Díaz Ordaz, presentó un informe de gobierno que fue interrumpido de pie, obsesivamente, por una mayoría de diputados priistas, al tiempo que el Ejecutivo gritaba que tenía la facultad de. “Disponer de la totalidad de la fuerza armada permanente o sea del ejército terrestre, de la marina de guerra y de la fuerza aérea para la seguridad interior y defensa exterior de la Federación.”
La fuerza y continuidad con la que aplaudieron los “representantes populares”, son comparables a la histeria con la que los nazis aplaudían a Hitler 30 años antes.
El entonces secretario de Gobernación debió sentir que se le abrían las puertas del cielo. Luis Echeverría sacó de las cárceles militares a soldados acusados de violaciones tumultuarias, de ejecuciones y otros delitos graves. Les puso un guante blanco y formó batallones que, en Tlatelolco, dispararon por igual contra soldados y estudiantes.
Reclutó también a estudiantes de vocacionales, muchos de ellos jóvenes con fuertes resentimientos sociales por haber vivido una infancia de miseria y maltratos. Los entrenó en artes marciales y así nació la semilla de los Halcones.
Antes de esto Díaz Ordaz había dicho: “No admito que existan presos políticos”; pero agregó que si alguien los encontraba “giraría de inmediato las órdenes de libertad”.
51 años después la Secretaría de Gobernación en México, tras presiones de la Organización de las Naciones Unidas, declaró que George Khoury Layon es un preso político.
Khoury está acusado de haber asesinado a la Santísima Trinidad, encarnada por un hombre con tres actas de nacimiento y tres números de CURP, Hugo Alberto Miranda Torres, Hugo Alberto León
Miranda y Hugo Alberto Wallace Miranda. Han pasado ya 16 años desde su desaparición, pero seguramente se trata de una entidad eterea porque ninguno de los tres cuerpos ha sido encontrado.
El 7 de diciembre de 2020, el presidente López Obrador dijo que estaba harto de estos casos de fabricación de culpables y ordenó que la Secretaria de Gobernación los resolviera. Tal y como no lo hizo Díaz Ordaz, López Obrador tampoco ha girado de inmediato las órdenes de libertad de este preso político.
De una buena vez le voy a decir, que no creo que la solución sea no votar, todo lo contrario, la intención es sugerirle que no lo haga a ciegas, que no le crea a ninguna candidata o candidato solo porque representa a un partido. Que revise si puede, y sí puede porque existen herramientas para ello, la experiencia, capacidad o representatividad que tiene esa persona. Si ya ocupó un cargo público, ver si lo terminó, o si saltó como chapulín a otro espacio antes de que se terminara de roer el hueso del presupuesto público, y si es alguien nuevo, si realmente tiene propuestas útiles para su comunidad.
El Instituto Nacional Electoral es como la democracia, no sirve, pero es lo mejor que tenemos. La razón de que no sirva es porque está integrado por representantes que cobran en los partidos políticos; pero de eso a lanzar mensajes como el de Ricardo Salinas Pliego, empresario consentido de la familia Salinas de Gortari y del actual presidente López Obrador, en el sentido de que el INE debe morir, hay una enorme diferencia.
Eso, que deberían morir, es exactamente lo mismo que pensaron los que han asesinado hasta el 26 de mayo, a 34 seres humanos, hombres y mujeres que aspiraban a un cargo público. El 89 por ciento de los crímenes fueron perpetrados contra personas postuladas por partidos distintos a los que hoy gobiernan.
Cualquiera que sea el caso, parece muy evidente que esos partidos, al menos a nivel local, ya están apalabrados con el crimen organizado, por lo que un primer filtro podría ser ese. Sí en su distrito electoral mataron a un candidato parece de sentido común que no vote por el partido que actualmente tiene el poder.
Casi ningún partido político grande se salva de su falta de compromiso con la democracia, por eso, más que en colores, hay que pensar en personas: El Partido del Trabajo, fundado en 1990, no tiene un presidente, tiene un dueño que se llama Alberto Anaya; el PRD tuvo muchos fundadores, Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Andrés Manuel López Obrador y Heberto Castillo, sin embargo, tiene más de 12 años controlado por la secta que encabezan Guadalupe Acosta Naranjo, Jesús Ortega y Jesús Zambrano, mejor conocidos como los Chuchos.
Al principal activista, promotor y defensor del PRD, Fernando Belaunzarán, prácticamente le dieron una patada en el trasero y lo arrojaron al PAN, donde competirá por una alcaldía en la que no vive.
