La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Ya nada más falta que de político de vitrina pase a ser de vitral en el Café Tacuba
Nunca en su carrera política, Manlio Fabio Beltrones, había sido humillado de la forma en que lo ha hecho ‘Alito’ Moreno, el sonorense luce torpe ante la embestida del nuevo cacique priista, quién se dio el lujo de llamarlo ‘político de vitrina, falto de reflejos’.
Después de correrlo, ante el lamento de Beltrones, Moreno le restriega en la cara que, gracias a él, llegó al Senado y su hija Sylvana a San Lázaro, con lo cuál aniquila las acusaciones del alumno de Fernando Gutiérrez Barrios: ¿con qué autoridad moral acusa al campechano de ‘n’ cosas, si al final negoció con él las posiciones?
En este sentido, Manlio no entiende que no debate con Muñoz Ledo o Reyes Heroles, por el contrario, está en medio de un pleito de verduleros y su estilizada retórica le sirve para un carajo, es decir, se mueve en un terreno ajeno a sus menguadas habilidades.
El actual líder priista, haiga sido como haiga sido, salió a flote del embate de la 4T, negoció por debajo del agua y no sería raro que, algún día, se comprobara que todo este tiempo fungió como un ‘topo’, contratado por el régimen para desarticular a la oposición.
Así pues, Beltrones debe repensar su estrategia de acuerdo a verdadera posición de fuerza, de nada le sirve el ‘nombre’ o se reinventa o será la delicia de los Máynez y los Cárdenas, ya que, parafraseando al ‘Tlacuache’ Garizurieta: vivir del recuerdo, es vivir en el error.
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