- Cuauhtémoc: Candidatura o Fuero
Quédate con los honores, presidente, que cuando termine tu mandato, yo me quedaré con la impunidad. Carlos Monsiváis
Las personas que asisten a la casa de campaña de Calzada de los Estrada, la de Margarita González, deben dejar en la entrada su aparato telefónico. El teléfono móvil es considerado así un arma política y su poseedor, un enemigo encubierto si graba lo que diga la candidata o toma fotografías.
Quien asiste, invitado o visitante, es tratado como sospechoso de poder conspirar contra la exsecretaria de Turismo del gobierno de Cuauhtémoc Blanco y, con ello, dañar su campaña electoral.
El día que se cayó Bellis Perennis y tuvieron que suturarle el labio —«Le cosieron la boca»—, la versión no salió sino de su equipo compacto. Tuvieron que cancelar una reunión y decir que había ingresado al hospital. De inmediato, tranquilizaron a todo Morelos: «Está bien». Es probable que desde entonces se hayan tomado medidas contra las filtraciones a la prensa y requisar los aparatos telefónicos.
Si ahora que no es nada, siempre lo ha sido, y que nunca ha ganado nada, tiene comportamiento hostil con electores potenciales y aliados —«Soy fifí de nacimiento, pero chaira de corazón»—, imaginar cómo será como gobernadora, si gana, es tan fácil como adivinar si Cuauhtémoc Blanco es honesto o deshonesto. Que vayan adquiriendo más arcos metálicos en Palacio de Gobierno, vallas y equipo antimotines…
Dentro y fuera de su casa de campaña, la candidata presume la construcción de su discurso de campaña sin propuestas ni promesas ni compromisos: «Vamos 30 puntos arriba». Sus servicios de inteligencia no han notado que, al desvelar esa versión, está enviando Margarita el mensaje a todos de «No te necesito», «Ya gané sin ti», «Llegaste tarde», «Se cerró la puerta» y «No tienes cabida», para alegría de Lucy Meza y Jessica Ortega.
A 10 días de iniciar la campaña por la Gubernatura de Morelos, González repite esa mentira mil veces, por consejo de Goebbels o del Sanz de Margarita, Javier García, el Gato, coordinador general de la campaña, como se presenta, para ver si es aceptada como verdad. Toda propaganda necesita un líder. Sin líder, no hay masa. Sin prender la candidata ni levantar su campaña —la inició con el informe de gobierno cuahtemista en Plaza de Armas—, no hay 30 puntos.
No va arriba ni tiene 30 puntos más. Allá Bellis si se la cree y le hace caso a su diablito al hombro. En la oficina de arbitraje electoral cualquier ciudadano puede solicitar que González documente fehacientemente la información de los resultados científicos de la casa encuestadora, si tiene registro y si cuenta con el respaldo de la autoridad, para que no quede en vulgar mentira o en acto punitivo de inducción del voto.
letraschiquitas
El constitucionalismo prohíbe la elegibilidad de un candidato a diputado federal, siendo gobernador [artículo 55], porque además es jefe de Policía. Una de dos sopas para Cuauhtémoc Blanco: candidatura o fuero, no ambas. Para ser candidato, el peladito de Tlatilco debió separarse del cargo 90 días antes al día de la votación. Si acata la orden de arbitraje electoral, de separarse ipso facto del cargo, pierde la inmunidad constitucional y puede ser sujeto de judicialización. El zar anticrimen Uriel Carmona se relame los bigotes, pero también la Legislatura 55 —sobre todo los diputados Pancho Sánchez y Agustín Alonso chico, porque saben que para todo lo demás existe MasterCard—. La Sala Superior pudo, pero no quiso anular el premio de Palacio Nacional al exfutbolista y actor cómico de Televisa, al dejarlo sin banco en San Lázaro y, en contrario, le otorga tres años de impunidad.