En Morena se celebraron tres encuestas para decidir quién sería el presidente del partido, las dos primeras las ganó Porfirio Muñoz Ledo, pero tiraron línea y se hizo una tercera encuesta, hasta que ganó el más disciplinado, Mario Delgado quien encabeza el Movimiento desde 2020.
En su biografía en la Wikipedia Mario Delgado es señalado como integrante de la secta Nxivm que está sujeta a investigación judicial en Estados Unidos desde 2018.
Mario Delgado dijo que solo tomó cursos, pero se desenmascaró cuando impuso como candidata de Morena a la gubernatura de Nuevo León a Clara Luz Flores, quien también dijo que sólo tomó cursos de superación personal, pero negó conocer al líder de Nxivm, Keith Raniere. Semanas después publicaron un largo video, en donde se les ve juntos.
Cabe decir que los cursos de Nxium no eran para aprender idiomas, artes, ciencia o política, sino para proclamar la superioridad y el dominio sobre los demás, como ocurrió en los años 30 con la raza aria.
Mario Delgado ha sido acusado de un tremendo desaseo en la selección de candidatos, prefiriendo las alianzas con gente de otros partidos, que con los fundadores del suyo.
Este es el caso de los candidatos migrantes, quienes acusaron a Delgado de imponer cachirules, esto es, a personas que ya no residen en Estados Unidos y por lo tanto no serán de utilidad para defender a los mexicanos que radican en el extranjero.
De igual manera se le acusa de haber hecho una alianza con la Unión Democrática de Coahuila, en el norte del Estado. El Instituto Electoral de la entidad consideró que esta coalición era ilegal, pero entonces decidieron usar como prestanombres de los líderes a un mesero y a un músico, que no es que no tengan derecho a ser diputados federales, sino que de acuerdo al empresario Mario Dávila Longoria, creador de un proyecto regional para aumentar los salarios, el turismo y la producción agrícola e industrial, serán simples empleados de los líderes de la UDC.
Finalmente, los municipios que fueron gobernados por esta Unión, a pesar de la riqueza que les genera la frontera con Estados Unidos, dejan una deuda millonaria, que no heredarán otros municipios gobernados por el PRI o el PAN.
Por supuesto la decisión de la cuarta transformación de poner como presta nombre de Félix Salgado Macedonio a su hija Evelyn Salgado Pineda, quien nunca ha ocupado un cargo de elección popular y que, a pesar de ser abogada egresada de una universidad religiosa, es incapaz de sostener un debate político, tampoco ayuda. Lo que hace Evelyn es equivalente a querer estudiar un post doctorado sin haber acreditado la preparatoria. Estos hechos equivalen a una sucesión monárquica que nada tiene que ver con una República Federal.
De los valores morales del Partido Acción Nacional, también habla el hecho de que al serle retirada la candidatura a Miguel Ángel Yunes, para gobernar el puerto de Veracruz, lo sustituya su esposa, también abogada, Patricia Lobeyra Rodríguez.
Salgado Pineda es egresada de la Universidad Lasalle, y Lobeyra de la Cristobal Colón fundada por los padres escolapios, así ninguna de ellas parece tener mucho amor por la educación laica.
Por cierto, el clasismo del PAN, afloró hace pocos años cuando la rubia ex participante de concursos de belleza publicó en sus redes sociales este mensaje: “No te preocupes, que votar por López Obrador no te va a quitar lo naco”.
Los casos de Veracruz y Guerrero nos remiten al año 1492, con el lema de los Reyes Católicos: Tanto monta, monta tanto, que se podría traducir al español contemporáneo como “Da lo mismo Chana, que Juana”.
Para terminar con la primera parte de este análisis quiero contarle algo bueno, justo y ético. Este año de 2020 por primera vez podrán votar las personas que se encuentran en prisión preventiva. El Instituto Nacional Electoral determinó que debe prevalecer la presunción de inocencia de las personas que no han sido sentenciadas y que en cientos de casos han resistido torturas, pero no se han declarado culpables.
La pregunta es por quién votarán estas personas y sus familiares, si da lo mismo que gobierne Calderón, Peña Nieto u Obrador porque igual los extorsionan, los golpean y los humillan en prisiones federales y locales. Como votarán si quienes los torturaron como policías cuando fueron procuradores de la República, Eduardo Medina Mora y Marisela Morales; hoy son fiscales en la administración de Claudia Sheinbaum.
Cómo parte de mi experiencia, le quiero contar que fui el primer periodista en México que transmití en vivo los pormenores de un fraude electoral, en el momento mismo en que se cometía, pero esto tendrá que esperar a la segunda parte de esta entrega.