Claudia Rodríguez
Lo que los habitantes del Estado de México viven en estos arduos días de campaña para los partidos políticos, sus candidatos y sus equipos, es por un lado escuchar de manera repetida las promesas y los discursos para ser convencidos de otorgar el voto, pero también se enfrentan a técnicas de manipulación del mismo sufragio por algunos que juegan sucio, mientras la Fiscalía Especializada de Delitos Electorales (Fepade), está ocupada parece que en su totalidad, con el asunto de la señora Eva Cadena de quien se ha publicitado su modo de recibir miles de pesos y hasta dólares, sin tener certeza para cuál fine.
Mientras unos hacen proselitismo limpio, otros engañan, manipulan, falsifican o violentan el proceso electoral.
Seguro el acarreo, la cargada, las carnitas o la torta, la catafixia o el cambio de actas estarán presentes el día de la elección para gobernador, el próximo domingo 4 de junio, pero también es una realidad que desde ahora algunos candidatos con el respaldo de su partido, intentan comprar el voto o modificar la intención del mismo, con la entrega de bienes y dinero.
Pero hay quienes han ido a más.
Servirse de la tecnología para programar un robot digital que en horas de la madrugada y no en el día, nunca en horas hábiles, suene el teléfono fijo de casas, oficinas y hasta comercios para que al levantar el auricular se escuche una grabación con la voz de Delfina Gómez candidata de Morena al gobierno mexiquense invitando al voto y ofertando cambios; es de plano, una mala idea de quien la implementó.
He de decir, que aunque la candidata Gómez ya se ha deslindado de tal despropósito, hay ciudadanos que han sido víctimas de esta situación y dicen, no votarán por Morena de ninguna manera.
Los ciudadanos tenemos que tener la mente abierta, porque el voto ahora no sólo se compra sino que hasta se intenta su manipulación, valiéndose hasta de la tecnología, con lo que igual se afecta las características del sufragio: universal, libre, igual, secreto, directo e intransferible.
Al final, los partidos políticos y sus candidatos en campaña, saben que el desprestigio compra votos a favor de quien lo promueve en contra de su adversario.
Por supuesto que programar un robot telefónico para originar la animadversión de quien se escucha la voz, es sin duda, fraude electoral.
Acta Divina… Delfina Gómez, candidata al gobierno del Estado de México por Morena, se deslindó de las llamadas telefónicas en la madrugada, al advertir que nunca contrataría un servicio que dé tal molestia a los mexiquenses y señaló: “Sabemos que en el PRI están desesperados, ya no saben que inventar en mi contra”.
Para advertir… Un escándalo en redes sociales.
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