Norberto Amaya A. /// Ciudad de México, a 13 de noviembre de 2017.
“-Nos volveremos ceniza en esta casa sin hombres, pero no le daremos a este pueblo miserable el gusto de vernos llorar.” (Úrsula) Gabriel García Márquez.
Está haciendo frío y la madrugada llega sin sentir las horas, somos parte de una ciudad, un pueblo, de una historia. Somos vida y sabemos que estamos, no importa el lugar, a final de cuentas el planeta es el mismo y vivimos la globalidad y asistimos juntos al abismo o al camino de la tierra. Somos parte del todo. Como dicen los que se dicen ser amigos: “mañana será otro día”.
No hay plazo que no se cumpla o tiempo que no haga efecto, ya nos vimos y nos vemos, así pasa con el sistema político y económico, los que están adentro, no atienden o escuchan a los que estamos afuera. El grito de millones no les ensordece, pareciera un teatro en vivo, pero faltando los actores especiales. Son entonces dueños del títere o payaso en turno- Siguen manejando los lazos del poder- ¿Qué vas a hacer?
Se acercan los tiempo, el invierno ya inició, somos parte de las heladas y de la pelea ciudadana, pues no podemos – ni debemos- quedarnos callados, por eso somos las voces de hoy, para repensar el pasado y obligar a otros a vislumbrar el futuro, sin dejar de lado el presente. Somos esencia de patria y reclamamos un espacio, pequeño, de nación y derecho a la vida. Si nos dejan, vamos a inaugurar otro ciclo de oportunidades y derechos. ¡Dejen hacerlo. por favor!
La partidocracia impone, los intereses se acercan, todos se reúnen y platican a todas horas pues saben que el cambio les puede ayudar o afectar. La clase política o los “arrodillados” a los monopolios entienden que deben asistir a esas reuniones o por lo menos, mandar representantes. Saben que pueden perder, y buscan ansiosos la forma de ganar. Es la ingrata tarea de tener el control y usar los espacios que la vida les da, para ganar e imponer.
La economía de México está en manos de mercaderes, pues a final de cuentas, tanto Meade, como Videgaray Caso o el Director del Banco de México (Agustín Carntens) tienen compromisos con la plutoracia o la democracia del dinero. Todos se juntan para defender sus intereses. Sólo los pobres y desarrapados, se vuelven a rasgar vestiduras y se lanzan insolencias para defender lo que no tienen. Somos lo que hacemos y actuamos como pensamos. Se va la vida…
En éste periodo, hay que justificar lo que podemos hacer, ya sabemos que la vida no perdona y que tampoco los “tibios” nos van a ayudar, pues son los primeros en correr y acomodarse. La propuesta del campo y la ciudad es forma y esencia, todo programa debe contener análisis y una radiografía regional, estatal, municipal o internacional. Hay que jugar con los datos , menos con la gente. Somos parte del todo. La sociedad está esperando propuestas y respuestas.
Enrique Peña Nieto (EPN) llegó al poder de la mano del “Grupo Atlacomulco” y en alianza con el PAN y sus socios ( Fernández de Cevallos, Calderón. Televisa, etc.) supuestamente para reiniciar una reconstrucción nacional, así lo han hechos y son los que nos están dejando un país en ruinas y con almas desoladas. La violencia se vive y se siente. No dejemos ya que eso sea parte de la vida cotidiana. Apostar por sacar a los corruptos del poder, es una garantía elemental. Tampoco permitamos que los nuestros (¿aliados?) quieran aplastarnos. Somoss o no somos. Hay que cambiar de fondo para ganar la presencia y defender el derecho elemental al trabajo y producir para los nuestros. Así vamos unidos por lo que queremos definir, un nuevo rumbo de nación. Sin dobleces o medias tintas.
En las regiones y municipios, nuestra gente da la batalla cotidiana, llámese: Mario;Onofre, Maribel:John,:Eduardo,:Alejandro;Cuitláuac o ; Jaiver. etc. A veces las denostaciones o los agravios nos enfurecen, pero hay que reclamar paciencia, pues el ejercicio del poder debe corresponder a la entrega de una justicia para todos. Somos lo que queremos ser y aspiramos a vivir. Vamos entonces a ganar el derecho a existir.
Reflexiones. Hay gustos duran un día y otros que se vuelven festejo. Mejor hagamos lo prudente para vivir con alegría y contenido, todos los días. Las épocas nos delatan y los tiempos se vuelven dialécticos. Vamos entonces a sumar y a multiplicar. ¡Vamos con una esperanza de patria!
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